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HOMENAJE A ROBERTO ARLT, A 124 AÑOS DE SU NACIMIENTO.
Roberto Godofredo Christophersen Arlt nació en Buenos Aires el 26 de abril de 1900. Era hijo de Karl Arlt y Ekatherine Iostraibitzer. Su infancia transcurrió en el barrio porteño de Flores. A los nueve años de edad fue expulsado de la escuela primaria. Fue un niño de carácter nervioso, por lo que no ayudó la educación rigurosa y disciplinada que su padre le brindó, por el contrario, se fue de su casa a los diecisiete años, debido a las disputas con éste . Cursó estudios elementales, pero frecuentó las bibliotecas de su barrio, donde se inició desordenadamente en la lectura de Rudyard Kipling, Emilio Salgari, Julio Verne, R. L. Stevenson y Joseph Conrad, entre otros, y sobrevivió realizando toda suerte de oficios: pintor de brocha gorda, ayudante en una librería, aprendiz de hojalatero, peón en una fábrica de ladrillos y estudiante fracasado de la Escuela de Mecánica de la Armada. Ya en 1920 publicó "Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires" y en 1922, se inició en el periodismo escribiendo en el periódico Patria, que pertenecía a la Liga Patriótica Argentina, organización paramilitar, católica y ultraderechista, por lo que duró poco su colaboración.
Ya casado se trasladó a Córdoba, pero el fracaso en su intento de mejorar la situación económica, le obligó a regresar con su familia a Buenos Aires: traía consigo el manuscrito de "El juguete rabioso". En la capital trabajó como periodista e inventor. Tras varios intentos logró publicar su novela "El juguete rabioso" (1926), bajo los auspicios del poeta y novelista Ricardo Güiraldes, para quien trabajaba como secretario. En ella retrata la vida de un adolescente, desde los catorce a los diecisiete años, cuyas experiencias lo llevan al fracaso en vez de a la integración social como solía ocurrir en la novela de aprendizaje tradicional. que llegaría a considerarse un hito en la literatura argentina.
La editorial Claridad publica su segunda novela, "Los siete locos" (1929). Sus cuentos se publican en El Hogar, Metrópolis, Azul, mientras sus "Aguafuertes" ya son famosas y esperadas. En 1930 se vincula con la Liga Antiimperialista contra Uriburu, también firmará el manifiesto por la creación de un sindicato de escritores revolucionarios. Luego aparece "Los lanzallamas" (1931) segunda y última parte de "Los siete locos" (1929). Un año después aparece su última novela, "El amor brujo", ( 1932) .
La colección de cuentos "El jorobadito" (1933) reitera la temática de sus novelas: la angustia, la humillación y la hipocresía de la sociedad burguesa .
Al mismo tiempo de su actividad como escritor, Arlt buscó constantemente hacerse rico como inventor, con singular fracaso. Formó una sociedad, ARNA (por Arlt y Naccaratti) y con el poco dinero que el actor Pascual Naccaratti, pudo aportar, instaló un pequeño laboratorio químico en Lanús. Llegó incluso a patentar unas medias reforzadas con caucho, que no llegaron a ser comercializadas.
También se publicaron sus "Aguafuertes porteñas" y tras su viaje a España, dos meses antes del inicio de la sublevación, publicó en 1936 las "Aguafuertes españolas".
Arlt, empezó a sentirse interesado por el teatro argentino, y protagonizó un intento de renovación del mismo a través de "Trescientos millones" (1932), a la que siguieron otras siete piezas dramáticas, "Piedra de fuego" (1932), "Saverio el cruel" (1936), "El fabricante de fantasmas" (1936), "La isla desierta" (1937), "África" (1938), "La fiesta del hierro" (1940) y "El desierto entra a la ciudad" (1941), presentadas casi todas en el Teatro del Pueblo que dirigía Leónidas Barletta.
Aunque conoció el éxito y fue leído masivamente, los sectores académicos criticaban sus incorrecciones sintácticas. A finales de los años cincuenta su obra comenzó a ser reivindicada como uno de los mayores logros de la literatura argentina. El estilo Arltliano se caracteriza por frases cortadas o desestructuradas y por la incorporación de jergas y barbarismos. Su obra refleja la frustración de las clases populares urbanas durante la crisis que culminó en 1930: sus personajes son a menudo marginados que atraviesan situaciones límites; el mundo cotidiano de la gran ciudad aparece vinculado con un universo enrarecido, sórdido y hasta fantástico.
Roberto Arlt, falleció, el 26 de julio de 1942 en Buenos Aires, a causa de un infarto
LA OBRA NARRATIVA DE ROBERTO ARLT.
A Arlt nunca le interesó mantenerse dentro del "buen gusto", ni se privó de utilizar ninguna herramienta al alcance de su escritura que fuera eficaz para retratar la realidad de un modo descarnado; por ello algunos de sus libros causaron revuelo y escándalo. La "desprolijidad" de su escritura, los "errores ortográficos" que se le imputaban, quedan reducidos a meros detalles anecdóticos a la hora de evaluar una obra que ocupa un lugar esencial dentro de la literatura argentina del siglo XX, justamente por la fuerza de un estilo y de unos argumentos ajenos a toda voluntad estetizante, característicos de otras corrientes dominantes en la literatura nacional. En el prólogo a "Los lanzallamas" (que suele ser considerado como una manifestación esencial y definitiva de sus ideas en torno a la labor literaria), Roberto Arlt defiende su papel de creador frente al establishment, al tiempo que critica con dureza el sistema de reconocimiento y promoción cultural de la época.
El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un «cross» a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y «que los eunucos bufen».
Roberto Arlt
(Prólogo a Los lanzallamas)
La obra de Arlt ha sido vista como un espacio de confluencia de los discursos más significativos de su tiempo: desde las utopías socialistas y anarquistas de las primeras décadas del siglo XX a la subsiguiente irrupción de los proyectos totalitarios (especialmente, el nazismo y el fascismo), así como un amplio repertorio de saberes vinculados a las ciencias ocultas. En su novela "Los siete locos", este último aspecto se evidencia con mayor contundencia, a través de los sueños y las fantasías que encarnan en sus personajes y que se vinculan con toda una iconografía ocultista.
En la casi totalidad de sus obras, el autor presenta unos personajes (las más de las veces desclasados, marginales, humillados) que se enfrentan, en notoria situación de desventaja, con las perversas leyes de la sociedad burguesa. El robo, la traición o la decepción constituyen las preocupaciones temáticas, en torno a las cuales gira el destino de los personajes de Arlt. El autor, retrató con exasperado realismo a la pequeña burguesía porteña, a emigrantes sin raíces y seres que bordeaban la marginación. Su primera novela, "El juguete rabioso" con abundantes elementos de inspiración autobiográfica, relata la difícil iniciación en la vida de Silvio Astier, un adolescente soñador de origen humilde cuyos fracasos le impulsan a una afirmación por la rebeldía y la delincuencia.
A esta obra siguió el díptico narrativo formado por "Los siete locos" y "Los lanzallamas". Si en su primera novela se daba todavía algo parecido a una estructura y la escritura se sometía a ciertas convenciones literarias, en estas dos nuevas novelas Arlt actúa con total libertad (en ocasiones, por ejemplo, no se sabe quién narra) y logra dar el adecuado tono de pesadilla que conviene a su asunto. Un antihéroe, Erdosain, acusado de desfalco y abandonado por su esposa, se asocia con el Astrólogo, insólito personaje que controla el inframundo social y que urde una conspiración para terminar con la sociedad capitalista y salvar a la humanidad. El reto a la sociedad fracasa y, atrapados en la falacia de una revolución irrealizable, los personajes quedan perdidos en su soledad y mueren o desaparecen.
EL TEATRO
El conjunto de la obra dramática de Arlt se caracteriza por su esencia fantástica y de farsa, aunque con desenlaces trágicos. Por otra parte, y al igual que en su narrativa, es siempre visible un trasfondo de crítica social. Sus personajes encarnan la proyección de deseos, vivencias, frustraciones, escrúpulos de conciencia o remordimientos, dentro de una estética que aproxima a las obras teatrales de Arlt a tendencias tales como el "teatro dentro del teatro", el "teatro del espejo" y el teatro grotesco.
Si en su narrativa la angustia aparece como motivación recurrente, en el teatro de Arlt el equivalente sería el "soñar despierto". Pero estos sueños se enfrentan con la dura realidad y se desvanecen bruscamente. De ahí que uno de los soportes que más predomina en su propuesta teatral sea el del imprevisto, que irrumpe en mitad del sueño reinstalando violentamente al personaje en la realidad. Estas obras, escritas durante los diez últimos años de la vida de su autor, fueron estrenadas en algunos casos de manera póstuma y muy representadas durante las décadas siguientes.
FRASES INOLVIDABLES DE ROBERTO ARLT.
“¿Por qué motivo la felicidad humana ocupa tan poco espacio?”.
“Perder un sueño es como perder una fortuna, qué digo, es peor. Nuestro peor pecado es haber perdido nuestros sueños. Sin embargo hay que ser fuertes y aunque uno se sienta cansado decirse: 'Estoy cansado ahora, estoy arrepentido ahora, pero no lo estaré mañana'”.
“Estoy muerto y quiero vivir. Esa es la verdad".
“Sin embargo, se tolera, y se sonríe y se saluda... porque 'así es la vida'”
“No mire lo que hagan los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces”.
“Los hombres eran locos. Sufrían cuando eran felices por miedo a perder la felicidad”.
“Yo no creo que estés loco. Lo que hay en vos es exceso de vida”.
“En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches.”
“Amor, piedad, gratitud a la vida, a los libros y al mundo me galvanizaban el nervio azul del alma.”
“… cada uno tiene que conocer en la vida muchas tristezas. Lo notable es que cada tristeza es distinta de la otra, porque cada una de ellas se refiere a una alegría que no podemos tener.”
“Usted me mira asombrado, claro, veía a un hombre raro, quizá, pero no se daba cuenta de que toda esa rareza derivaba de la angustia que yo llevaba escondida en mí.”
“¡Tribulación humana! ¡Cuantas palabras tristes estaban aún escondidas en la entraña del hombre!”
“Yo ahora era un hombre libre, y ¿qué tiene que ver la sociedad con la libertad?”
Lo cierto es que la obra de Roberto Arlt, respira una vitalidad poca veces igualada en la literatura argentina del siglo XX y detrás de sus incorrecciones se asoma la gestación de la nueva realidad social de su país. En los años subsiguientes a su muerte ganó el merecido reconocimiento de la crítica, Cortázar, fue el primer autor en reivindicar abiertamente su obra, y actualmente es considerado como el primer autor moderno de la República Argentina.
Para cerrar este homenaje, me parece acertado hacerlo con las palabras que escribió Julio Cortázar, en la edición de las obras completas de Roberto Arlt:
“La escritura tiene en él una función de cauterio, de ácido revelador, de linterna mágica proyectando una tras otra las placas de la ciudad maldita y sus hombres y mujeres condenados a vivirla en un permanente merodeo de perros rechazados por porteras y propietarios. Eso es arte, como el de un Goya canyengue (Arlt me hubiera partido la cara de haber leído esto), como el de un Franois Villon de quilombo o un Kit Marlowe de taberna y puñalada. Mientras la crítica pone en claro el ‘ideario’ de ese hombre con tan pocas ideas, algunos lectores volvemos a él por otras cosas, por las imágenes inapelables y delatoras que nos ponen frente a nosotros mismos como sólo el gran arte puede hacerlo”.
que no entierran los años ni los días
ni otros besos.Parece que fracasan
mas quedan repujados como estrías.
Y en una esquina antigua nos retrasan
y llueven en las tórridas sequías
y en el tibio silencio se repasan
las hazañas, también las cobardías.
Yo sé que todavía conversamos.
Sé que calla, mi nombre, tu garganta.
Como calla la mía, aunque persiga,
entre las cuerdas, la palabra santa.
Seremos aunque nunca más seamos;
mientras la tierra ruede, el verde, siga.
María Cecilia Alexander
Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor
El día del libro se celebra a nivel mundial, en conmemoración a la muerte de: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, ya que los tres fallecieron ese mismo día y del mismo año, 1616. Ellos se transformaron en parte de los pilares de la literatura universal.
En 1995 el Día del Libro se convierte en una fiesta mundial ya que, fue propuesto por la Unión Internacional de Editores (UTE), y presentada por el gobierno español a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); y se aprobó proclamar el 23 de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor", siendo una celebración para promover el disfrute de los libros y de la lectura.
Cada 23 de abril, se suceden celebraciones en todo el mundo para dar a conocer el poder mágico de los libros –un nexo entre el pasado y el futuro, un puente entre generaciones y distintas culturas.
En Buenos Aires es una tradición anual comenzar la Feria del Libro durante esa semana del año, donde escritores, editores, lectores y referentes de la industria editorial se reúnen para compartir lo que más les apasiona: los libros.
Los libros tienen esa capacidad única de entretenernos, de instruirnos, de ser a la vez el instrumento que sirve para encontrarse con un autor, una autora, un universo o una cultura, y de ofrecer un tiempo para sumergirse más profundamente en sí mismo.
Frases célebres de: "El Quijote de la Mancha"
"Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama."
"Cada uno es artífice de su propia ventura."
"Aún entre los demonios hay unos peores que otros, y entre muchos malos hombres suele haber alguno bueno."
"Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades."
“La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos”.
“La ingratitud es hija de la soberbia.”
“Y verá el mundo que tiene contigo más fuerza la razón que el apetito.”
“Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba.”
Frases célebres de: Romeo y Juieta.
"Es casi ley, que los amores eternos son los más breves".
"Creía conocer el amor hasta que tu belleza sedujo a mis ojos".
"Este será mi último abrazo, este será mi último guiño, este será mi último beso. Cuán dolorosa es la separación".
"Tus labios son más peligrosos que treinta soldados desafiándome. Un solo beso me dará el coraje para enfrentarme a todos con temeridad. ¿Me lo concedes?".
"Sus ojos en el cielo alumbrarían tanto los caminos del aire que hasta los pájaros cantarán ignorando la noche".
Frases célebres de Hamlet.
"Parece natural en la vejez excedernos en la desconfianza, igual que es propio de los jóvenes andar escasos de juicio".
"La conciencia nos hace cobardes a todos".
"Y, sobre todo, sé fiel a ti mismo, pues de ello se sigue, como el día a la noche, que no podrás ser falso con nadie".
“A todos presta oídos; tu voz, a pocos. Escucha el juicio de todos y guárdate el tuyo”.
“Ni tomes ni des prestado, pues dando se suele perder préstamo y amigo”.