Cuca,
Tita y Maruca, piel cetrina, pelo negro, cuencas profundas, juntas envejecieron
en esa casa silenciosa, oscura, ya sin eco de los buenos tiempos.
También
oscura y silenciosa está la cocina ante la ausencia de Pipo, el cocinero que
hizo las delicias de una familia que se detuvo en estas tres hermanas educadas
para la tertulia a la hora del té.
Pipo
murió.
Con
galletitas y té sobreviven mientras sus huesos descalcificados se rompen en
pedazos.
Cuca,
desde la cama diferencia el día de la noche gracias a la ventana sin postigos.
Tita,
en silla de ruedas, gira en penumbras en torno a la mesa de caoba del comedor
dialogando con invitados imaginarios.
Maruca,
empujada por el espanto de tanta ausencia y presencia, sale a la galería
midiendo el tiempo con el toc, toc de sus muletas, hasta la hora del té, momento
en que entra a la cocina, calienta el agua, prepara la infusión, abre la lata y
colma el plato de quebradizas y crujientes galletitas Express, que junto a la
tetera y tres tazas, deposita sobre la mesa rodante. Luego empuja hasta el
costado de la cama de Cuca.
Tita
deja de dar vueltas en su silla y acude también al cuarto, Maruca acerca el
sillón, se sienta apoyando las muletas en el posabrazos y comienza la
tertulia.
Cuento breve de Marta
Puey
“Miradas en voz baja”
antología editada por JUVENILIA EDICIONES
Excelente Martita!!!! pude imaginar sus caras y cuerpitos desfallecientes, estupenda alegoría de una clase social venida a menos!!! me encanta!!!
ResponderBorrarMuchas gracias por confiar tu tesoro y compartirlo en Atrapados!!!! besitossssssssssssss
Marta, me gustó mucho tu cuento, porque con pocas líneas, pudiste crear un ambiente, describir los personajes, insinuar sus historias, dejando al lector imaginar los porqués . Te felicito, y te agradezco tu aporte para con los amigos de Atrapados por la Imagen .Serás siempre bienvenida al blog para compartir tus escritos !!!!!Bss
ResponderBorrarGracias ustedes por brindar el espacio:
ResponderBorrarhermosa.. felicitaciones ... saludos Ricky
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