Volvemos a la carga con las emociones....
En el artículo titulado “Que hace que
una foto sea una gran foto” hablamos sobre emociones y sentimientos, y
ofrecimos algunas sugerencias. Hoy vamos a agregar algunas posibles variaciones
para pensar y probar alguna en la siguiente ocasión. Comenzamos por…
El
punto de vista
Renovar el punto de vista (el ángulo)
en función de lo que se quiere transmitir, es algo para tener en cuenta y que
puede mejorar nuestras imágenes. Los más usuales son:
Picado: Cuando situamos a nuestro sujeto por
debajo del objetivo de nuestra cámara lo empequeñecemos, es un plano en el que habitualmente se percibe
al sujeto como más pequeño, como en el caso de los niños, y con cualquier otra
cosa, se puede ganar en tamaño de modo natural o se puede “forzar” y hacer
tomas desde ese ángulo, al colocar a una persona desde ese punto de vista se lo
coloca en una posición inferior, ¿Qué se gana? Se logra vulnerabilidad y
desprotección.
A
la altura de la mirada:
Cuando colocamos al protagonista de nuestra imagen a la altura de nuestros
ojos, creamos un efecto de empatía entre el sujeto y el que ve la imagen.
También se transmite estabilidad y paz.
Contra-picado: Al situar el centro de interés por
encima de nuestra cámara lo agrandamos, se lo realza y aumenta la sensación de
mayor fuerza, firmeza.
El
color: En nuestra búsqueda
de transmitir y fotografiar emociones, es importante no perder de vista el
color que rodea al sujeto, u objetivo, principal. Por ejemplo, al fotografiar
una escena de desolación o destrucción es obvio que si elegimos un fondo
naranja chillón no vamos a conseguir el efecto que buscamos. A menos que
nuestra pretensión sea, justamente, crear un efecto doble que sorprenda al
observador; de todos modos lo ideal es buscar, siempre que sea posible, un
color que acompañe la idea principal que queremos expresar, es importante
calibrar la cámara con el balance de blancos ya que puede hacer que el efecto
que pretendemos conseguir se vea empañado por el fondo.
Punto clave entonces es calibrar la
cámara con el balance de blancos que consideramos oportuno para cada situación.
Una imagen ‘tierna’ puede necesitar un
tono cálido, que no va a funcionar con una imagen de boxeadores sobre un ring.
El
blanco y negro: No se
puede olvidar el blanco y negro para fotografiar emociones. La falta de color,
el blanco y negro y las tonalidades pueden lograr que el observador dirija la
mirada en lo esencial que hemos fotografiado. Los resultados de probar con el
monocromo seguramente no van a decepcionarnos.
El
espacio: Cómo se
distribuyen el espacio y los objetos en una imagen, puede explicar y transmitir
muchas sensaciones y sentimientos, agobio, soledad, libertad, movimiento…
Elegir hacia dónde va a respirar nuestra imagen, o qué nivel de protagonismo le
vamos a dar al protagonista principal (aislado en un espacio muy amplio, por
ejemplo).
El
lenguaje corporal: Si
estamos haciendo retratos o, en general fotografiando personas, lo que transmite nuestro ‘modelo’
es esencial. Las más de las veces optamos por fotografiar las emociones
intensas (risa, felicidad, llanto, dolor, enojo) y no registramos otras
emociones menos evidentes.
Algunas pistas, por
ejemplo las piernas tienen mucho que contar en el lenguaje corporal; los hombros caídos sugieren depresión, incapacidad
para hacer frente a ciertas
situaciones en la vida; una persona sentada con las dos piernas unidas de modo paralelo indicaría una personalidad ordenada y curiosa. Alguien que camina con las manos en los bolsillos puede parecer decaído de ánimo, agobiado, es un gesto habitual cuando se está deprimido por alguna razón, pero si el cuerpo tiene otra postura, más erguidos la columna y los hombros esas manos en los bolsillos pueden transmitir confianza y seguridad. En las mujeres, morderse los labios, o humedecerlos con la punta de la lengua es un mensaje abiertamente sexual, de provocación sutil y universal. En cambio el gesto de morder un labio con el otro indicaría una actitud nerviosa, o timidez. Estas pistas, y muchas otras, son las que un fotógrafo, sea aficionado o profesional, no puede desdeñar.
situaciones en la vida; una persona sentada con las dos piernas unidas de modo paralelo indicaría una personalidad ordenada y curiosa. Alguien que camina con las manos en los bolsillos puede parecer decaído de ánimo, agobiado, es un gesto habitual cuando se está deprimido por alguna razón, pero si el cuerpo tiene otra postura, más erguidos la columna y los hombros esas manos en los bolsillos pueden transmitir confianza y seguridad. En las mujeres, morderse los labios, o humedecerlos con la punta de la lengua es un mensaje abiertamente sexual, de provocación sutil y universal. En cambio el gesto de morder un labio con el otro indicaría una actitud nerviosa, o timidez. Estas pistas, y muchas otras, son las que un fotógrafo, sea aficionado o profesional, no puede desdeñar.
Otro punto a tener en cuenta es que la
comunicación no verbal no está limitada al cuerpo, también transmitimos
información sobre nosotros sin utilizar gestos físicos. El
mundo de los colores es un recurso de comunicación no verbal que utilizamos
diariamente en nuestro entorno tanto en los tonos de la ropa que utilizamos
para vestirnos, como en el color y el tono que escogemos para las paredes de
nuestra casa.
En futuros artículos ahondaremos un
poco en el tema del lenguaje corporal, si a los “atrapados” les interesa
explorarlo un poco más.
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