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lunes, 2 de diciembre de 2024

©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN PRESENTA : PEDRO PABLO LILLI - "EN BLANCO Y NEGRO"

 

ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Cuentos y Relatos Presenta a... 


PEDRO PABLO LILLI


"Artista de Atrapados por la Imagen"


en...


"EN BLANCO Y NEGRO"


Ilustraciones: Pedro Pablo Lilli


TRABAJO INÉDITO


EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN

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REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL

EDITORIAL  ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio gratuito dedicado a difundir...


¡El arte de todos!









"EN BLANCO Y NEGRO"

PEDRO PABLO LILLI


Cuando bajé del tren, todo en la Estación era en blanco y negro. Un hermoso blanco y negro. La enorme y moderna estación, los carteles publicitarios, las valijas, las camperas de sky de los jóvenes partiendo hacia la montaña, todo en perfecto blanco y negro.

— Evidentemente esto es lo más nuevo, la tendencia — pensé — De este país ya no me asombra nada: rico, sobrio, ecologista... le ganó la carrera a China en la eliminación ambiental de colores que, sinceramente, no sabía que existiese.

Ya en la fila para tomar un taxi, me concentré en los detalles para corroborar la calidad técnica de los resultados. Me detuve en los pelos muy cortitos de la nuca del pasajero que me antecedía. El hombre, de abrigo y sombrero gris, dejaba al descubierto una pequeña muestra del cuello. 

Durante el traslado al Hotel, elucubrando sobre cuál podría ser el fundamento para llevar todo al monocromo, se me ocurrió que, probablemente, los colores provoquen, no solo contaminación visual, sino también graves consecuencias para la salud. No olvidemos que me encontraba en el país con la industria farmacéutica más importante del mundo.

Mirando la ciudad por la ventanilla comenzó a gustarme el degradé monocromático: resalta efectos especiales que muchas veces los colores atenúan y, al mismo tiempo, no modifica su funcionalidad. Los semáforos, por ejemplo, organizaban el tráfico perfectamente con tres tonos de gris sin necesidad de recurrir al rojo-amarillo-verde que complica a los daltónicos.

Llegué a una conclusión:

— Guste o no, éste es el Futuro.

 

II

— Entre las numerosas virtudes que nos reconocen a los nacidos bajo el signo de Capricornio se cita la capacidad de adaptarnos fácilmente a los cambios — me dije riendo, cruzando la puerta del hotel. Mientras deshacía la valija, ordenaba la ropa y preparaba el baño, acepté con gran naturalidad que también mi persona y mis cosas hubiesen tornado al blanco y negro. En el fondo, solo se trataba de una mimetización transitoria. Regresado a casa todo volvería a ser en full color. 



III

A la mañana siguiente el primer mensaje que apareció en el celular era de mi jefe:

— ¡Buen día! Estoy convencido de que traerá buenos negocios y contactos. Beba buena Cerveza también por mí. Saludos.

"Idiota" pensé mientras me levantaba. "Se cree que así me motiva". Ese hombre tenía la capacidad innata de ponerme de malhumor. A mi alrededor todo seguía en blanco y negro, pero no el hermoso blanco y negro de la primera impresión, sino un tedioso, insulso, agobiante blanco y negro: el cubrecama, las pantuflas, la cortina, el patio interior con los aires acondicionados, el cielo con sus nubarrones. Todo en un blanco y negro con luz gris.

La Expo abría a las nueve, pero había que estar una hora antes para acomodar el stand, con muestras, folletos, brochures técnicos, planillas de registración, etc.

Me encontraría con colegas de otras filiales, no solo de la casa madre en USA, sino también de Europa y Asia, esclavos de lujo como yo, limones que se exprimen a fondo y se tiran cuando dan poco jugo.

"Espero que este año hayan venido lindas mujeres como en aquella edición inolvidable" me auguré.

En el comedor los encontré, desayunando. Nos reconocimos entre todos por el estúpido uniforme que nos dieron esta vez. Afortunadamente todo era en blanco y negro porque intuía que a colores, esa ropa, luciría ridícula. "¡Solo hombres!", me dije mirando a mis colegas de otras latitudes.  Había dos o tres chicas pero, no... nada que valiera la pena, desgraciadamente.

— ¿Te vas a comer todos los huevos revueltos? — me preguntó una de ellas, plato en mano, viéndome que me servía una abundante porción frente a la mesa del self service.

— Sí. Porque soy muy malo.

— ¡No tanto como yo! — respondió, tenedor en mano, amenazando robarme la comida con gesto divertido.

Nos largamos a reír.

No era tan fea, al contrario, pero en colores hubiera estado mejor.  Era canadiense, de la filial de Toronto, perfumaba a Nina Ricci y se llamaba Denise.

 


IV

La Expo duró cinco extenuantes días, en deprimente blanco y negro con luz gris. El evento, en sí, fue exitoso, tanto por la cantidad de expositores, como por las novedades que se presentaron, el número de visitantes y operaciones que se activaron. En nuestro stand no dábamos a basto en atender a los clientes consolidados o potenciales. Nos turnábamos para ir a almorzar algo rápido, de pie, en uno de los bares de la feria y luego regresar al ruedo. Terminada la jornada, un microbus nos reconducía al hotel. El cansancio no invitaba, al menos a mí, a salir de jarana como en  años anteriores pero creo, que era algo generalizado. Salvo los más jóvenes, nos quedábamos todos a cenar en el comedor del hotel. Se comía bien, pero lamentablemente en blanco y negro. La canadiense con las otras  compañeras se sentaban juntas en una mesa y no parecían muy proclives a compartir una trasnochada. No eran bobas promotoras, eran ejecutivas de ventas, como el resto de la comitiva.

Una de las noches me quedé en el bar para relajarme con un whisky, mientras en el televisor pasaban un documental del National Geographic o algo parecido, en alemán. Mis colegas, algunos salieron, otros se fueron a dormir. En un rincón, Denise trabajaba sobre su notebook acompañada por una taza de té digestivo. Cuando terminó se acercó a saludarme.

— ¿Un whisky?— le pregunté.

— Mmmm... mejor un Jägermeister — aceptó la invitación, sentándose en el sillón de al lado.

 —Te vi muy ocupada. ¡No me digas que ya pasaste el parte de estos días a tu oficina!

 — Necesito una respuesta para mañana. Estoy cerrando una operación importante: la provisión de  170 MK-4 SL.

— ¡Ascenso garantido!

— No está dicho. Sabés cómo son... pero sí, supero el objetivo de este año, ampliamente.

Estuvimos dos horas hablando de trabajo hasta que el cansancio del largo día laboral se hizo sentir.

— Finalmente, no hablamos de lo más importante: de nuestra vida personal - acoté

— Es cierto, pero lo dejamos para otro momento, es tardísimo y tenemos que madrugar.

— Mañana es el último día...

— Para la noche, previeron cena a lo grande y baile para todo el grupo.

— ¡Divertido! Somos casi todos hombres...

— Supongo que en el lugar habrá comitivas de otras corporaciones.

— ¿Y si nos vamos por nuestra cuenta?

— No corresponde — rió a la defensiva — Organizaron una fiesta para agasajarnos. Sería descortés no ir. Además — agregó irónica— : No debo, estoy en pareja.

— Bueno, si es por eso, yo también.

— ¿Funciona bien?

— En blanco y negro. ¿La tuya?

— Era de rutilantes colores. No sé cómo fue que, hoy, lucen muy pálidos y desteñidos... Me voy a dormir. Te veo mañana.


V

El despertador sonó poco después de que llegara un mensaje del idiota:

— ¡Buen día! Espero que la Expo nos brinde frutos jugosos. Por favor, no deje de entregar a Dieter el presente que le envié. ¡Por favor! Saludos.

Hizo bien en recordármelo, porque aún lo tenía en la valija. Dieter, ya jubilado, había sido Gerente Comercial de la subsidiaria local, y se comentaba, que habían tenido una relación amorosa cuando ambos coincidieron en un stage de capacitación en la Casa madre. Actualmente estaba internado por una cirugía y su estado era preocupante. Tenía claro que mi jefe, el idiota, no podía venir, en lo inmediato, a ver a su amante moribundo: él también era un patético limón en blanco y negro, víctima y victimario a la vez. Decidí que saldría una hora antes de que cerrara la Expo para ir  al Sanatorio.

La jornada dentro de la feria fue menos pesada de lo esperado y resultó muy productiva. Regresaría con un discreto botín de oportunidades concretas a breve término, que me permitirían alcanzar holgadamente los objetivos que la Empresa me había fijado para final de año.

Cuando salí a la calle llovía, en un tedioso, ya insoportable blanco y negro con luz gris.

Opté por tomar un tranvía y regresar en taxi a la cena institucional. En la cabina de la parada había un jovencito con síndrome de down sentado con un  violonchelo dentro de su estuche que sostenía con las rodillas. Me senté a su lado; al verme, me saludó como si nos conociéramos de siempre e hizo un comentario que, por lo inesperado, me hizo pasar el malhumor :

— La lluvia es buena.

— ¿Te parece? — pregunté curioso de conocer sus fundamentos.

— Le gusta a los pájaros.

— ¿Por qué? — le pregunté: su respuesta me encantó.

— Pueden beber y les aclara la voz.

— Siempre creí que la lluvia le gustaba solo a las plantas y a los campos — lo provoqué, para estimularlo a hablar, porque me fascinaban sus observaciones.

— También. La lluvia es buena con todos.

— Lástima que caiga en blanco y negro…

— ¡No! ¿Nunca viste un arco iris? La lluvia es buena.


Un reciente BMW se detuvo frente a nosotros; de la ventanilla del acompañante se asomó una mujer.

— ¡Sube Hansi! Perdona si nos retrasamos unos minutos con papá.

Partieron y quedé solo en la cabina. La lluvia parecía amainar y las luces nocturnas se reflejaban en el pavimento mojado de la calzada. "Es buena también con los semáforos" continué mentalmente el diálogo con Hansi. Me detuve sorprendido: ¡estaba viendo en colores! ¡En colores! Me puse de pie, salí de la cabina indiferente a mojarme. Giré sobre mí mismo para constatar el regreso triunfal de los colores...Eché a correr por las vías, feliz, hasta la próxima parada. "Hansi, gracias Hansi!" Llegó el tranvía, había pocos pasajeros: uno con campera roja, una muchacha pelirroja junto a otra que apoyaba la cabeza en su hombro con el cabello teñido de azul...Era yo el gris, el limón en blanco y negro que admiraba o imaginaba los colores, en soledad,  frente a un cuadro, en vez de colgarse una mochila de trekking y recorrer los senderos Kollas entre cerros de siete colores, que amaba en blanco y negro sin lograr nunca un orgasmo full color, el gris que no se animaba a patear el tablero de una vez por todas... "¡Gracias Hansi!".

No pude ver a Dieter. Estaba en terapia intensiva luchando entre la Vida y la Muerte. En vida:¿ conoció los colores? Dejé el recado en la Enfermería.

Cuando volví a la calle, se habían opacado un poco, pero resistían porque, como me hizo notar Hansi, la lluvia es buena.

Llegué al encuentro de la Empresa para los postres. Denise conversaba sentada a la mesa con una de nuestras compañeras. Me acomodé junto a ella con la esperanza de que me hubiesen reservado algo para comer. El camarero, muy gentil, me ofreció todo el menú que devoré esperando que surgiera algo interesante, que no surgió.


VI

Bajé a desayunar mientras la canadiense estaba saliendo a tomar el taxi que la llevaría al aeropuerto. Al verme se detuvo.

— Te dejé un mensaje por Whatsapp ¿Lo viste? Estoy muy justa con el tiempo... — dijo en tanto que el taxista se dirigía al baúl del Mercedes.

— No abrí el teléfono, aún...— respondí.

— No te quedes con quién no te da colores.

— Vos tampoco. 

Me abrazó y subió al taxi que partió rápidamente.


VII

El tren se puso en movimiento con lentitud hasta salir de la Estación. Los colores eran inestables. Iban y venían. La acidez estomacal que sentía, no era debida a la mezcla de café y jugo de naranja del desayuno como yo me quería hacer creer. Me puse en la boca una pastilla antiácido de las que siempre me acompañan.

Tenía que tomar coraje y decidir. El tren ya corría a alta velocidad.



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©Pedro Pablo Lilli

Rosario - Argentina

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16 comentarios:

  1. Me gustaría participar/ mi IG es: fotoartemh. Gracias

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  2. Un cuento distinto a tantos otros anteriores, que no hace serie
    En el relato, ni todos los blancos y negros ni todos los colores son uniformes. Varían reflejando los estados de ánimo del personaje de ficción.
    En la escala cromática, cada color y tono tienen su equivalente en la escala de grises; y viceversa.
    El final del escrito nos deja una clave de lectura. El recorrido de vida organiza el preámbulo a la decisión.
    La decisión es un acto. que nos saca de la indefinición.
    ¿Qué decide, cuando decidimos.?
    ¿Es posible vivir toda la vida en la indefinición, postergando, sin asumir decisiones?
    La decisión tiene consecuencias.
    La indefinición también.

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  3. Es exactamente así. Y a veces se vive con la toxina malsana de no tomar una decisión importante, por algún motivo consciente o inconsciente...Mil gracias Mario!

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  4. Un viaje de trabajo hace tomar conciencia al personaje.
    Cuando siente ser un limón, sin duda vio el color amarillo, pudo sentir que la banalidad acumulado podía decolorar su vida
    Buena metáfora la que nos entrega Pedro P. Lilli para entender que en el cambio puede estar la oportunidad.

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    1. Cuántas veces, el miedo a decidir por un cambio, nos acongoja y nos hace perder -justamente- la oportunidad de crecer o estar mejor con nosotros mismos. Marta, mil gracias!

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  5. Don Pedro Pablo, no deja de sorprenderme con su relato caro amico.
    Pones la industria farmacéutica ( totalmente cuestionada por mi en estos tiempos) entremezclada en esa vida en tonos de blancos, negros y grises, con esa metáfora del limón usado. Me llevaste sutilmente al encuentro con el amor de un niño con síndrome de Down , que con su pureza despierta la conciencia y la percepción de una vida rutinaria gobernada por la indefinición . Relato profundo, visual, con ritmo, sensacional! Gracias!!!!!

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    1. Susi, ese jovencito -llave mágica- con su mirada incontaminata, va escuchado. Me hace feliz, que me hayas leído! Abrazo fuerte.

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  6. PEDRITO.TU NOTABLE CUENTO ME RETROTRAJO A UNA ANECDOTA VIVIDA AÑO 1978..DEL MUNDIAL DE FUTBOL EN ROSARIO.....LLUVIA TORRENCIAL..SALIA DE LA ESCUELA GRAL BELGRANO TARDE CON UNOS TRABAJOS SIN TERMINAR EN OLEOS...VIENTO...TRATANDO DE DOMINAR A ESE CARTON Q BAILABA PELIGROSAMENTE JUNTO A MI ROPA TRATANDO DE MANCHARLA...UN PERSONAJE NOCTURNO AL PASAR A SU LADO...CON UNA VOZ PARTICULAR.DEMASIADO SUAVE ME DIJO..REPITIENDO UNA PROPAGANDA DE MODA....A LA VIDA HAY Q DARLE COLOOOR.!!!!!!!AHHHH.cambie wiskhy x mate.recien lo disfrute a tu relato!!!

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  7. Este comentario no puede ser más que de mi querido Juanito Acosta! Sí!: a la Vida hay que darle color!

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  8. Querido Pablo, tu cuento es una maravillosa historia de vida, donde el personaje, hace tiempo que sin darse cuenta, vive en una zona gris, desconsolado, abatido, desconforme, busca permanentemente algo que lo aparte de este limbo interior. El encuentro con Hansi, fue fundamental, para despertar de su letargo y comenzar a ver la vida en colores. ¡Y aprender que la solución no está en los otros, sino en nosotros mismos! ¡Tomar decisiones no es nada fácil! ¡Lo dice una libriana! Bravo, Pablo, es un placer leerte. ¡¡Las imágenes que acompañan el texto me encantan!! ¡¡Gracias por estar y publicar en Atrapados!!!

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  9. Laura querida! Gracias por hacerme sentir "de la casa" en Atrapados, Editorial que no deja de crecer bajo tu batuta.

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  10. Pablo, querido amigo, qué cuento tan maravilloso y a la vez realista. La realidad que denota es tan simple como la vida cotidiana. No es casual que el protagonista no tuviera nombre, podría ser cualquiera de nosotros, en determinados momentos de la vida. La aparición de Hansi, fue fundamental en su vida para darse cuenta de que , el problema era él mismo,. Me quedo con la frase de Denise y la hago extensiva para todos. " No te quedes con quien no te de colores" , esa frase es esencial y muy cierta. Felicitaciones!! Una maravilla tu cuento!! 💜💚

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