Para este fotógrafo finlandés la toma de fotografías es un acto más de aprendizaje y conocimiento del mundo. Lo hace a su medida, sin prisas, sin grandes alharacas ni montajes aparatosos. Sus imágenes, de un copiado exquisito, las realiza en dimensiones muy pequeñas, de unos pocos centímetros. Hayque acercarse mucho hasta ellas para poder admirar toda la riqueza de detalles.
Sus imágenes son fábulas, dónde los animales actúan como guías y permiten pasar a otra dimensión que el apuro habitual nos lleva a ignorar. Los perros están entre sus temas favoritos, y lleva a menudo sardinas secas en los bolsillos como un regalo. Para Sammallahti, lo pequeño es hermoso.Pentii ya es un señor maduro, muy a la finlandesa, es decir, de campo, directo y sencillo. Como hijo de agricultor, carpintero o cazador, sabe esperar a que todos los elementos coincidan para lograr una gran imagen. Lo suyo no es el "instante decisivo", sino la mirada curiosa y atenta, a la espera del pequeño milagro cotidiano. Como este perro que se despereza en Helsinki, tal como lo hace el hermano árbol.
Me encontraba en una isla rocosa, cuando de repente comprendí que la piedra cerca de mí, el barco en la orilla, la nube navegando por el cielo y las caligrafías dibujadas por las aves migratorias me estaban diciendo algo ... que no se toman las fotografías, se reciben.
El trabajo en el cuarto oscuro es tan importante como la toma. Yo soy un artesano
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