lunes, 17 de enero de 2022

Editorial Online y Atrapados por la Imagen Presentan: Carta de amor por encargo

Nuevo relato, de Pedro Pablo Lilli.



Queridos amigos, nos complace compartir con todos ustedes: 

Carta de amor por encargo


Material inédito de Pedro Pablo Lilli, fotógrafo destacado de nuestra comunidad, y autor literario en la Editorial Online de Atrapados por la Imagen, espacio dedicado a nuevos artistas.


¡¡Felicitaciones Pablo, por esta nueva entrega!!

Te deseamos muchos éxitos.


Agradecemos a todos nuestros amigos, lectores y seguidores, por sus visitas y valoraciones.

Afectuosamente.

Administración de Atrapados por la Imagen.




Carta de amor por encargo




Buenas noches. - dijo una voz masculina, en el teléfono. - Necesito que escriba una carta por mí...una carta de amor.

Diez años atrás, cuando era estudiante, había diseminado por doquier anuncios ofreciendo servicios de escritura de cartas, tesinas,  corrección de textos, etc.. Había tenido buen éxito, realmente, y me había permitido dejar la pensión donde vivía compartiendo habitación con otros muchachos, y alquilar un pequeño departamento, modesto, pero para mí solo.

El interlocutor, desconocido, insistió para que nos encontráramos.

Sinceramente no tenía ganas de volver a escribir cartas de amor por encargo. Desde que terminé la Universidad, ya no tomo esos trabajos y, por otro lado, esas misivas me cansaron. Me resultan demodé, obsoletas. Hasta me atrevería a decir  que causan el efecto contrario: si alguien me enviase, hoy, una carta de amor, saldría corriendo. Por más sentimiento que haya detrás de unas sinceras líneas románticas, es difícil no caer en el ridículo, a menos que, autor y destinatario, estén igualmente conmocionados y no lo adviertan.


Ante la solicitud tan terminante, no supe imponerme; soy un estúpido, lo sé, y le fijé una cita.

Lo escucharía con atención, café o mate de por medio, sin interrumpirlo y - finalmente - le propondría una "estrategia WhatsApp": tres mensajitos frescos, bien pensados, que podríamos – incluso- enviar juntos, en el momento, y – con eso- cerrar el trámite.


Era martes; estiré el encuentro para el sábado siguiente, por la mañana. En el ínterin, bromeé para mí : ¿ Me pongo a leer Corín Tellado o escucho boleros, para entrar en clima? ¿Cómo encabezo la carta..."¡Amada mía!", o "¡Luz de mis ojos!", “¡Pasión de mi Vida!”? El encabezado es el punto neurálgico de una carta de amor. Allí se juega todo lo que sigue. Quien la recibe toma acto, en esa expresión, de la intensidad del sentimiento que genera. Tiene que impactar. Retumbar en el pecho de la destinataria durante toda la lectura. ¿Qué frase desarmante incluiría en el texto..." Amor querido, eres el plenilunio que asoma para redimirme de esta soledad tenebrosa"?

Así estuve jugando, toda la semana.

El profesionalismo se me había ido al diablo.


Confieso que, en su momento, trabajaba con un método. Escribir una carta de amor por encargo, es un proceso en tres dimensiones.


Primera: tomar nota de la historia de amor, del contexto en el cual se desarrolla y de las personalidades de los protagonistas.

Segunda: encontrar el tipo de música de fondo adecuada PARA escuchar durante la redacción. Importante, porque juega como la banda de sonido de la escena en la que el protagonista le dice a la destinataria, el texto de la carta. Música Francesa para amores en agonía, Música Italiana para amores con promesas a futuro y Tango, para amores con añoranzas de barrio.

Disponía de listados de temas adecuados para cada situación e intensidad dramática.

Tercera: revisión y puesta a punto del texto. Lleva su tiempo, si se quiere hacer un buen trabajo. Esta dimensión debe estar INFLUENCIADA POR algún bolero. Fundamental para encontrar las palabras y los giros poéticos que arrancan suspiros y lagrimones ( "...No es falta de cariño, te quiero con el alma, te juro que te adoro, y en nombre de este amor, y por tu bien, te digo adiós…" - Nosotros, de Pedro Junco Jr. - ¿Se puede despachar a alguien con tanta altura, con tanta poesía? ).


El sábado, puntual, se presentó un hombre de aspecto distinguido que calculé me doblaba en edad. Sinceramente no coincidía con la imagen que me había figurado. De elegancia clásica y modos corteses se transparentaba en él una personalidad segura de sí y una formación sólida. Probablemente un afirmado profesional, más que un empresario.

Nos acomodamos en mi pequeño jardín donde había dispuesto una mesita con la cafetera, una jarrita de leche, té en saquitos y el equipo de mate. Él optó por el té Y yo por mi infaltable mate.


- Ud. ayudó a mi hija a redactar el Informe para una beca, años atrás. Afortunadamente guardé su teléfono y Ud. no lo cambió - comenzó diciendo. - Ahora soy yo, quien necesita de sus servicios.

Manifesté mi sorpresa porque estaba convencido que él dominaba un léxico más rico y florido que el mío y podría expresar sus propios sentimientos mejor que yo. 

- ¿Ud. cree? - sonrió pensativo. Con un suspiro levísimo añadió - La destinataria es una joven mujer. Coetánea suya, para ser claro. Poco años mayor que mi hija. Deseo hacerle llegar el mensaje con aire fresco, privo de mi retórica crepuscular, gastada, risible. Porque lo que debo decir - hizo una pausa - es muy serio.

Me miró a los ojos con un brillo débil, derrotado.

- Es muy angustiante reprimir emociones, guardar silencio - continuó.

- ¿Por qué hacerlo? Es siempre mejor sincerarse...

-  Una enorme diferencia de edad es un límite que no debe ser superado. Conduce al fracaso y lastima. Deja heridas, inútiles, en ambas partes. - aseveró recobrando entereza.

Tomé un mate y pregunté;

- ¿Podría tratarse de..."un golpe de sol"?

- Absolutamente, no. Tiene raíces profundas.

Nos interrumpió una llamada a mi celular.

- Delfy, te llamo luego. Beso, preciosa. Discúlpeme, debí apagarlo...lo escucho. Cuénteme desde el inicio.

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- Enviudé un año atrás, después de cuarenta años junto a una inigualable compañera; mi fuerza, mi sostén. Cuando enfermó con diagnóstico fatal nos propusimos dar pelea con altivez y más unidos que nunca. Traté que no lo advirtiera, pero yo moría por dentro, día a día. Absurdamente era ella quien no nos dejaba caer...¿ Me sigue ? - quedó turbado un instante y retomó el relato.

- Para poder asistir y acompañarla a la infinidad de visitas médicas, análisis de laboratorio, curas, etc., en el Estudio fue necesario contratar a alguien que me ayudara. Tengo en sociedad con otros colegas  amigos un Estudio de Arquitectura. Hicimos una selección entre jóvenes profesionales con experiencia concreta y así sumamos a... llamémosla  "Ana" …- es frecuente que quien encarga una carta de amor, esconda el nombre del destinatario o destinataria para salvaguardar la identidad. 

- Por regla general las arquitectas son siempre mujeres hermosas  - dije para desestructurar, al margen de que soy un convencido (estoy saliendo con una, y realmente, es algo...¡Sin palabras!).

Sonrió:

- Es cierto. Mi mujer, arquitecta, lo era. ¡Ana, es bellísima!


Ya tenía una valiosa información sobre el contexto y podía intuir muchos aspectos de la historia, ya que conozco el ambiente.

- Apenas la vi quedé impresionado - continuó -Estaba bajo de defensas de todo tipo, especialmente anímicas, por lo que estaba viviendo en casa y en el Estudio. Mi mujer, su salud, su sobrevivencia dependían solo de mí. ¡Y era tan poco lo que yo podía contra un cáncer que avanzaba sin tregua! Los compromisos laborales me superaban: no podía responder en tiempo y forma, lo cual es intolerable para mí. El Estudio estaba transitando un período de  crecimiento importante. No dábamos abasto, después de varios años flojos. Ana fue una bendición...Formamos un mini-equipo. Interpretaba e interpreta perfectamente mis ideas y las enriquece. Es una gran profesional. Sobre todo, una lindísima persona. - hizo una pausa. - Fue inevitable que me enamorara, si así se puede decir. No veía la hora de llegar al Estudio, de tenerla frente a mí, y compartir unas horas fuera de las penumbras de mis pensamientos constantes. Una bocanada de aire fresco. Un poco de luz. Un bálsamo. Aclaro: eso no alteraba ni una pizca el profundo amor por mi mujer. Inatacable e inmortal. ¿Se entiende?

- Perfectamente.

- Era algo paralelo y no en contraposición. Un enamoramiento límpido, fuerte, vivificante pero, al mismo tiempo doloroso vista la diferencia de edad que me obligaba al silencio y la retirada. A pesar de mis esfuerzos, ella lo advirtió. Pero supimos no abordar el tema.

Me impuse un autocontrol rígido.

Tuve un solo momento de incertidumbre pero no tuvo consecuencias, afortunadamente. Una tarde, volviendo del encuentro con un cliente, fuimos a tomar algo. Nuestras conversaciones se limitaban siempre a lo laboral. Sabíamos relativamente poco el uno del otro. Mi situación era más pública, porque ella es de una discreción enorme sobre su privacidad y la ajena.

- ¿A qué se dedica tu compañero? -  pregunté para sacarle información.

- Estoy libre - sonrió maliciosa, haciéndome entender que había anticipado mi juego.

- ¡Uh, qué mujer exigente debes ser! 

- Los que valen la pena, como vos,  están todos ocupados - respondió mirándome con afecto. Estuve a punto de sincerarme, de decirle cuánto me gustaba, cuánto la necesitaba, lo importante que se había vuelto para mí. Pero me contuve.  Ella entendió todo y, para hacérmelo saber, tomó una de mis manos entre las suyas, reteniéndola, mientras buscaba en vano, mi mirada.  Ante mi obstinado silencio, la palmeó cariñosamente  un par de veces y dijo:

- Es tarde. ¿Vamos?

Eso fue todo.


- La salud de mi mujer era cada vez más crítica y me insumía más dedicación. Ana me cubría las espaldas en el Estudio y estábamos en permanente contacto. Mi tormento por no verla, era insostenible.

Pasados los trances de la pérdida de mi mujer  caí en una fuerte depresión, aún no superada, que, con la ayuda de mi hija, familiares y queridos amigos, voy sobrellevando. Retomé mi trabajo y me reencontré con Ana. No fue fácil, no podría explicar por qué. Estaba destruido moralmente, vacío. Incapaz y desganado de todo. Asqueado. Desilusionado de la vida. No tener más a mi compañera de siempre me paralizó. Trabajaba desconcentrado, y volvía a casa a comer mal, beber mucho y dormir sin descansar.

- ¿Ana no lo ayudó a salir del pozo?

- ¡Pobre Ana! ¡Qué hubiera sido de mí y qué sería de mí sin ella! Cubrió y cubre todas mis falencias laborales, me contiene con su comprensión y amistad. ¡Soy un afortunado!

- ¿Y sus sentimientos hacia ella?

- Vea, si antes no tenía nada que ofrecerle, ahora, que no sirvo para nada, ¡menos! - hablaba convencido. Ese hombre no estaba bien. 

- Ud. desea escribirle una carta. ¿Cuál es el mensaje que debe transmitir?

- No se apresure. Antes debo comentarle que ya no está sola. Me alegro por ella. Confieso que cuando me comentó que estaba saliendo con "alguien interesante" sentí celos. Muchos celos. Una rabia indecible se apoderó de mí. ¡Estupideces mías! ¡Si estoy muerto! Al inicio me irritaba verla controlar el celular. o contestar mensajes, o sonreír al leer alguno. O verla que se cambiaba y maquillaba antes de salir, cosas que antes no hacía. ¡Y para encontrarse con otro, incapaz de amarla como yo!

- Eso fue al inicio... ¿Y ahora?

- Superé, como es lógico, mis primeras reacciones. ¡Cómo no desear felicidad a una chica como ella! ¡Cómo no alegrarme de saberla enamorada! Pero aquí está, el motivo de la carta.

-  Veamos.

- Hay algo que no funciona en esa relación. Su humor es cambiante. La he visto encerrarse a hablar por teléfono y la he escuchado pronunciar palabras duras y llorar. O pasar largo rato escribiendo mensajes con expresión disgustada. Por discreción disimulo no ver nada. Pero días atrás sucedió algo que me sacudió: vino con moretones en ambos brazos, muestra de que alguien la había aferrado con violencia - su cara comenzó a desfigurarse.

Tragué saliva al escuchar este episodio.

- Le pregunté qué había ocurrido. Quién había sido. No obtuve respuesta - su mirada se transformó. Me fijó en modo amenazante.

- La carta es un pedido perentorio: quiero saber con quién sale y saber que es un gentilhombre con ella. De no ser así, si es un violento, si es un maltratador, lo busco y va a maldecir haber nacido. 

Me miraba con frialdad criminal.

- Encabece la carta simplemente así : 

"Delfy:"


Pedro Pablo Lilli.

Rosario, enero 2022.

18 comentarios:

  1. Que historia tan interesante, cuantos sentimientos encontrados en tu narracion ¿. Me alegro el haber leido tu historia, en realidad son pocos los cuentos que me movilizan pero ha sido muy especial para mi el haber entrado en tu historia .

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  2. Excelente relato Pedro, o...señor violento 😂

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  3. Historia que comienza rozando el grotesco cuando el “escribidor” piensa en los recursos a la hora de hacer su trabajo sin que el encargo le despierte sospechas.
    Tras el velo de una enfermedad se teje una historia con un remate que asombra al lector y lo deja ante un enigma con tintes macabros.
    Cuando terminé de leer “CARTA DE AMOR…” sentí la necesidad de decir: - ¡Avísenle a Delfy!... pero el cuento no es mío es de Pedro Pablo Lilli que sigue asombrando en cada entrega.

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    1. Marta, recibir una devolución tuya, y - en particular - como ésta, es un honor. Gracias!

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  4. Una carta en espera... un amor a destiempo, la pureza por un lado y la violencia de estos tiempos, una conjugación de sentimientos tan profundos, que conmueve al lector!!! solo puedo decir Gracias!!! sí, Gracias Pablo por esta historia, que nunca olvidaré!!!!

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    1. La complejidad de la vida y la fragilidad con la que la transitamos son una fuente infinita de historias.Me llegan profundo tus palabras, Lauri. Gracias!!!

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  5. Pablo un relato que asombra, y nos atrae, por la pintura de los personajes, por la descripción de sus sentimientos; por un lado el romanticismo de otras épocas y por otro una problemática muy actual. Una narración que se desarrolla con soltura. Gracias Pablo, te deseo muchos éxitos.

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    1. Gracias, Tesi!!! ¿Muta el modo de sentir...? Probablemente no, pero sí el modo de expresarlo, de exteriorizarlo...

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  6. Qué bien llevado el relato Pedro ! Gracias por hacer entretenida la lectura
    El encabezado es lo más importante en una carta !

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  7. Pablo, disfruté viajar en el tiempo, a un pasado imaginario donde el amor se expresaba a través de una carta por encargo. Un relato que cautiva desde su título, y con hilo sutil de misterio nos lleva a recorrer las contradicciones del amor, propias de cualquier tiempo, y una triste realidad aun latente. Con un final enigmático, que despierta incertidumbre e impotencia, invitando al lector a narrar su propia historia, a partir de "los dos puntos" que suceden a Delfy. Felicitaciones querido amigo!! Muchas gracias por tu arte expresado en letras!!! Como siempre, te deseo el mejor de los éxitos!!

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  8. Un relato apasionante, Pablo. Al mejor estilo de los grandes escritores. Una historia conmovedora y cautivante que, termina dejando al protagonista en el eje central del problema a resolver. Mis felicitaciones!!

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  9. Impresionante relato me hizo volar con mi imaginación a una oficina de arquitectura, fui testigo invisible de una historia de amor sin desperdicio. Gracias Gracias Gracias!!!!!

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  10. Excelente relato Pablo, me metiste totalmente en la historia, gracias. Susana S

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