ATRAPADOS POR LA IMAGEN
Cuentos y Relatos Presenta a...
SUSI SANTIAGO
"Artista de Atrapados por la Imagen"
en...
"Tiempos Fraternos"
Relato, perteneciente a la antología de cuentos y poemas:
"Tiempos"
Edición: Editorial Atrapados por la Imagen
RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ
REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL
EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN
"Tiempos Fraternos"
Manuel amaba bailar. Los viernes se preparaba especialmente. Un baño más cuidadoso que la ducha diaria. Una afeitada perfecta. Perfumes refrescantes, antes de ponerse la camisa impecable, y el saco azul con el pañuelo celeste, bien plegado, en el bolsillo del corazón.
Divertidas chacareras, sensuales zambas, simpáticos gatos: todo era un disfrute. Previo al baile, el encuentro con sus compañeros, la copa de buen vino y la empanada, solo una. Los pastelitos de dulce quedaban para el después, para compartir con su compañera de baile, Elvira. Esa noche, seguía todos los pasos para el disfrute de su noche deseada.
Sonó el teléfono fijo, un poco molesto por la interrupción a su ritual de salida, atendió. Una vez más su hermano, Lorenzo, haciendo reclamos sobre la propiedad de la isla. A la muerte de su madre, sólo quedaban ellos dos para repartir los bienes. Manuel quería conservar ese bello lugar sobre el Charigüé, dónde había disfrutado todas las etapas de su vida. Lorenzo quería venderlo y repartir el dinero. Discutieron muy fuerte, se gritaron, reclamando trocitos de vida de cada uno. Cortó muy enojado, no pudieron acordar.
Salió de casa silbando “Zamba de mi esperanza”, mientras la voz de la Negra Sosa se deslizaba en sus sentimientos.
Al entrar a la peña sintió un intenso dolor en las lumbares, como una puñalada, que lo inmovilizó. Respiró hondo y silenciosamente insultó a esa vértebra que se desacomodaba. Se apoyó en la pared y trató de relajar la tensión. Probó moverse, caminó unos pasos y entró al salón, ya estaban todos. Se sentó cuidadosamente, sentía una caricia tibia que lo aliviaba, y pidió al viejo mozo, lo de siempre. Elvira le hizo un guiño desde el fondo, dándole la bienvenida. Asintió ante el gesto de cariño y de nuevo la cuchillada atravesó su espalda, respiró hondo, endureció el vientre, contrajo las nalgas, la palabras de su kinesióloga retumbaban en su cabeza. Comenzaron a bailar con una chacarera doble, santiagueña y divertida. Le dijo que no a Elvira y volteó la mano indicando que después. Ella aceptó sonriendo. Llegaron las zambas, más calmado el dolor, hizo una callada invitación a su compañera y se dirigieron a la pista. Con elegante ademán sacó el pañuelo celeste, fundamental para la seducción en la danza. En ese gesto se congeló, de nuevo la cuchillada, profunda, dolorosa. Se aquietó a la espera de la primera entrada. Comenzó a deslizarse siguiendo los compases, se aguantó el dolor que bajaba por sus caderas a las piernas. Salió del primer caracol, giró el torso agitando el pañuelo y la cuchillada se convirtió en una descarga eléctrica que lo inmovilizó. Elvira revoloteó a su alrededor incitándolo con su pañuelo. Con la sabiduría de los años de compartir baile y vida, reconoció el dolor en la cara de Manuel. Él, girando, cayó al suelo. Corrieron a ayudarlo, las manos de Elvira que lo sostenían, estaban manchadas de sangre. Sangre que brotaba de una herida en su espalda.
Manuel recuerda la escena, jugaba con Lorenzo en el rancho de la isla, usaban espadas de juguete, pero era una lucha ensañada.
Su hermano le hincó la espada y le dijo “estás muerto”.
Manuel le hizo caso.
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Ilustraciónes: Libres de la Web
Edición: Editorial Atrapados por la Imagen
MARZO 2025
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La parábola se repite, y Dios sigue negando el Edén a la raza humana.
ResponderBorrarSusi Santiago en un escenario muy nuestro hace que en la esperanza se vuelva a tambalear una vez más.
Brava!
Susi, qué poder de descripción! No hay detalle que no sea tangible en esta historia, sórdida y real. Cómo de costumbre, un regocijo leerte.
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