La Paz : solo, recuerdos del pasado - El Gallo y la Morsa del Abuelito
Yo ... siempre hago mi balance de puro
maniático que soy, y este viaje no va a ser la excepción .
Apunté a La Paz (550 Km. de casa), la tierra de mis abuelos y mi vieja,
principalmente porque hacía casi 10 años que no iba y quería rescatar algún
recuerdo y plasmarlo en fotos.
Mi tía y mi primo, los únicos familiares que quedan en la zona, ya viven en la
ciudad a unos 45 Km. de la colonia. Primero, recorrí con calma la ciudad y la playa; y por último, una tarde tomé envión y me embalé al
campo.
Al tomar
el camino lindero, vi sólo un gran monte y me asusté... pero me
tranquilicé al llegar a la tranquera:
era sólo en el límite, luego la mitad
está sembrada con soja y sorgo. La otra mitad fue vendida y es un monte total.
Pero, lo que quería era ver era esa vieja casita de adobe y paja, donde tantas
noches dormí y me senté frente al fuego de la cocina de hierro a leña... Desde
la tranquera, apenas se veían los viejos
y grandes árboles, pero a medida que me acercaba, nada de nada, un muy fuerte
impacto, la historia había desaparecido, quedaba el marco de una ventana de
madera tirado, nada más.
El caño de
la vieja bomba que apenas asomaba... y nada... Entonces me dije... "¡el
arroyo!"
Fui gateando entre los arbustos y demás yerbas (casi no se puede llegar a pie) y de pronto, encontré una hondonada a unos doscientos metros. ¿Y?... ¿Dónde está el arroyo? Caminé un poco hacia un lado y al otro, siempre esquivando arbolitos y yuyos y de repente, apareció un charquito de dos por tres, como mucho. Ojo, no miré mucho más lejos de allí, para qué asustarse más.
Quedaba recordar que alguna vez, allí, pescaba mi abuelito sentado en un
taburete mientras armaba sus cigarrillos
de tabaco casero con las manos temblorosas, o que yo me tiraba a refrescarme en
el agua turbia que por él circulaba, o miraba a las vacas y caballos bebiendo.
Qué esperar, miré hacia donde había venido, con los viejos árboles de guía para
no perderme y allá fui... Me saqué una foto junto al ombú que brinda la misma
sombra y frescura ante tanto calor, y que me recordó que debajo de él jugaba en
las tardes de mis vacaciones... Allí estaba la morsa originalmente.
La morsa ya la había rescatado mi tía cuando se mudó. Recuerdo que, cuando jugaba al herrero de niño, al lado estaban un yunque y una fragua. Estas herramientas deben tener unos 80 años, aproximadamente.
Con la cabeza un poco gacha y alguna que otra lágrima sobre mis mejillas, ya no
había mucho por hacer, sólo subir al auto con mi primo (17) que me acompañó y
vivió en ese lugar hasta los 3 añitos.
Emprendí el camino a la ciudad, medio en silencio y medio temeroso de expresar opinión...
Sigo buscando lo que ya no existe, sólo quedan los recuerdos del pasado...
Por ello, había que levantar el ánimo y el Carnaval fue la mejor
decisión.
Dedicado
a la Familia Jutzeler
©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN
RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ
REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL
Edición: 2024 Buenos Aires - Argentina
©Autor: Ricky Kimmich
©Diseño de tapa: Ricky Kimmich
©Ilustraciones: Ricky Kimmich
©Editoras: Laura Jakulis - Isabel Santoro
Ricky nos transporta a un pasado reciente, entrelazando recuerdos con imágenes del presente. ¡Un relato de vida hermoso! Gracias por compartir tu arte en Atrapados.
ResponderBorrar