Me dieron por muerta, mástil sin bandera,
entre aquellos brazos, desnuda, sangrienta.
Por tantas batallas, rota, amarillenta,
con el rictus agrio de la calavera.
Quedé a la intemperie, muda, forastera.
Mas la luna, ¡Luna!, que ella me desmienta,
me prestó las gasas de su polvorienta
faz y el frente triste, me reflejó entera.
Erguida, cambiando mis hojas, ¡hambrienta!
tan colmada de horas como de belleza.
Mas en esa casa me dieron por muerta.
Me dijo, la luna, no toques la puerta.
Porque yo refulja, nuestro astro se ausenta
no falta ni un día, nunca se lamenta.
Ceci Alexander.

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Bellisimo poema y un grito desesperado!!! gracias amiga por tanto!!!!
ResponderBorrarUn trabajo visual y poetico precioso!! Felicitaciones Ceci!! Gracias por tu bello arte!!
ResponderBorrarUn logrado y atinado trabajo donde poema e imagen se aunan armoniosamente . Gracias Ceci !!
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