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sábado, 5 de julio de 2025

El Gallo y la Morsa del Abuelito: Historia 3

 La Paz : solo, recuerdos del pasado - El Gallo y la Morsa del Abuelito


Yo ... siempre hago mi balance de puro maniático que soy, y este viaje no va a ser la excepción .


Apunté a La Paz (550 Km. de casa), la tierra de mis abuelos y mi vieja, principalmente porque hacía casi 10 años que no iba y quería rescatar algún recuerdo y plasmarlo en fotos.


Mi tía y mi primo, los únicos familiares que quedan en la zona, ya viven en la ciudad a unos 45 Km. de la colonia. Primero, recorrí  con calma la ciudad y la playa; y por  último, una tarde tomé envión y me embalé al campo.


 Al tomar  el camino lindero, vi sólo un gran monte y me asusté... pero me tranquilicé  al llegar a la tranquera: era sólo en el límite, luego  la mitad está sembrada con soja y sorgo. La otra mitad fue vendida  y es un monte total.
Pero, lo que quería era ver era esa vieja casita de adobe y paja, donde tantas noches dormí y me senté frente al fuego de la cocina de hierro a leña... Desde la tranquera,  apenas se veían los viejos y grandes árboles, pero a medida que me acercaba, nada de nada, un muy fuerte impacto, la historia había desaparecido, quedaba el marco de una ventana de madera tirado, nada más.

El caño de la vieja bomba que apenas asomaba... y nada... Entonces me dije... "¡el arroyo!"

Fui gateando entre los arbustos y demás yerbas (casi no se puede llegar a pie) y de pronto, encontré una hondonada a unos doscientos metros. ¿Y?... ¿Dónde está el arroyo? Caminé un poco hacia un lado y al otro, siempre esquivando arbolitos y yuyos y de repente, apareció un charquito de dos por tres, como mucho. Ojo, no miré mucho más lejos de allí, para qué asustarse más.


Quedaba recordar que alguna vez, allí, pescaba mi abuelito sentado en un taburete  mientras armaba sus cigarrillos de tabaco casero con las manos temblorosas, o que yo me tiraba a refrescarme en el agua turbia que por él circulaba, o miraba a las vacas y caballos bebiendo.


Qué esperar, miré hacia donde había venido, con los viejos árboles de guía para no perderme y allá fui... Me saqué una foto junto al ombú que brinda la misma sombra y frescura ante tanto calor, y que me recordó que debajo de él jugaba en las tardes de mis vacaciones... Allí estaba la morsa originalmente.




La morsa ya la había rescatado mi tía cuando se mudó. Recuerdo que, cuando jugaba al herrero de niño, al lado estaban un yunque y una fragua. Estas herramientas deben tener unos 80 años, aproximadamente.


Con la cabeza un poco gacha y alguna que otra lágrima sobre mis mejillas, ya no había mucho por hacer, sólo subir al auto con mi primo (17) que me acompañó y vivió en ese lugar hasta los 3 añitos.

Emprendí el camino a la ciudad, medio en silencio y medio temeroso de expresar opinión...


Sigo buscando lo que ya no existe, sólo quedan los recuerdos del pasado...


Por ello, había que levantar el ánimo y el Carnaval fue la mejor

 decisión.

Dedicado a la Familia Jutzeler


©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN

RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ

REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL

Edición: 2024 Buenos Aires - Argentina

©Autor: Ricky Kimmich

©Diseño de tapa: Ricky Kimmich

©Ilustraciones: Ricky Kimmich

©Editoras: Laura Jakulis - Isabel Santoro

1 comentario:

  1. Ricky nos transporta a un pasado reciente, entrelazando recuerdos con imágenes del presente. ¡Un relato de vida hermoso! Gracias por compartir tu arte en Atrapados.

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