A 56 AÑOS DEL ALUNIZAJE, LA FANTÁSTICA HISTORIA DEL APOLO 11
El astronauta Buzz Aldrin desciende del módulo Lunar Eagle el 20 de julio de 1969, en una imagen tomada por Neil Armstrong.
El 20 de julio de 1969, tres astronautas cumplían el objetivo de ser las primeras personas en pisar la Luna. Hoy su historia cumple 56 años.
En Domingos de Curiosidades, te vamos a contar la historia y los datos curiosos que, tal vez, no conocías.
Apolo 11 fue la quinta misión tripulada del Programa Apolo de los Estados Unidos y la primera de la historia en lograr que un ser humano llegara a la Luna.
La tripulación del Apolo 11 estaba constituida por el comandante de la misión Neil A. Armstrong, de 38 años; Edwin E. Aldrin Jr., de 39 años y piloto del LEM, apodado Buzz; y Michael Collins, de 38 años y piloto del módulo de mando.
Neil A. Armstrong, Michael Collins y Edwin E. Aldrin Jr, los integrantes de la misión Apollo 11. (Foto: AFP/NASA).
El Apolo 11 despegó de cabo Kennedy, Florida, a las 9.32 de la mañana (hora local) del 16 de julio de 1969. Durante el lanzamiento, Armstrong, Aldrin y Collins, sentados boca arriba en una pequeña cápsula –ubicada en la parte más alta del poderoso Saturno V– sintieron que tenían un volcán a sus espaldas. Para escapar de la gravedad terrestre, los cohetes rugían y se escuchaban a kilómetros de distancia.
Apenas 90 segundos después del despegue, la primera etapa del Saturno V se desprendió, y cayó hacia la Tierra. Lo mismo ocurrió unos minutos más tarde con su segundo tramo. Ya en el espacio, la tercera etapa –llevando a los 3 astronautas, y a los módulos– entró en órbita terrestre. Y toda la misión pasó a ser controlada desde el centro de control de Houston, Texas, en Estados Unidos.
Durante unas 3 horas en órbita alrededor de nuestro planeta, la tripulación chequeó todos los equipos. Luego Apolo 11 puso la proa hacia la Luna.
Después de tres largos días, finalmente, entraron en órbita lunar. Fueron momentos muy críticos. Armstrong y Aldrin se pasaron del Columbia (el Modulo de Comando), al Eagle (“Aguila”), el Módulo Lunar. Y tras varias vueltas a la Luna, Collins –que se quedó en el Columbia– accionó el mecanismo de separación de ambas naves: a bordo del frágil Eagle, sus dos compañeros iniciaron el descenso final.
“Houston..., aquí base. Tranquilidad, el Aguila ha alunizado.” “The eagle has landed!”
Las palabras de Neil Armstrong fueron recibidas con gritos, aplausos y alivio en Houston.
Eran las 15.17 del 20 de julio de 1969 (16.17 en la Argentina). Con el combustible al límite, y a sólo 40 metros de un gran cráter –que pudo ser esquivado por una maniobra de último momento– el Eagle se había posado en el Mar de la Tranquilidad, una suave llanura volcánica, de cientos de kilómetros, cercana al Ecuador de la Luna.
Pero antes de salir del módulo, Armstrong y Aldrin se pasaron varias horas descansando, comiendo, recibiendo instrucciones, y chequeando todos los sistemas de la nave.
Cuando todo estuvo listo, Armstrong abrió la escotilla, se asomó, encendió una cámara de televisión, y mientras bajaba lentamente la corta escalera, recitó su célebre “un pequeño paso para un hombre, un gigantesco salto para la humanidad”.
A las 22.55 de aquel 20 de julio de 1969 (hora de Houston, 23.56 en Argentina), el hombre pisaba la Luna por primera vez.
Bajo un insólito cielo negro con Sol a pleno y estrellas por todas partes (por la falta de atmósfera), el comandante del Apolo 11 dio sus primeros pasos en aquel suelo gris, rocoso y polvoriento, como cubierto de ceniza. El traje no era nada cómodo y además tuvo que adaptarse a la rara experiencia de la débil gravedad lunar que hace que todo en la Luna sea más liviano (un sexto de la gravedad terrestre).
Unos minutos más tarde, se le sumó Aldrin y juntos contemplaron un paisaje extrañamente bello. Con absoluta espontaneidad, el segundo ser humano que pisó la Luna dijo: “Bonito... bonito..., una magnífica desolación”.
La misión Apolo 11 fue seguida por televisión por más de 600 millones de personas en todo el mundo. Proporcionalmente, la mayor audiencia televisiva de la historia. Fue la primera y única vez en que toda la humanidad estuvo pendiente de un solo hecho que no fuera una guerra, una pandemia, un mega atentado o un desastre natural.
Dos horas de paseo lunar
Luego de colocar la bandera estadounidense y charlar brevemente con el presidente norteamericano Richard Nixon, Armstrong y Aldrin empezaron su misión científica. Sacaron fotos, colocaron una cámara de televisión, recolectaron más de 20 kilos de rocas y polvo lunar, e instalaron algunos instrumentos: un sismógrafo, un medidor del viento solar, y hasta un retrorreflector, un aparato que –mediante un rayo láser apuntado desde nuestro planeta– permite medir la distancia Tierra-Luna (aún hoy funciona).
También hubo momentos especialmente fuertes y simbólicos. A poco de bajar, ambos astronautas leyeron una placa metálica anexada a una de las patas del Eagle: “Aquí, hombres procedentes del planeta Tierra pisaron por primera vez la Luna en julio de 1969 d. C. Vinimos en son de paz en nombre de toda la humanidad”.
Armstrong y Aldrin también llevaron y dejaron en suelo lunar un disco grabado con mensajes y saludos en distintos idiomas, medallas enviadas por las familias de cosmonautas y astronautas.
Mientras todo esto sucedía en el Mar de la Tranquilidad, Michael Collins, a bordo del Columbia, orbitaba a la Luna a 112 kilómetros de altura. Y experimentando la más profunda de las soledades que algún ser humano haya vivido –especialmente cuando sobrevolaba el hemisferio nocturno de la Luna, y no veía ni siquiera a la Tierra– esperaba el regreso de sus compañeros.
Tras dos horas y media de caminatas por la superficie selenita y después de dormir unas horas, Armstrong y Aldrin dejaron la Luna a bordo del tramo superior del Eagle. Y poco más tarde, se reencontraron en órbita con Collins iniciando el regreso a casa.
De vuelta en la Tierra
En la mañana del 24 de julio de 1969, los tres astronautas a bordo del módulo Columbia amerizaron – con paracaídas – en el Océano Pacífico. Y fueron rescatados por la marina estadounidense.
Tras su llegada, los astronautas tuvieron que llenar formularios de aduana y declarar las rocas lunares que habían traído. También fueron puestos en cuarentena.
La tripulación del Apolo 11 tuvo que viajar a la Luna sin seguro de vida, ninguna compañía quería asumir el riesgo. La solución la acabó dando un grupo filatélico. Crearon unas tarjetas postales con un diseño especial y la firma de los tres, las cuales quedaron en posesión de sus familias por si la misión fallaba.
Los trajes espaciales de la misión Apolo 11 fueron confeccionados a mano por trabajadores de la marca de lencería Playtex. Estaban compuestos por 21 capas aislantes y protectoras hechas con diferentes materiales como nailon, neopreno, teflón o nomex.
Horas antes del lanzamiento, un fallo en uno de los satélites (el Intelsat 3) amenazó con frustrar la misión, pero apenas dos horas y cinco minutos antes de la hora, especialistas de la Compañía Telefónica Nacional de España y de la NASA consiguieron una solución alternativa que garantizaba la comunicación permanente con los astronautas.
La bandera de la misión Apolo 11 ya no está en el mismo lugar; la situaron demasiado cerca del módulo lunar y este la tiró al suelo cuando arrancaron los motores para abandonar la Luna. Quedan otras cinco banderas de misiones posteriores, aunque ahora son blancas por la radiación ultravioleta.
Los espectadores que asistieron al lanzamiento desde Cabo Cañaveral se encontraban a 5,6 kilómetros de distancia de la zona de despegue. La NASA había calculado que la distancia mínima de seguridad para observar tal acontecimiento era 4,8 kilómetros, por si se producía alguna explosión. Desde sus casas, bares y otros emplazamientos, 600 millones de telespectadores de todo el mundo escucharon las primeras palabras de Armstrong.
La casa de subastas Sotheby's de Nueva York vendió por 1,8 millones de dólares una bolsa con restos de polvo lunar utilizada por Armstrong. La bolsa podría ser la única muestra de material lunar que se encuentra legalmente en manos privadas, ya que la mayor parte del equipamiento del Apolo 11 se conserva en la colección nacional del Museo Smithsonian de Washington.
Buzz Aldrin ha sido el único astronauta que ha celebrado un oficio religioso en la Luna: pidió permiso a la iglesia presbiteriana para poder tomar la comunión, por eso se llevó un lote compuesto de una forma sagrada y un poco de vino.
El secreto mejor guardado de Apolo XI es que Armstrong llevó a la Luna y dejó en suelo lunar, una pequeña pulsera que rodeaba la muñeca de su beba Karen en el momento de su muerte. Los astronautas estaban habilitados a llevar unos pocos objetos personales con ellos.
Tras la hazaña de llegar a la Luna, los astronautas se embarcaron en otra no mucho menor, una gira mundial que, entre otros países les llevó a España. Allí les regalaron tres trajes de luces y sus correspondientes monteras, que Armstrong, Aldrin y Collins se calaron, aunque, según las imágenes de la época, con cara de circunstancias.
¿Viajó a la Luna un banderín de Independiente de Argentina? Boris Lisnovsky, ex-tesorero y ex-vicepresidente de este club de fútbol dice que sí. La prensa argentina cuenta que todo partió de una idea magistral de Héctor Rodríguez, por entonces secretario de Cultura y de Relaciones Públicas del club de Avellaneda, quien propuso convertir a los tres astronautas en socios honorarios. Después, se les mandó un banderín y equipamiento. En su visita a Argentina, durante la gira mundial, Armstrong, relata el propio Lisnovsky, es el que devela que sí se llevaron el banderín y que había sido un amuleto para ellos.
La cocina espacial del Apolo 11 fue diseñada por la empresa Whirlpool, e incluía una pequeña nevera, un congelador, un horno con tres cavidades, un sistema de agua autocalentable, espacio de almacenaje y un dispensador para residuos secos y otro para húmedo. La cocina podía almacenar 126 comidas completas, además de aperitivos, para asegurar la manutención de los tres astronautas durante catorce días.
El alunizaje no fue transmitido en todo el mundo. Las cadenas de noticias rusas dieron la información del hecho histórico en un resumen, pero los ciudadanos rusos no pudieron seguir el evento en vivo.
En 2013, la viuda de Neil Armostrong encontró de casualidad la cámara de 16 mm. con la que el astronauta había grabado imágenes en la superficie lunar. Se suponía que esos elementos debían quedar en una cápsula que se estrelló contra la Luna, pero Armstrong decidió llevarse algunos elementos como recuerdo.
A lo largo de toda la carrera espacial, los astronautas fueron examinados constantemente por problemas psicológicos. No se observaron problemas durante ninguna de las misiones de Apolo, según un informe del gobierno estadounidense de 1975 que detallaba los aspectos médicos del programa.
Dentro del módulo lunar, los astronautas se sacaron el casco y notaron que el polvo lunar adherido a sus zapatos despedía un olor intenso similar a la pólvora.
Michael Collins fue el único tripulante en no pisar la superficie lunar. Sin embargo, su rol como piloto fue reconocido con distintas condecoraciones. Entre ellas, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad en 1969.
Katherine Johnson, una científica espacial de la NASA, tuvo un rol fundamental en la proeza. En particular, tuvo que estimar con mucha exactitud el momento en el que el módulo de descenso (Eagle) debía despegar de la Luna para acoplarse nuevamente con el Columbia, que aguardaba en órbita. Y todo lo hizo a la perfección.
En la misión, Buzz Aldrin rompió accidentalmente el interruptor en el módulo lunar destinado a encender el motor que lo habría devuelto junto con Neil Armstrong al módulo de comando que orbitaba la Luna. Después de comunicarse por radio con el control de la misión, Aldrin improvisó usando una especie de bolígrafo como interruptor, posiblemente evitando que se queden varados
en la Luna.
El presidente de los Estados Unidos Richard Nixon tenía preparado un discurso oficial por si la misión no funcionaba y los astronautas no regresaban.
Buzz Aldrin experimentó un conocido episodio de depresión y una adicción al alcohol tras su regreso. Aunque parte del estrés se debió a la gran atención pública que estaba recibiendo, también atravesó una crisis existencial al notar que el mundo no había cambiado tras su
hazaña.
Australia fue el punto de partida de la transmisión en vivo del alunizaje. Inicialmente el paseo lunar iba a ser retransmitido a partir de la señal que llegase a la estación de seguimiento de Goldstone (California, Estados Unidos), perteneciente a la Red del Espacio Profundo, pero ante la mala recepción de la señal se optó por utilizar la señal de la estación Honeysuckle Creek, cercana a Camberra (Australia).
El diseño de la insignia de la Misión del Apolo 11 estuvo a cargo del diseñador de Oaxaca, México, Héctor Hernández, quien ganó una competencia interna por el diseño entre los trabajadores de la NASA.
Armstrong y Aldrin tenían expresas instrucciones de no cerrar la puerta o escotilla del Apolo 11. La debieron dejar entrecerrada ya que no contaba con una manija en su parte exterior.
Tras regresar al planeta Tierra, Armstrong, Collins y Aldrin no pudieron celebrar su gesta con un abrazo. En cambio, tuvieron que permanecer tres semanas en cuarentena en un remolque diseñado especialmente para ellos, con el objetivo de evitar contaminaciones interplanetarias.
“Teoría de la conspiración: ¿Aterrizamos en la Luna?”
A pesar de las abundantes pruebas y evidencias, aún hay quienes cuestionan la autenticidad de este logro humano.
Hacia principios de 1970, una cadena de noticias norteamericana transmitió un programa televisivo acerca de la Misión Apolo 11 que llevó por primera vez a la humanidad hacia la luna. La producción, cuenta la Agencia Espacial Norteamericana NASA, se llamó “Teoría de la conspiración: ¿Aterrizamos en la Luna?” y cuestionaba el trabajo de la agencia espacial sobre el alunizaje bajo la premisa de que “la tecnología de la NASA en los sesentas no estaba lo suficientemente desarrollada como para realizar un alunizaje”.
Dice NASA que una de las principales Fake News divulgadas por el canal de noticias norteamericano rondaba acerca de la ausencia de estrellas en las fotografías capturadas por Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin en la Misión Apolo 11. “Un claro error de producción ¿Olvidaron prender las constelaciones?”, bromea la agencia. Lejos de ser un mito, la falta de estrellas en las fotos del hombre en la luna se debe a una simple razón.
Capturar la imagen de un objeto muy brillante sobre un fondo oscuro es muy difícil. Por lo tanto, aquel astronauta que haya capturado las imágenes tuvo que decidir entre ajustar la exposición de la cámara sobre el blanco traje espacial (reflejado por el sol y por el suelo lunar) u oscurecer la luz para así resplandecer el paisaje lunar junto a sus estrellas y planetas.
Vista de la Tierra elevándose desde el horizonte de la Luna. Algunos denunciantes sostienen que este tipo de imágenes son falsas, porque no aparecen estrellas. Esta opinión sin embargo ha sido rebatida por expertos.
Evidencia fotográfica: imágenes capturadas por la sonda japonesa SELENE y otros dispositivos confirman la autenticidad de los alunizajes. Las fotografías muestran los sitios de aterrizaje del Apolo y coinciden exactamente con las imágenes tomadas por los astronautas en la Luna.
Reflectores en la Luna: los prismas dejados por las misiones del Apolo en la Luna se utilizan con láser para medir con precisión la distancia entre la Tierra y la Luna. Estos reflectores proporcionan evidencia tangible y verificable de la presencia humana.
Rocas lunares: las rocas lunares devueltas por las misiones del Apolo han sido objeto de exhaustivas pruebas geológicas que confirman su origen lunar. Estas muestras, distribuidas a nivel internacional, constituyen una prueba tangible de los alunizajes.
Huellas de los astronautas: las huellas dejadas por los astronautas en la Luna son visibles en imágenes capturadas por diversas sondas espaciales, incluido el Orbitador de Reconocimiento Lunar de la NASA. Estas imágenes confirman la presencia humana en la superficie lunar.
Bandera en la Luna: la aparente ondulación de la bandera estadounidense en la Luna se explica por la fuerza ejercida al colocarla en el suelo lunar, así como por la ausencia de atmósfera que permitiría el movimiento.
Este fenómeno, lejos de ser un indicio de engaño, es consistente con las condiciones en la Luna.
Los tres astronautas del Apolo 11, Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, tuvieron trayectorias distintas después de la histórica misión. Armstrong, el primer hombre en caminar sobre la Luna, falleció en 2012, a los 82 años. Aldrin, quien también pisó la Luna, ha sido el más mediático, participando en diversos eventos y producciones. Actualmente tiene 95 años, es el único que sigue vivo. Collins, quien se mantuvo en órbita lunar, se retiró de la NASA en 1970 y dirigió el Museo Nacional del Aire y el Espacio. Falleció en abril de 2021 a los 91 años.
¿Por qué se celebra el Día del Amigo el 20 de julio?
La historia de este día comienza con Enrique Ernesto Febbraro, un odontólogo oriundo de Lomas de Zamora que tuvo la idea de crear una jornada para conmemorar la amistad. Había estudiado filosofía e historia, por lo que se encontraba interesado en temáticas relacionadas con la humanidad.
Fue la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969, el acontecimiento que impulsó este deseo. Febbraro se sintió inspirado por la noticia, que fue considerada como una de las hazañas más importantes del siglo, la cual mostraba la cooperación y compañerismo de las personas.
De esta manera, Febbraro envió decenas de cartas para declarar el 20 de julio como el Día del Amigo y citó que esta travesía lunar era “un gesto de amistad de la humanidad hacia el universo” y que “un pueblo de amigos es una nación imbatible”.
Feliz día de la amistad , para toda esta hermosa comunidad de Atrapados por la Imagen.

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¡¡En este día tan especial, Isa Santoro, nos regala una nota maravillosa!!! ¡Nada menos que el famoso Viaje a la luna!! ¡FELIZ DÍA PARA TODOS Y TODAS!
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