lunes, 14 de octubre de 2024

©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN PRESENTA A : PEDRO PABLO LILLI - "Sepan Disculpar"

 

ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Cuentos y Relatos Presenta a...

 

Pedro Pablo Lilli


"Artista de Atrapados por la Imagen"

en...


"Sepan Disculpar"


Relato inédito para Atrapados por la Imagen"


Ilustración especial del artísta:

Os Osmo 

(Oscar Víctor Mombelli)


RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ


Registro de propiedad intelectual

EDITORIAL  ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio gratuito dedicado a difundir...


¡El arte de todos!



Diseño Gráfico: Os Osmo

"Sepan Disculpar"

I

Entró al cine dentro de Casa Berenice donde se alojaba, porque en una de las micro salas exhibían la versión remasterizada de El satánico Dr. No, inolvidable film de James Bond. Últimamente le interesaban solo las películas que lo habían marcado a lo largo de su existencia, o estaban asociadas a buenos y viejos recuerdos. Asqueado de todo y de todos, se refugiaba en los oasis de la memoria.

Faltaban pocos minutos para el inicio del film; temía encontrar una larga fila de nostálgicos del agente 007 y perderse la proyección desde el primer instante. Para su sorpresa no fue así, encontró la boletería despejada, retiró la entrada, controló el reloj, pasó por el baño, salió y compró en las máquinas expendedoras una tableta de chocolate con maní y una latita de Pepsi.

“Los films estarán comenzando todos simultáneamente”, pensó, observando los pasillos vacíos. No lejos, habría una fiesta o evento, dado que se escuchaban con bastante nitidez música, risas y voces.

Ingresó a la micro sala cuando ¡ya estaban proyectando un film de animación!

“¿Sala tres o seis?”, se preguntó mirando el ticket sin encontrar respuesta. No había

nadie a quien consultar y se dirigió a la número seis: allí el film era coreano y se estaba

iniciando; curioseó en la siguiente donde proyectaban uno de Almodóvar. Corrió hasta la entrada del cine sin cruzar alma viva; en la boletería un letrero anunciaba:

“Reabrimos a partir de las 19:45. Sepan disculpar”.

Volvió a las salas; entró y salió de todas hasta que, finalmente dio con una donde todavía las luces no habían sido apagadas. Dedujo, por descarte, que era la suya. Se ubicó en una butaca de la última fila donde aún quedaban un par desocupadas y miró a su alrededor indagando quiénes eran los que compartían con él nostalgias del primer e inigualable James Bond.

A su izquierda, una deslumbrante mujer asistía a una señora sentada a su lado, que se veía inconsciente. La anciana, echada hacia atrás, con la mirada fija en el techo y las piernas abiertas estiradas hacia adelante no reaccionaba. Estaba muerta.

Con cortesía y gran discreción, dos empleados procedieron a retirarla de la sala en una camilla, mientras en la pantalla aparecía una notificación que decía: “Por motivos ajenos a nuestra voluntad, la proyección del film sufrirá una demora de pocos minutos. Sepan disculpar”.

La mujer se dirigió hacia él:

 — Estoy muy conmocionada por lo ocurrido. Por favor, ¿tendría algo dulce, para ofrecerme? Ninguna de esas pastillas raras…las tiro. Ud. me entiende.

— Sí, yo también… ¡Tengo, en cambio, chocolate con maní y una gaseosa! - respondió sonriente- Aprovecho para presentarme - e impostando la voz agregó –Bond, James Bond. Teo, para los íntimos.

— Sarli. Isabel Sarli - respondió ella alargando la mano con aire de diva cinematográfica, irguiendo el torso- pero me apodan, “La Coca”.

Él le besó la mano con galantería. Su escote, efectivamente, le recordaba al de la protagonista de Carne, El trueno entre las hojas, Fiebre

Fueron interrumpidos por los dos camilleros, dirigidos, esta vez, hacia las filas delanteras. Poco después, abandonaban la sala con otro cadáver, al tiempo que en la pantalla un aviso sonoro recordaba la notificación: “Por motivos ajenos a nuestra voluntad, la proyección del film sufrirá una demora de pocos minutos. Sepan disculpar”

Coca y Teo trataron, con escaso resultado, de disimular la incómoda e inquietante situación.

Ella hizo crujir un trocito de chocolate entre sus dientes y él bebió un sorbo de gaseosa.

— Hace mucho calor aquí… -intentó justificar él, secándose la frente.

— Sí, pero acá pasa algo raro… ¡esto no es normal!

Miraron con detenimiento a su alrededor y observaron que la mayoría de los espectadores presentaba síntomas de asfixia y deshidratación.

— Teo, tengo miedo…

— Hagamos algo… los celulares no tienen señal— En voz alta y poniéndose de pie

preguntó — ¿Hay algún médico?

Nadie respondió y el número de personas agonizantes seguía aumentado exponencialmente.

Los camilleros volvieron a ingresar con una litera y, con parsimonia y profesionalismo, apilaron sobre la misma, tres difuntos. Cuando abandonaban la sala, la pareja los interceptó solicitando explicaciones.

— No disponemos de información fehaciente. Se está investigando. Por el momento nos focalizamos en el Plan de Emergencia, conforme al protocolo institucional. No teman: está todo bajo control. Regresen a sus asientos, por favor, para permitirnos intervenir con la mayor celeridad que el caso merece. Gracias por colaborar. — dicho esto, se retiraron con los tres cadáveres apilados uno sobre otro.

Apesadumbrados, volvieron a sus butacas, cuando en la fila de adelante, una mitad de los espectadores exhalaba el último suspiro en tanto, la otra, jadeaba moribunda. Pocos después, estaban todos muertos.

— Salgamos de aquí antes de que sea tarde- propuso Teo. Ya afuera, vieron regresar a los camilleros.

— ¿Dónde van?- preguntó uno de ellos con tono imperativo - La película está por comenzar— agregó bajando el tono, sin poder disimular lo falso de la invitación.

— La veremos en otra oportunidad. ¡Vamos Teo! —suplicó Coca.

— ¡No! ¡Se quedan acá! ¡Entren a la sala!

Sin hacer caso, se encaminaron hacia la salida, pero los dos hombres abandonaron la camilla en el piso y comenzaron a correrlos. Los pasillos se habían transformado en un laberinto infinito.

Teo descolgó un matafuego y lo accionó contra ellos hasta descargarlo totalmente. Los hombres, envueltos en una nube de polvo, con los ojos enceguecidos y las vías respiratorias inutilizadas murieron en el acto.

— Se lo vi hacer a James Bond en una película— dijo triunfante. Luego, como lo hubiera hecho el famoso Agente Secreto 007, tomó del brazo a la escultural muchacha y dispuso: — Salgamos por esa puerta de emergencia.

Al abrirla, se encontraron con un parque tapizado con gente moribunda, lo cruzaron corriendo tomados de la mano y finalmente se detuvieron de golpe para no caer al agua: frente a ellos corría un canal veneciano.

Era de noche.

Se escuchaba la música de la fiesta no lejana, con sus voces y risas.

De la nada apareció una góndola.

— Suban, señorita, Mr. Bond. Es mejor que se alejen de este lugar— invitó el gondolero agitado, mientras en el cielo aparecía un helicóptero ambulancia que buscaba algo con un reflector.

— ¿Dónde estamos? ¿Qué es todo ésto? — preguntó Isabel Sarli.

 Ilústrenos la situación — exigió Bond.

— Sepan disculpar, solo puedo decirles que aquí corren peligro. ¡Suban! No perdamos más tiempo.

La góndola se deslizó silenciosamente por el idílico canal con los tres a bordo.

— Abrázame— pidió Isabel Sarli apoyando, la cabeza sobre el hombro de James Bond.

— ¿A dónde nos conduce? — preguntó él mientras pasaba su brazo detrás de la espalda de la actriz.

— Es mejor que no pernocten en Casa Berenice. Puedo dejarlos dónde prefieran.

— Nos gustaría que antes, nos haga recorrer Venecia. ¡La noche es especial!— dijo la diva alineando sus piernas apenas cubiertas por la escurridiza falda.

 


II

Cuando amaneció, un cielo diáfano y una brisa fresca reinaban sobre el parque que, desde una imponente casa, descendía hasta el lago. Dos cisnes nadaban majestuosos entre los juncos de la orilla. Una bandada de cigüeñas anidaba en un pequeño islote frente a un pontón amarrado con una estrecha pasarela. Allí dormían Coca y Teo.


III

El furgón Mercedes Benz de un canal de TV se detuvo detrás de un helicóptero, seis ambulancias y dos patrulleros estacionados frente a la imponente casa frente al lago.

— ¡Gracias por pasarme la primicia!— dijo el movilero.

—Sean prudentes en cómo lo cuentan — pidió un vecino —No es bueno que se sepa quién deslizó la información.


IV

Teo fue el primero en abrir los ojos. A su lado Coca dormía serena y despreocupadamente.

Le dolía la cabeza y le costó reconstruir los hechos de la velada anterior. Una fiesta, hombres y mujeres, mucho alcohol, pastillas raras…., él no había bebido porque era abstemio, pero un mareo, el cine…y después, un hueco de memoria. Hurgó en su morral y encontró una latita abollada de Pepsi. Coca tenía rastros de chocolate en sus comisuras.

Miró hacia la casona. Por todo el parque había cuerpos inmóviles desparramados sobre el césped. ¿Dormían o estaban muertos? Pares de camilleros los retiraban, en silencio y con gran discreción. La cabeza le hacía ruido, pero reaccionó: él era James Bond, de vacaciones en Venecia. Su escultural partner se despertó y abrazándolo con ternura dijo:

— Disfrutemos al máximo estos días. La semana que viene inicia el rodaje de mi nuevo film.


V

El movilero, en el porche trasero de la casona, se paró frente al cameraman dando la espalda al parque y al lago. Cuando, por los auriculares recibió la señal de entrada a la transmisión televisiva, comenzó su informe:

— Estamos en la residencia para enfermos mentales, Casa Berenice, donde anoche, durante una fiesta, se produjo el deceso de la totalidad de los internados. Según los primeros trascendidos alguien habría introducido y distribuido drogas incompatibles con la medicación que, combinadas con el alcohol, tienen efectos letales inmediatos. Se especula también, que en este lugar,  experimentarían con nuevos psicofármacos. Habrá que investigar. En este momento están retirando los cuerpos de quienes se encontraban en el parque durante el trágico festejo. Los investigadores incautaron registros y videos de las cámaras de seguridad de esta lujosa residencia psiquiátrica, que cuenta con cine (anoche, en una de las salas, proyectaban un film de James Bond, en otra una del coreano Bong Joon-Ho, en otra una de Almodóvar, etc.), piscinas climatizadas, saunas, gimnasios y otras estructuras para actividades recreativas…

— ¿Sólo los internados que estaban en el parque murieron?— preguntó desde los estudios centrales el conductor del noticiero.

— No. Murieron todos, o sea, tanto los que estaban en el salón de fiestas como los que estaban en el parque, en el cine…

— ¡Atención! — lo interrumpió de golpe, un asistente— ¡En la orilla, sobre el pontón, miren, hay dos sobrevivientes! Un hombre y una mujer…

— Vamos a entrevistarlos…si la cámara me acompaña…

Comenzaron a correr hacia el pontón; la extensión del predio era más grande de lo que se intuía a primera vista. Tuvieron que esquivar o saltar varios cuerpos diseminados por el terreno en espera de ser retirados. Improvisamente, detrás de los juncos, apareció una góndola que se detuvo para embarcar a la pareja.

 —¡Esperen ¡Esperen! — gritó el movilero con desesperación—¡Hagamos una nota!

Tropezó, se reincorporó y siguió corriendo a los gritos.

Al llegar, el gondolero, con paladas vigorosas ya había alejado lo suficiente la embarcación, para no poder ser abordada.

Teo y Coca, abrazados, se veían completamente ajenos a los acontecimientos, imbuidos en su propio universo, donde ellos eran James Bond e Isabel Sarli, de vacaciones, navegando por los canales de Venecia, ahora, bajo un sol brillante, una mañana de cielo diáfano en la que soplaba una fresca brisa.

— Sólo unas breves declaraciones…— insistió el periodista

— Es nuestro trabajo, amigo, colabore por favor!— agregó el asistente.

— Tienen que declarar ante la policía — volvió a insistir el primero.

— ¡Es delito, los están raptando!

En la boca del gondolero, que no dejó de remar para alejarse de la costa, se dibujó una sonrisa extraña:

— Sepan disculpar.


 Todos los Derechos de Autor y Propiedad Intelectual, pertenecen a: 


©Pedro Pablo Lilli

Rosario - Argentina

Ilustración:

©Os Osmo 

(Oscar Víctor Mombelli)

ATRAPADOS POR LA IMAGEN

2024


Agradecemos a todos nuestros amigos, lectores y seguidores, por sus visitas y valoraciones.


Afectuosamente...


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18 comentarios:

  1. Una excelente tensión narrativa que sostiene la expectativa hasta el final. Bajo la conducción del gondoliero, los personajes parten al universo privado de su fantasía, como refugio ante el deterioro subjetivo y social que les rodea. Una clave de lectura "sepan disculpar". Un mundo sin sentimiento de culpa es un mundo sin condiciones, sin reparos, sin vergüenza. Un mundo de impunidad en el que es posible consumar la muerte anónima y el horror.

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  2. Querido Pablo, qué decirte...Un relato tan tierno como maravilloso, atrapante hasta el final. Cada vez con tu estilo más definido. Más allá de esta historia fantástica, pienso en algunas cuestiones: ¡Qué bueno sería que pudiéramos evadirnos un poco de la realidad que vivimos y vivir en un mundo de fantasía! ¿Seríamos considerados locos? o por el contrario, lo suficientemente sanos para preservarnos de tanta locura...
    Osmo, tu trabajo acompaña de una manera brillante, el cuento de Pablo. Felicitaciones a ambos!! Chapeau!!!!

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    1. Decía John Lennon, al menos se lo atribuyen: "Los locos y los ninos siempre dicen la verdad; por eso a los locos los encierran y a los niños los educan"...Gracias, Isa!

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  3. Buenas tardes:Genial Pedro Aplausos ...Aplausos ...Aplausos.
    Totalmente atrapada por el relato.
    Podria susurrarle al gondolero que sepa disculpar la demora,ya que no conseguía entrada para el cine.

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    1. Mil gracias! Me da una enorme satisfacción que lo hayas leído y tú devolución!

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  4. Querido amigo, Leer tu relato es una locura, para los cuerdos… Pero, por suerte, nadie sabe muy bien qué es estar o ser cuerdo; tampoco se entiende quién traza la línea entre una u otra instancia. ¿Será que el gondolero sabe mucho más de lo que pensamos? ..... Pablo, querido, me sumo a los aplausos emitidos, por los comentarios anteriores, y dejo por escrito que tu relato es genial, propio de un gran creativo, acompañado estupendamente por la impactante y narrativa imagen creada por el artista Osmo. Felicitaciones para ambos, donde se puede observar claramente, que son un hermoso equipo. ¡Estamos sumamente agradecidos de contar con sus obras en Atrapados! ¡Vamos por mucho más!

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    1. Ah, ese gondolero! Quién sería?! Personalmente, creo que me siento más cómodo del lado de los locos...pero, habiendo conocido uno recientemente, me inclino a quedarme del lado opuesto, lo más lejos posible!
      Gracias Laura por tu generosísimas palabras. Al genial Os Osmo mi agradecimiento infinito por su labor.

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  5. muchas gracias!! y agradecido por ilustrar, este cuento!!

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  6. Desde una mirada convencional damos fé de que Casa Berenice existe, al igual que el periodista y movilero.
    Pedro P Lilli nos plantea una incógnita: ¿El gondolero existe?....

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  7. Para Os Osmo quien refleja el contenido de "Sepan disculpar", mi admiración

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  8. Don Pedro Pablo, me fascinó el humor negro y el hilo tan desopilante de tu relato, la Coca y Bond, abrazados (por supuesto Sean Connery) , se me metieron en la mente. Magnífico relato, tenso, creativo y muy bien ejecutado! El gondoliero, los salva o los hunde? incógnita de la vida que ya no pone límites a la distopìa! Felicidades

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    1. Mil gracias, Susi! Finalmente me leíste!...¿Bebiste a mi salud, en el interin? Abrazo, amiga!

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  9. Gracias Pablo por compartir el relato donde conviven el amor y el horror. Como la vida misma. Creativo y fantástico.

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  10. Para Osmo, wow....que bien refleja la locura tú ilustración...Bravoooo!!1!!

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