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domingo, 17 de agosto de 2025

DOMINGOS DE CURIOSIDADES. HOY, BAR "EL CAIRO".

 EL CAIRO, EL BAR QUE INMORTALIZÓ FONTANARROSA






Eternizado por Roberto Fontanarrosa en su libro La mesa de los galanes, bar “El Cairo” es uno de los espacios más reconocidos de Rosario, rodeado de un halo de misticismo que se convirtió en un imán para los visitantes de la ciudad.

Hoy, en Domingos de Curiosidades, voy a contarte su historia y algunos datos que, tal vez, no conocías.



HISTORIA DEL MÍTICO BAR

Inaugurado en 1943 por Felipe Millia, en la planta baja de una casona, comenzó como un típico café. Tenía mesas de billar, donde los hombres de la ciudad se juntaban para hablar de fútbol, política y mujeres. En la década del 70, tras ser remodelado, se convierte en un lugar donde un público de jóvenes intelectuales hacía del bar un punto de encuentro fundamental. también cuando comenzaron a entrar mujeres.


Allá por 2002, en tiempo de crisis, los dueños decidieron cerrar. "El último día que estuvo abierto me prometí que lo iba a reabrir y no pasó mucho tiempo hasta que encontramos la vuelta para hacerlo", comentó en una entrevista, Mario D'Agostino, quien, junto con Eduardo Rubin, se hizo cargo de la reapertura. 
"No fue fácil, demandó un gran esfuerzo -añadió-. Pero contamos con la ayuda de muchos rosarinos que querían que volviera el bar."

"Todos los que íbamos a El Cairo tenemos muchísimas anécdotas para contar de situaciones risueñas y otras no tanto, que se dieron ahí en aquellos años", recordó "El 'Negro' Fontanarrosa, el parroquiano más célebre del bar".

"Lo mejor eran los sábados al mediodía. Era imposible estar en él por la cantidad de gente que se reunía. Era como un club, donde uno iba encontrarse con gente amiga. Muchos de los motivos de mis cuentos y muchos de los personajes ficticios que aparecen en mis libros están inspirados en las charlas que se daban con los muchachos en la mesa del bar", admitió Fontanarrosa y comentó: "No saqué anécdotas ni historias; las cosas no son tan fáciles, pero sí busqué recrear el habla coloquial que se da en el café".

Por las mesas de El Cairo pasaron muchos de los artistas que recalaron en la ciudad. Una de las visitas más recordadas es la de Joan Manuel Serrat, quien una tarde se dejó caer por el lugar en compañía de Fontanarrosa.




Durante años, el bar exhibió en una de sus columnas una foto del encuentro que, cuando cerró el 31 de diciembre de 2002, desapareció misteriosamente.

"El Cairo ha sido y va a seguir siendo el bar más mítico y emblemático de la ciudad", enfatizó D´Agostino, quien, desde la reapertura del local, debe dividir su tiempo entre su profesión de médico y su nueva ocupación de empresario gastronómico.

"Para mí es un pedazo importante de mi historia -dijo-. Ahí conocí a la que hoy es mi mujer, lo que no es poco."

Pese al apoyo que recibió de los rosarinos, la reapertura de El Cairo peligró cuando en la madrugada del 3 de mayo último se desató un incendio en el bar. "Fue un golpe duro, que en vez de desalentarnos nos animó a no bajar los brazos. Por suerte, los daños no fueron graves y, aunque hubo que reformular el proyecto, pudimos seguir adelante", comentó 
D'Agostino.



"Tengo una gran expectativa por la reapertura de El Cairo: espero que los nuevos dueños logren devolver al bar el espíritu que tenía en sus buenas épocas y que lo convirtió en una leyenda", confesó en su momento Bernardo Héctor "Chiquito" Reyes, un viejo parroquiano del bar que se hizo famoso gracias a la parodia que su amigo, Alberto Olmedo, le hacía en su programa de televisión.

"Era un bar de periodistas, artistas y soñadores a los que les gustaba matar el tiempo tomando café y charlando de bueyes perdidos", relató nostálgico Reyes y añadió: "Yo iba siempre con un grupo de amigos. Me acuerdo que una vez lo llevé al Negro (Olmedo) y nos quedamos qué sé yo cuánto tiempo hablando. Eran aquellos tiempos de bohemia que tanto se extrañan".

El bar El Cairo era un punto de encuentro para ambos, donde pasaban tiempo charlando y recordando viejos tiempos. 

La relación de amistad entre Reyes y Olmedo se hizo aún más conocida gracias a la parodia que Olmedo hacía de su amigo en su programa de televisión. 



LA MESA DE LOS GALANES

Nombrar al bar El Cairo en Rosario es sinónimo de tradición. Hablar de Roberto Fontanarrosa es una de las personas que conectan con la ciudad del sur de Santa Fe. Juntos estos dos emblemas rosarinos forman la famosa "Mesa de los Galanes".

Ricardo Centurión, uno de los "galanes",  recordó en una entrevista, que le hicieron a catorce años de la muerte del Negro Fontanarrosa, no sólo a su amigo, sino a  las figuras que pasaron por la mesa gracias a él  y a la  pasión que tenía por el fútbol: "Le tenían que dar un premio y no fue porque jugaba Central".



La primera pregunta que le hicieron fue, ¿por qué la Mesa de los Galanes?: "Fue una ironía del Negro. Decirles galanes era una estafa más grande que vender un caballo con dientes de madera", bromeó rápidamente Centurión. "A los más grandes de la mesa, que en ese entonces tenían 50 años, les decíamos ‘viejos’ y todo lo que le podíamos agregar para molestarlos, entonces así salió la Mesa de los Galanes", agregó.

Sin embargo, fue un programa radial el que difundió el nombre de la mesa: "El que le daba manija era el ‘Pelado’ Reynoso, que era director de teatro y tenía un programa de radio de cinco horas a la noche, entonces cuando se le terminaba el repertorio empezaba a hablar de la Mesa de los Galanes de El Cairo. Venía la gente a la noche al bar y le preguntaban al mozo cuál era la Mesa de los Galanes, que respondía ‘ahí tiene señora, llévese el que quiera, pero no hay devoluciones’ y esas pavadas. Fue una ironía, de galanes teníamos poco".

Centurión también contó que este grupo de amigos se inició allá por la década del ochenta, aunque reconoció que no hay mucha certeza con respecto al calendario: "Tenemos una fecha que fue cuando armamos un equipo de fútbol, y eso fue allá por el 81 o el 82. Pero lo tomamos con pinzas, porque cada uno de la mesa te va a decir fechas distintas".

Por otra parte, señaló que no siempre se dieron cuenta de la magnitud de la figura de Fontanarrosa: "Nosotros decíamos ‘qué va a ser artista si vive a la vuelta de mi casa’. Nosotros no lo alabábamos mucho con él presente, pero a pesar de que vos estabas todos los días con él, te sorprendía igual. A veces agarrábamos una historieta o un libro y decíamos ‘mirá lo que escribió este'".

Por aquella Mesa de los Galanes no sólo pasó ese grupo de amigos, sino que también se sentaron figuras de renombre mundial: "Tuvimos la suerte de estar con tipos que lo querían conocer, como Galeano, Sabina o Silvio Rodríguez. Tenían una admiración por el tipo que te hacía dar cuenta que estaba más alto de lo que lo veíamos. Galeano nos dijo ‘escribo cosas que el Negro ya escribió y me doy cuenta que lo copié'".

"Nosotros no hemos sido grandes lectores de él", reconoció Centurión. "Él cada vez que sacaba un libro te lo traía dedicado y yo le decía ‘ya lo voy a leer’. Después, cuando él murió agarrar sus libros era toda una historia. El Negro tiene muchos fanáticos y te hablan de todos sus cuentos, cualquiera nos pinta la cara", indicó.

Muchos de los que lo conocían aseguran que la mayor pasión de Fontanarrosa, aún más que escribir o dibujar, era el fútbol y su amor por Rosario Central. "Hubo alguien que dijo ‘si al Negro le dan el Premio Nóbel y juega Central, no va’. Pasó algo parecido, le tenían que dar un premio y no fue porque jugaba Central", relató Centurión.

"Todo se regía por el fixture de Central. Era su pasión, no sé si no estaba en el primer lugar. Él iba a ver la reserva y venía y nos contaba. En un momento nos decía que había un pibe en tercera que jugaba muy bien y lo seguía. Era el Kily González", añadió

Otro “galán”, el artista plástico Rodolfo Perassi, “Belmondo”, para los amigos, realizó para inmortalizar esos momentos, una obra, una mesa que condensa el espíritu de los encuentros. Como patas tiene unas piernas de mujer, además está pintada con los colores de los tradicionales equipos de fútbol de la ciudad, Newell’s y Central, y también tiene una selección de fotos que retratan momentos inolvidables del grupo.

“En la obra que realicé quise hacer una síntesis de todo lo que moviliza a los que formamos el grupo. La mesa es un espacio de encuentro de amigos,  donde los chistes y los temas de actualidad se cruzan con las mujeres y el fútbol, recuerdo que en los inicios uno llegaba al Cairo,  se sentaba solo en una mesa, se acercaba alguien y se ponía a conversar, en el transcurso de la charla se iba agregando gente, se iban otros, y a veces uno terminaba charlando con un desconocido. En la Mesa de los Galanes todos los temas se disparan para hacer chistes, las cosas serias no se tocan ahí”, asegura Belmondo,

LA SILLA VACÍA

La muerte de Fontanarrosa aquel 19 de julio de 2007 dejó un hueco en esa mesa de café, que lo recuerda con mucho cariño: "La mesa quedó medio desmadrada. El tiempo pasa y por ahí se lleva a alguno. Pero la gente siempre te lo trae al Negro".

Fontanarrosa quedó como un símbolo de Rosario y eso se ve todos los días: "Ayer estaba tomando un café en El Cairo y veo gente que entra, se saca una foto con el Negro y se va", contó Centurión.

Incluso, su figura llega a los colegios: "Hay chicos de la escuela primaria que lo están leyendo para hacer algunos trabajos y creo que lo mejor que le pueden transmitir a los chicos es la persona que era el Negro, un ser maravilloso".

Hay una conocida frase de Fontanarrosa que resume muy bien lo que la amistad significaba para él. Cuando le preguntaron qué soñaba para su hijo, respondió: "Que sus amigos sonrían cuando lo vean venir".



SERRAT  Y FONTANARROSA, REBAUTIZAN LA MÍTICA ESQUINA DE EL CAIRO

En noviembre de 2022, Joan Manuel Serrat inicia su gira  de despedida de los escenarios  en Rosario, con su show: “El vicio de cantar en la Argentina”, a la que definió como un acontecimiento “lleno de trampas, de emociones, distancias, de sentimientos tremendos”, también inundado por la conciencia de “estar alejándome de algo que se va en mi vida y que me hizo muy feliz”. una ciudad muy querida por él, y que frecuentaba cuando venía a la Argentina, ya que lo unía una gran amistad con el querido "Negro" Roberto Fontanarrosa.

La esquina emotiva para los rosarinos nació por una iniciativa del Concejo Municipal, que a través de una ordenanza dio el nombre de “Roberto ‘Negro’ Fontanarrosa” al paseo constituido sobre vereda norte de calle Santa Fe, desde Sarmiento por 30 metros hacia el oeste, y el nombre de “Joan Manuel Serrat” al paseo constituido sobre la vereda oeste de calle Sarmiento por 30 metros hacia el norte.


Serrat, la viuda de Fontanarrosa, amigos, vecinos y hasta el intendente de Rosario compartieron la ceremonia del cambio del nombre de la esquina del bar El Cairo

Nano no desperdició los minutos ante su gente: “A Fontanarrosa lo siento muy cerca. Fue muy duro para él (sus últimos días) y para todos los que estaban a su alrededor.

Serrat agradeció a todo el público que se acercó, y señaló: “Nunca pensé que podríamos encontrarnos una tarde como hoy, en medio de tanta gente y tanto cariño, formando una esquina con mi querido amigo Roberto Fontanarrosa, con el que tuve la fortuna de compartir espacios de la vida, fantasías, alegrías, sueños, y sobre todo de divertirte con él”.

Después agregó: “Vivir con el ‘Negro’ era vivir con una persona divertida. Era una persona que difícilmente transmitía sus angustias, sus pesares, y en cambio transmitía constantemente su felicidad de estar vivo, su curiosidad por la vida, su afán de ser sencillamente lo que le gustaba ser: un hombre que escribía y mucho y muy bien, que dibujaba y que amaba a su ciudad y a Central por sobre todas las cosas”.

Serrat añadió que lo que sentía y hacía Fontanarrosa “no era un desprecio a nadie, sencillamente que le daba prioridad a aquellas cosas que ustedes también le dan prioridad, y por las que ustedes quieren a la gente. Si el Negro no hubiese sido como era difícilmente hubiera alcanzado la categoría de ser amado e idolatrado por su ciudad, por su gente, con independencia de cualquier cosa. El Negro era un hombre honesto y como tal fue reconocido y como tal vivió”, subrayó.



El Cairo es un símbolo de la cultura rosarina y un testimonio de la importancia de los espacios de encuentro para la creatividad y el intercambio intelectual.  Su historia y su ambiente único lo han convertido en un lugar de visita obligada para turistas y locales interesados en la cultura de RosarioEn la actualidad, el bar sigue manteniendo su esencia y su espíritu de lugar de encuentro, aunque con las inevitables transformaciones del tiempo.

Vale la pena visitarlo. Tengamos en cuenta que...Rosario siempre estuvo cerca...






Idea, Investigación y Edición: Isa Santoro
Administradora de Atrapados por la Imagen



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1 comentario:

  1. ¡Muchas gracias por tan hermosa nota! Al llegar a Rosario, sentí por primera vez que era mi lugar en el mundo, sentimiento que solo había experimentado antes en Tilcara. Recomiendo a todos visitar "El Bar el Cairo", un lugar sumamente especial. ¡Gracias Isa Santoro por los domingos de Curiosidades!

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