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viernes, 4 de enero de 2019

El pintor de la luz....





                Joaquín Sorolla : El pintor de la luz y el sol del Mediterráneo






Joaquín Sorolla y Bastida ( Valencia 1.860 - Cercedilla 1.923 ) fue un pintor español cultivador de ese género tan famoso y apreciado que llamamos impresionismo. Si bien nació cuando el movimiento en Francia estaba ya en pleno apogeo, por tanto sus pinturas son tardías, reúne todas las características que conocemos bien: gusto por el aire libre, búsqueda de lo momentáneo y fugaz, captación de los efectos de la luz, ausencia del negro y de los contornos, pinceladas pequeñas, sueltas e independientes.

































La temática de Sorolla es variada pero dos temas son muy reiterativos: las playas y las costumbres y trajes populares.





En el estilo más característico de Sorolla, el de técnica y concepción impresionista, destaca la representación de la figura humana (niños desnudos, mujeres con vestidos vaporosos) sobre un fondo de playa o de paisaje, donde los reflejos, las sombras, las transparencias, la intensidad de la luz y el color transfiguran la imagen y dan valor a temas en sí mismo intrascendentes.





Algunos críticos consideran estas obras un cruce entre los impresionistas franceses y los acuarelistas ingleses.
En el primer caso, numerosos óleos nos muestran la arena, el agua, el cielo y los cuerpos desnudos de niños o vestidos de adultos en las playas de Valencia.




En el segundo, la Hispanic Society de Nueva York encargó a Sorolla la representación de trajes regionales y la plasmación en lienzos de gran tamaño pinturas  relativas a la cultura y fiestas populares de España de la época.































Estas colosales pinturas, que han sido restauradas recientemente, representan su visión personal de las gentes de España y sus costumbres, insistiendo en la diversidad regional. 



Veamos en detalle algunas de sus obras: 




LA COMIDA EN LA BARCA



Los marineros hacen un alto en el duro trabajo cotidiano para comer en su propia embarcación.



La radiante y cegadora luz queda fuera puesto que están al abrigo de la vela de la barca y se disponen a comer pan con guiso marinero. Cinco adultos y el niño degustan el pescado bañados por la luz nacarada que da la vela y afanándose por saciar el hambre. Resulta curioso observar sus atuendos y sus rostros, tostados por el sol, el aspecto curioso y sorprendido del chiquillo y las posturas incómodas y apresuradas de todos ellos.








DESPUÉS DEL BAÑO. 



Radiante y luminosa esta escena con una madre y su hijito al borde del mar. El niño está cubierto por la blanca toalla con la que le ha embozado su madre, a la que mira con recelo (seguro que no quería salir del agua), mientras ella contempla maravillada a su hijo, que le parece lo más bonito del mundo. La barca encallada, las olas y el bañista de la derecha componen un cuadro precioso de gran armonía cromática. En esta obra quedan patentes los rasgos impresionistas, no hay negro ni contornos y la captación de la atmósfera y el instante es muy lograda.



NIÑOS EN LA PLAYA.

Sorolla acudía a menudo con su caballete a las playas de su Valencia natal ( El Saler, Malvarrosa ) para captar la esencia de la luz y la atmósfera mediterránea. En este caso los cuerpos desnudos de los niños son la excusa para tratar la luz y las sombras, los reflejos y el aire.









Debes observar las sombras malvas, marrones e incluso blancas así como los maravillosos reflejos del agua sobre la piel infantil expuesta al sol. ¡¡ Qué a gusto se debe de estar en la orilla del agua, en la playa, dejándose acariciar por el sol, el aire y las olas !!.



Paseo a la orilla del mar 





Recoge a su mujer y a su hija mayor paseando por la playa con una paleta brillante y vitalista. Capta la brisa del mar a través del movimiento de la indumentaria 

Esta es una de las obras más célebres de Joaquín Sorolla, muestra a su esposa e hija caminando por la playa mediterránea de Valencia, los efectos de luz que logra son únicos en su estilo. 
En este cuadro se aprecia en todo su esplendor la especial capacidad de Sorolla de plasmar rayos solares reflejados sobre telas blancas.
El más importante aporte de Sorolla fue la pincelada fluida y el colorido con el que desarrolló un auténtico estilo vanguardista, pintado  las inquietudes culturales y filosóficas de la época.


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