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lunes, 20 de marzo de 2017

Mempo Giardinelli




Mempo Giardinelli es escritor y periodista. 

Nació y vive en Resistencia, Chaco, Argentina. 
Exiliado en México entre 1976 y 1984, a su regreso fundó y dirigió la revista "Puro Cuento". 

Es autor de una decena de novelas. Entre las más conocidas: Luna caliente, La revolución en bicicleta, Santo Oficio de la Memoria e Imposible equilibrio. Su más reciente novela publicada es Visitas después de hora.
También ha publicado libros de cuentos: Vidas ejemplares, Estación Coghlan y Luminoso amarillo entre los más conocidos. El más reciente se titula 9 Historias de Amor.
También publicó ensayos (entre ellos El país de las maravillas, Así se escribe un cuento, El género negro, Cartas a Cristina) y es un reconocido autor de literatura para niños: Luli, Celeste y Valeria son algunos de sus personajes más conocidos.

Enseñó Periodismo y Literatura en la Universidad Iberoamericana (México), la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) y la Universidad de Virginia (Estados Unidos).

Dictó cursos, seminarios y talleres, y ofreció lecturas en más de un centenar de universidades y academias de América y Europa. Participó como invitado en las Ferias Internacionales de Libros de Buenos Aires, Frankfurt, Guadalajara, Bogotá, Caracas, La Habana, Madrid, Milán, Montevideo, Porto Alegre, Quito, Santo Domingo y Santiago de Chile.
Fundó y preside una Fundación con sede en el Chaco, dedicada al fomento de la lectura y a la docencia e investigación en Pedagogía de la Lectura. Para su creación, en 1996 donó su biblioteca personal de 10.000 volúmenes. La Fundación sostiene diversos programas culturales, educativos y solidarios: www.fundamgiardinelli.org.ar

Desde 2004 es asesor ad-honorem del Ministerio de Educación de la Nación y del Plan Nacional de Lectura. Es también consultor de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), la Asociación de Bibliotecarios Graduados (ABGRA) y de los Planes Nacionales de Lectura de varios países hermanos.
Fue miembro del Consejo de Administración de la Fundación Poder Ciudadano, capítulo argentino de Transparency International, entre 2005 y 2008.
Entre 2007 y 2013 fue miembro pleno de la Comisión Provincial por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires.







Luna caliente

(Capítulo 1, fragmento)

Sabía que iba a pasar; lo supo en cuanto la vio. Hacía muchos años que no volvía al Chaco y en medio de tantas emociones por los reencuentros, Araceli fue un deslumbramiento. Tenía el pelo negro, largo, grueso, y un flequillo altivo que enmarcaba perfectamente su cara delgada, modiglianesca, en la que resaltaban sus ojos oscurísimos, brillantes, de mirada lánguida pero astuta. Flaca y de piernas muy largas, parecía a la vez orgullosa y azorada por esos pechitos que empezaban a explotarle bajo la blusa blanca. Ramiro la miró y supo que habría problemas: Araceli no podía tener más de trece años.

Durante la cena, sus miradas se cruzaron muchas veces, mientras él hablaba de los años pasados, de sus estudios en Francia, de su casamiento, de su divorcio, de todo lo que habla una persona que los demás suponen trashumante porque ha recorrido mundo y ha vivido lejos, cuando regresa a su tierra después de ocho años y tiene apenas treinta y dos. Ramiro se sintió observado toda la noche por la insolencia de esa niña, hija del ahora veterano médico de campaña que fuera amigo de su padre, y que lo había invitado con tanta insistencia a su casa de Fontana, a unos veinte kilómetros de Resistencia.

La noche cayó con grillos tras los últimos cantos de las cigarras, y el calor se hizo húmedo y pesado y se prolongó después de la cena, rociada de vino cordobés, dulzón como el aroma de las orquídeas silvestres que se abrazaban al viejo lapacho del fondo de la finca. Ramiro nunca sabría precisar en qué momento sintió miedo, pero probablemente sucedió cuando descruzó las piernas para levantarse, al cabo del segundo café, y bajo la mesa los pies fríos, desnudos, de Araceli le tocaron el tobillo, casi casualmente, aunque acaso no.

Cuando se pusieron de pie para ir al jardín, porque el calor era sofocante, Ramiro la miró. Ella tenía sus ojos clavados en él; no parecía turbada. Él sí. Caminaron, con las copas en las manos, detrás del médico, que ya estaba bastante achispado, y de su esposa, Carmen, quien no dejaba de hablar. Los más chicos se habían acostado y Araceli, decía su madre, era raro que estuviera despierta a esa hora. “Los chicos crecen”, dijo el médico. Y Araceli hizo como que miraba algo, al costado, en un gesto que Ramiro interpretó cargado de la intención de que él viera su media sonrisa.

Charlaron y bebieron en el jardín trasero, hasta las doce de la noche. Fue una velada que a Ramiro le resultó inquietante porque no podía dejar de mirar a Araceli, ni a su falda corta que parecía remontarse sobre las piernas morenas, suavemente velludas, impregnadas de sol, que en ese momento brillaban a la luz de la luna. Era incapaz de apartar de su cabeza algunas excitantes fantasías que parecían querer metérsele en la conversación, y que no sabía reprimir. Araceli no dejó de mirarlo ni un minuto, con una insistencia que lo turbaba y que él imaginó insinuante...






Su obra literaria está traducida a 20 idiomas y recibió importantes galardones, entre ellos el Premio Rómulo Gallegos 1993. Y en 2006 recibió el Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Poitiers, Francia.
También recibió el Premio Nacional de Novela, en México (1983) y el Premio Grandes Viajeros 2000 en España. 
En Italia recibió el Premio Grinzane Montagna 2007 y el Premio Acerbi 2009. 
En mayo de 2013 le fue otorgado el Premio Andrés Sabella, en Chile.
Ha publicado artículos y cuentos en casi todo el mundo, y es columnista habitual de los diarios Página/12 y The Buenos Aires Herald.








Santo Oficio de la Memoria » es la historia de  la inmigración en Argentina en 1885 de una pareja de pobres italianos de los Abruzzos con un niño en la Provincia del Chaco. Esta provincia selvática se fundó en febrero de 1878 con 70 familias friulanas que se instalaron en San Fernando de Resistencia, ciudad 100% italiana hasta finales del siglo XIX. Estos italianos se fueron integrando poco a poco en Argentina y hablaban un dialecto propio, conocido como cocoliche, pero también como espaliano o itañol.















De la cuentística de Mempo Giardinelli se ha dicho: "Las obras de Mempo Giardinelli son variaciones sobre la condición humana, no en un sentido abstracto sino concreto. Crea el universo de sus obras valiéndose de una escritura que parece realista. Pero ese realismo engaña: es irrealizado con diferentes recursos" (Karl Kohut, Universidad de Eichstätt, Alemania).

3 comentarios:

  1. Enrique excelente!!! nos presentás este escritor con información de su vida y sus escritos , pero sobretodo por el fragmento elegido, que despierta la curiosidad y deseos de seguir conociendo sus obras. Gracias.

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    1. Me alegra que te guste Mempo, es un gran escritor que sigo desde hace años.

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  2. Excelente nota, armado de textos e imágenes, sumado al fragmento de su cuento!!!! tal como dice Tesi, despierta interés de seguir leyendo!!!!! genial!!!!!

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