
Josef Koudelka, hoy con 77 años, es una persona difícil de encontrar.
No tiene celular, tampoco una dirección de mail. Siempre está en movimiento, un dia en algún lugar de Polonia, otro en Paris, Roma y Paris de nuevo. Utiliza las direcciones de correo de otras personas a través de las cuales se lo puede localizar un par de horas en alguna parte. Y siempre responde a las llamadas. Su trabajo muestra una precisión casi obsesiva, tal como su vida.
Nacido en Moravia, hizo sus primeras fotografías mientras era estudiante en la década del 50. Se iniciò con su carrera como ingeniero aeronáutico en 1961 y al mismo tiempo comenzó a fotografiar gitanos en Checoslovaquia y, también incursionó en el teatro en Praga, el Teatro Za Branou. Fue asì que entre gente, detrás de tablas y decorados abordó su experimentación con la acción dramática.
Esa afición se volvió un trabajo a tiempo completo en 1967, cuando abandonó los estudios de ingeniería. Al año siguiente, Koudelka fotografió la invasión soviética de Praga, publicando sus fotografías bajo las iniciales P. P. (que significaba "Fotógrafo de Praga "). Y lo hizo de esa manera por temor a represalias hacia él y su familia. Con esas pinceladas primeras es claro que Josef Koudelka se coloca entre el Fotoperiodismo y la Fotografía documental, aunque resulta complicado decir tal cosa sobre un fotógrafo del cual se dice que nunca aceptó un encargo, es decir que sus fotografías no fueron producto de una labor contratada para ningún medio hasta después de su exilio y llegada a Estados Unidos.
Después de jugarse la vida en cada fotografía, su trabajo fue reconocido en los años siguientes. En 1969 fue galardonado anónimamente con la Medalla de Oro Robert Capa por esas fotografías de 1968.
Koudelka dejó Checoslovaquia y pidió asilo político en 1970 en Estados Unidos. Poco después se incorporó a la agencia Magnum. En 1975 llevó a cabo la publicación de sus primeros libros sobre el pueblo gitano y, algo más en 1988, sobre los exiliados.
Desde 1986 ha trabajado con una cámara panorámica y publicado una recopilación de esas fotografías en su libro Caos en 1999. Ha ganado importantes premios, como el Nadar (1978), Premio Nacional de la Fotografía en EE.UU (1989), un Premio Cartier-Bresson (1991) y el Premio de la fundación Hasselblad Internacional de Fotografía (1992), entre otros.
Ha realizado exposiciones importantes de su trabajo en el Museo de Arte Moderno y el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York; la Hayward Gallery, Londres; el Museo Stedelijk de Arte Moderno de Amsterdam; o el Palais de Tokio, París, entre otros.
Poco antes de la Primavera de Praga Koudelka comenzó a mostrar la comunidad gitana de Praga. Vidas que plasmaría, también en sus libros años después - su amigo y, también, editor Robert Delpire logró plasmar esta condición de viajero eterno en la colección Exilios. Aquello le costó que su nombre pasara a formar parte de una lista negra, que ponía en riesgo a quienes entraban a mirar su trabajo. Koudelka mostró en los años 60 que la comunidad gitana europea eran claramente marginada, sus integrantes eran apartados y silenciados. Se trataba de un pueblo desconocido en sus costumbres, al margen del folclore.
A tal punto llegó su integración que las comunidades con las que tenía trato, poco a poco comenzaron a invitarle a momentos más íntimos, más cercanos que quedaron documentados con su cámara. Unas composiciones que en algún momento tienen algo de teatrales gracias a la pasada experiencia de Koudelka en el teatro de Praga.
La primavera del 68, según Josef Koudelka
En el caso de Josef Kouldelka, es imposible no detenerse y admirar el trabajo que realizó con la invasión del 68. En plena guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la noche del 21 de agosto de 1968, tropas del Pacto de Varsovia, lideradas por el ejército soviético, invadieron la ciudad de Praga, terminando con el corto período de libertad política en Checoslovaquia, que fue conocido en el mundo con el nombre de Primavera de Praga. Hecho sobre el que un joven idealista quiso dejar constancia y documentar fielmente lo que pasó en la invasión. y lo hizo en un mundo en el que las comunicaciones no eran globales y no cruzaban el planeta en segundos como hoy.
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