A principios del siglo XX el
mecanicismo había cobrado fuerza en el mundo; la idea de la máquina era muy
seductora y a través de la cámara fotográfica y su mecanismo la fotografía se
convertía en el medio ideal para las nuevas formas de arte.
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Herbert Bayer |
László Moholy-Nagy, profesor de la
célebre escuela Bauhaus, exploró el medio de una forma totalmente distinta a la
del siglo XIX en consonancia con lo que hacían por su parte Francis Bruguière o
Man Ray y sus rayogramas. Cabe aquí hablar un poco sobre la escuela y su
influencia sobre la fotografía.
La Bauhaus originalmente no tenía
sección fotográfica, pero en 1923 se le encargó el taller de metales al maestro
húngaro László Moholy-Nagy, quién introdujo entonces la fotografía como un
nuevo medio de expresión artística. Enseñó técnicas como el fotomontaje, el
montaje lumínico, la foto escultura y el collage, abriendo vías en este campo.
Alentó, en el marco de la expresión fotográfica, la exploración de nuevas
formas, más que nuevos temas. Una de las innovaciones esenciales fue sin duda
asociar de manera sistemática el arte con sus posibles aplicaciones, ya fueran
documentales, decorativas o publicitarias. Grandes fotógrafos estudiaron en la
Bauhaus como Herbert Bayer, Lázlo Moholy-Nagy, Lucía Molí-Nagy, Walter
Peterhans, Florence Henry, Grete Stern y Ellen Auerbach, entre otros.
Constructivismo, Futurismo,
Vorticismo, Dadaísmo, Surrealismo y la propia Bauhaus fueron corrientes
artísticas que abrazaron a la fotografía como un medio con posibilidades sin
precedentes.
A mediados de la década del 30 los
fotógrafos toman la calle y la convierten en la escenografía donde se
desarrolla el drama de la vida cotidiana. Y surgen las grandes figuras de la
fotografía en la primera mitad del siglo XX donde se combinan las intenciones
documentales y una búsqueda constante por la forma: Henri Cartier-Bresson,
Brassaï o incluso el propio Walker Evans. A partir de ellos la hibridación
paradójica se convierte en una constante de los fotógrafos donde se entremezcla
lo documental con lo lírico, lo íntimo con lo público y lo trivial con lo
trascendente.
El modernismo en fotografía fue un
periodo donde se consideró fundamental la autoría y el papel del desarrollo
tanto estético como técnico. Para el
modernismo la fotografía cobraba una personalidad intelectual y estética
trascendente, contrapuesta a los papeles funcionales, vernaculares y de
anonimidad en la autoría que dominaron los primeros cien años de la fotografía.
El mundo de la fotografía artística
contemporánea se ha vuelto diverso. Las
nuevas “discusiones” entre autores y observadores se han diversificado en los
últimos años de una manera sin paralelo. Incluso tal vez sería mejor hablar de
fotografías artísticas contemporáneas porque existe pluralidad de estilos,
intenciones y técnicas: apropiaciones, inclusión
de textos, happenings, la mirada hacia el rostro humano, la captura de la
intimidad, el retorno a las puestas en escena (tableau vivants). Hoy los
subgéneros de fotografía artística abarcan un cruce de posibilidades e
hibridismos.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial la gente estaba cansada del conflicto bélico y el horror como forma de vida. En un entorno de cansancio la exposición The Family of Man montada por Steichen cayó como agua de mayo a una sociedad agotada, inmersa en un proceso de recuperación post-traumática, trascendió los muros del Museum of Modern Art en Nueva York y llegó incluso a Johannesburgo (Sudáfrica) en 1958.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial la gente estaba cansada del conflicto bélico y el horror como forma de vida. En un entorno de cansancio la exposición The Family of Man montada por Steichen cayó como agua de mayo a una sociedad agotada, inmersa en un proceso de recuperación post-traumática, trascendió los muros del Museum of Modern Art en Nueva York y llegó incluso a Johannesburgo (Sudáfrica) en 1958.
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Herbert Bayer |
La fotografía contemporánea exige del
observador un papel activo. Ya no se trata de un discurso donde el
conferencista se dirige hacia un público cautivo que no discute, ahora estamos
ante una conversación, un coloquio que, como en la vida, a veces uno quiere
decir una cosa y el interlocutor entiende otra. El fotógrafo se arriesga a
crear para que su trabajo acabe convirtiéndose en algo inesperado a los ojos
del observador.
En la fotografía artística
contemporánea el autor puede revelar una parte pero no explicitartotalmente la obra para que el observador tenga sus propias lecturas, sus formas personales de interpretación pueden ser incluso divergentes de las del fotógrafo/autor/artista.
En esta etapa de la fotografía como
arte no hay una intención, como ocurría en el modernismo, por glorificar la
originalidad y a los creadores fotográficos. En el post-modernismo se examina el
medio en términos de su producción, diseminación y recepción en términos de su reproducibilidad.
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Walter Peterhans, sin titulo, naturaleza muerta con tela y marisco |
El significado de la imagen ya no
pertenece al autor, ni es el fotógrafo quien tiene control sobre el mensaje de
la imagen, sino que está determinado por el conjunto de otras imágenes y
signos. Es el bagaje de la cultura visual del observador que ayuda a construir/
reconstruir el significado de una imagen a partir de otras fotografías que ha
visto en su vida: instantáneas familiares, anuncios de revistas, fotogramas de
películas, estudios científicos, o fotografías viejas, fotografías artísticas.
Dentro de esta nueva significación/codificación, el trabajo de Cindy Sherman
Untitled Film Stills (1977) se convierte en el punto de partida del
post-modernismo fotográfico. Pero hablaremos de Cindy Sherman en otra ocasión.
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