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viernes, 4 de septiembre de 2015

Emocion y sentimientos...

Volvemos a la carga con las emociones....

En el artículo titulado “Que hace que una foto sea una gran foto” hablamos sobre emociones y sentimientos, y ofrecimos algunas sugerencias. Hoy vamos a agregar algunas posibles variaciones para pensar y probar alguna en la siguiente ocasión. Comenzamos por…
El punto de vista
Renovar el punto de vista (el ángulo) en función de lo que se quiere transmitir, es algo para tener en cuenta y que puede mejorar nuestras imágenes. Los más usuales son:  
Picado: Cuando situamos a nuestro sujeto por debajo del objetivo de nuestra cámara lo empequeñecemos,  es un plano en el que habitualmente se percibe al sujeto como más pequeño, como en el caso de los niños, y con cualquier otra cosa, se puede ganar en tamaño de modo natural o se puede “forzar” y hacer tomas desde ese ángulo, al colocar a una persona desde ese punto de vista se lo coloca en una posición inferior, ¿Qué se gana? Se logra vulnerabilidad y desprotección.
A la altura de la mirada: Cuando colocamos al protagonista de nuestra imagen a la altura de nuestros ojos, creamos un efecto de empatía entre el sujeto y el que ve la imagen. También se transmite estabilidad y paz.
Contra-picado: Al situar el centro de interés por encima de nuestra cámara lo agrandamos, se lo realza y aumenta la sensación de mayor fuerza, firmeza.
El color: En nuestra búsqueda de transmitir y fotografiar emociones, es importante no perder de vista el color que rodea al sujeto, u objetivo, principal. Por ejemplo, al fotografiar una escena de desolación o destrucción es obvio que si elegimos un fondo naranja chillón no vamos a conseguir el efecto que buscamos. A menos que nuestra pretensión sea, justamente, crear un efecto doble que sorprenda al observador; de todos modos lo ideal es buscar, siempre que sea posible, un color que acompañe la idea principal que queremos expresar, es importante calibrar la cámara con el balance de blancos ya que puede hacer que el efecto que pretendemos conseguir se vea empañado por el fondo.
Punto clave entonces es calibrar la cámara con el balance de blancos que consideramos oportuno para cada situación. Una imagen ‘tierna’  puede necesitar un tono cálido, que no va a funcionar con una imagen de boxeadores sobre un ring.
El blanco y negro: No se puede olvidar el blanco y negro para fotografiar emociones. La falta de color, el blanco y negro y las tonalidades pueden lograr que el observador dirija la mirada en lo esencial que hemos fotografiado. Los resultados de probar con el monocromo seguramente no van a decepcionarnos.
El espacio: Cómo se distribuyen el espacio y los objetos en una imagen, puede explicar y transmitir muchas sensaciones y sentimientos, agobio, soledad, libertad, movimiento… Elegir hacia dónde va a respirar nuestra imagen, o qué nivel de protagonismo le vamos a dar al protagonista principal (aislado en un espacio muy amplio, por ejemplo).
El lenguaje corporal: Si estamos haciendo retratos o, en general fotografiando  personas, lo que transmite nuestro ‘modelo’ es esencial. Las más de las veces optamos por fotografiar las emociones intensas (risa, felicidad, llanto, dolor, enojo) y no registramos otras emociones menos evidentes. 
Algunas pistas, por ejemplo las  piernas tienen mucho que contar en el lenguaje corporal; los hombros caídos sugieren depresión, incapacidad para hacer frente a ciertas
situaciones en la vida; una persona sentada con las dos piernas unidas de modo paralelo indicaría una personalidad ordenada y curiosa.  Alguien que camina con las manos en los bolsillos puede parecer decaído de ánimo, agobiado, es un gesto habitual cuando se está deprimido por alguna razón, pero si el cuerpo tiene otra postura, más erguidos la columna y los hombros esas manos en los bolsillos pueden transmitir confianza y seguridad. En las mujeres,  morderse los labios, o humedecerlos con la punta de la lengua es un mensaje abiertamente sexual, de provocación sutil y universal. En cambio el gesto de morder un labio con el otro indicaría una actitud nerviosa, o timidez. Estas pistas, y muchas otras, son las que un fotógrafo, sea aficionado o profesional, no puede desdeñar.
Otro punto a tener en cuenta es que la comunicación no verbal no está limitada al cuerpo, también transmitimos información sobre nosotros sin utilizar gestos físicos. El mundo de los colores es un recurso de comunicación no verbal que utilizamos diariamente en nuestro entorno tanto en los tonos de la ropa que utilizamos para vestirnos, como en el color y el tono que escogemos para las paredes de nuestra casa.

En futuros artículos ahondaremos un poco en el tema del lenguaje corporal, si a los “atrapados” les interesa explorarlo un poco más.

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