TEATRO COLÓN DE BUENOS AIRES, UN EDIFICIO QUE HONRA SU HISTORIA
El Teatro Colón de Buenos Aires es una de las salas de ópera más importantes del mundo. Su rico y prestigioso historial y las excepcionales condiciones acústicas y arquitectónicas de su edificio lo colocan al nivel de teatros como, la Scala de Milán, la Ópera de París, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres y el Metropolitan de Nueva York.
Hoy, en Domingos de Curiosidades, te contamos su historia, y algunas curiosidades que, tal vez, no conocías.
Los orígenes
El Teatro Colón de Buenos Aires tuvo su primera casa en un predio ubicado frente a la Plaza de Mayo con entrada principal por Rivadavia 11. La obra se construyó sobre la base de los planos de Carlos E. Pellegrini, padre de quien sería presidente argentino en 1890. Ornamentada con majestuosas piezas de bronce cincelado, la ópera rioplatense fue la primera sala en utilizar iluminación a gas. Desde las ubicaciones distribuidas en 64 palcos, 441 plateas, 114 tertulias, 240 cazuelas y 250 lunetas paraíso se observaba el escenario más grande construido hasta esa fecha.
El Teatro en Rivadavia 11 se inauguró el 25 de abril de 1857 con una premiere de gala, con la presentación de la ópera “La Traviata”, de Giuseppe Verdi, y cerró sus puertas el 13 de septiembre de 1888 con el estreno de “Otello”, del mismo compositor.

El Teatro en Cerrito 628
El 25 de mayo de 1890 se colocó la piedra fundamental para la construcción del Teatro Colón en su nuevo emplazamiento, dado que la inauguración estaba prevista para antes del 12 de octubre de 1892, por cumplirse 400 años desde la llegada de Colón a América. El terreno, ubicado frente a la Plaza Lavalle, antiguamente albergaba la Estación del Parque, la cabecera del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, cuyo primer viaje, el primero que circuló en la República Argentina, contó entre los privilegiados pasajeros con el primer presidente de la Bolsa, Don Felipe Llavallol.
Sin embargo, finalmente la obra demoró alrededor de 20 años en concretarse. En 1891 al fallecer el arquitecto Francesco Tamburini, autor del proyecto inicial, la obra pasa a manos de su socio y autor del palacio del Congreso Nacional, el arquitecto Víctor Meano, quien a su vez incorpora modificaciones. En 1894, la construcción se estanca por cuestiones financieras; hasta que, en 1904, tras la muerte de Meano, el Gobierno encarga la terminación de la obra al belga Jules Dormal, quien también introdujo modificaciones estructurales al diseño original y dejó definitivamente impreso su sello en el estilo francés de la decoración.
Este ícono de la Ciudad de Buenos Aires se inauguró el 25 de mayo de 1908, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, también con una ópera de Verdi: “Aída”
Sobre la puntualidad
El presidente Marcelo T. de Alvear fue el encargado de imponer la estricta puntualidad del Colón. Al parecer, Alvear era un asiduo concurrente al teatro. Hasta el año 1926, el público no era demasiado puntual, lo cual disgustaba al Presidente. Entonces, antes de cada función, Alvear se paraba y seguía con la mirada, a través de sus binoculares, a quien haya llegado tarde. Otros espectadores lo imitaron, incomodando a los impuntuales. Y así corrigieron la costumbre.
Los palcos de las viudas
Como toda obra que tiene tantos años de historia y ha visto pasar cambios sociales, culturales y políticos, el Colón guarda en su interior secretos impactantes. Uno de ellos es el de los “palcos de las viudas”, que se encontraban a la altura del foso para la orquesta, es decir más abajo del escenario.
Escondidos detrás de rejillas negras, en una etapa, y de bronce, en otra, estos palcos tenían una protección adicional para evitar miradas indiscretas. ¿Por qué? La explicación es que antiguamente, en las primeras décadas del siglo pasado, las viudas no querían ser vistas mientras estaban de luto.
De modo tal que estos palcos ocultos se utilizaban para resguardar a las mujeres que habían perdido a sus esposos recientemente y, vestidas completamente de negro, concurrían a la sala para disfrutar de un concierto.
También llamados “baignoire” (bañera), estos palcos se ubicaban a cada lado del escenario y estuvieron cerrados durante mucho tiempo. Actualmente son usados por los músicos de la Orquesta Académica del Instituto Superior de Arte. También se usan para guardar partituras e instrumentos.
La cúpula
Originalmente, la cúpula de la sala principal fue pintada por Marcel Jambon, un artista francés. Las pinturas fueron realizadas en su atelier de París y representaban al dios Apolo en un carro tirado por cuatro corceles blancos. Esa pintura se mantuvo hasta los años 1930, cuando filtraciones de humedad la arruinaron. La cúpula se mantuvo sin pintura decorativa hasta mediados de la década de 1960, cuando se decidió agregar una. Se encargó entonces a Raúl Soldi la decoración de la cúpula. Soldi trabajó entre diciembre de 1965 y marzo de 1966. Su obra, compuesta de dieciséis telas que abarcan 320 metros cuadrados, fue realizada en un principio en el piso 11 del Teatro San Martín y colocada en la cúpula del Colón con un andamio de 30 metros. Soldi no pidió ninguna remuneración por su trabajo.
Entre 2003 y 2010, el Colón fue restaurado. Trabajaron 1500 personas para recuperar los 60.000 m2 del teatro. El Gobierno porteño invirtió $340 millones en las obras. Y el gran desafío fue preservar la acústica, considerada como una de las mejores del mundo. Había mucho en juego, así que se organizó una función privada, antes de su reapertura al público el 13 de mayo de 2010, para ver si las obras habían salido bien. La restauración había sido un éxito.
Mantenimiento de la imponente araña central
La araña del Teatro Colón es la original del momento de su inauguración, fue construida en Europa a fines del siglo XIX. Pesa 1300 kilos y tiene 735 lámparas. Tiene dos partes: una fija, amurada al techo, de siete metros y medio de diámetro y otra desplazable, de cinco metros y medio de diámetro y casi cuatro de alto, que constituye su plafón central. Cada año, para su mantenimiento, que incluye la limpieza, la reparación y el cambio de las lámparas ubicadas en 12 tulipas, requiere del trabajo de un equipo especializado de 25 personas. Para eso se la baja, casi treinta metros, con un moderno sistema instalado durante la remodelación de 2010. Desde la restauración conservativa del Teatro, concluida ese año, cuando se modernizó el sistema de descenso e izado de la araña, se repusieron faltantes con nuevas piezas reconstruidas artesanalmente por Juan Carlos Pallarols. También se mantuvo uno de los secretos más preciados que alberga este espacio: el corredor sobre la cúpula que permite ubicar allí a coreutas y músicos y generar voces y sonidos celestiales en las representaciones que busquen este efecto especial.
Finalmente, durante la última hora de este proceso que insume casi medio día, se realiza la prueba de encendido, apagado, enfriado y vuelta a encender, para verificar que todo esté en orden antes del ascenso. También se aprovecha esta oportunidad para el recambio, reparación y limpieza de las lámparas del proscenio, a ambos lados del escenario.
El magnífico edificio del Teatro Colón fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1989, para cuidar para siempre su preservación.
El escenario
La sala principal cumple estrictamente con las normas del teatro clásico italiano y francés. La planta, que está bordeada de palcos hasta el tercer piso, tiene forma herradura.
El escenario posee una inclinación de tres centímetros por metro y tiene 35,25 metros de ancho por 34,50 de profundidad, y 48 metros de altura. Posee, además, un disco giratorio de 20,30 metros de diámetro que puede accionarse para girar en cualquier sentido y cambiar rápidamente los escenas. Además, el foso de la orquesta posee una capacidad para 120 músicos.
La sala
La capacidad de ésta alcanza los 2.490 asientos distribuidos en platea, palcos –baignoire, bajos, balcón y altos–, cazuela, tertulia, galería y paraíso, y sumando los 1.000 lugares para espectadores de pie llega a un aforo de casi 3.500 localidades.
Colón Fábrica
El Teatro Colón es uno de los pocos en el mundo que tiene talleres propios en los que se realizan en forma integral las escenografías, vestuarios (trajes, pelucas y calzados) y efectos especiales para las monumentales puestas en escena. Esos talleres son conocidos como Colón Fábrica, un espacio ubicado en La Boca, Buenos Aires, allí se exhiben las producciones del Teatro Colón, Es un depósito visitable donde se puede conocer el proceso creativo y la realización de las puestas en escena del teatro, además de apreciar los oficios teatrales que se transmiten de generación en generación; y la gran variedad de elementos que componen una puesta en escena de gran nivel.
El Teatro Colón continúa vigente no solo como la ópera principal del país, sino como uno de los espacios de más reputación en el mundo.
Idea, investigación y edición: Isa Santoro
Administradora de Atrapados por la Imagen

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Interesantísimo y completo artículo sobre esta joya, orgullo de nuestro patrimonio nacional. Gracias, Isa!
ResponderBorrarMuchas gracias, amigo. Me alegra mucho que te haya gustado! Abrazo!
BorrarY llegó el día de la semana más esperado, hoy es Domingo de Curiosidades, y nos levantamos con una nota maravillosa, sobre los detalles que nunca supimos sobre El hermoso Teatro Colón!! Me encanta Isa!! Gracias por este regalo de domingo!!!
ResponderBorrarLauri, gracias amiga, realmente es apasionante investigar para hacer estos Domingos de Curiosidades, te agradezco siempre, la oportunidad y la libertad para hacer y elegir, la nota de cada domingo! 💜💚
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