Fotografías de autor

¡Este espacio ha sido creado para que todos los amantes de las artes visuales y la literatura, puedan compartir sus trabajos e inquietudes! ¡¡Bienvenidos!!

lunes, 29 de septiembre de 2025

- PARI - HUGO FILMORE

WORKSHOP M.STEIMBER 
- PARI -

 MODELO:  LUZ DELFINA SARAVIA   

PH: HUGO FILMORE         



 

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

En el Corral

 


©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN PRESENTA : "RANAS" del escritor CRISTIAN BAUTISTA - Rosario, Argentina -

 

ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Cuentos y Relatos Presenta a...


CRISTIAN BAUTISTA


"Artista de Atrapados por la Imagen"


en...

"Ranas"


Cuento perteneciente a su libro: 

"A veces el mundo es un buen lugar"

Ilustración: imagen libre de la Web

Edición: Editorial Atrapados por la Imagen

RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ

Registro de propiedad intelectual

_______________


Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio dedicado al arte.





Todo se resume a esto: Haber

tenido, una vez en la vida, una

primavera sagrada que colme

el corazón de tanta luz que baste

para transfigurar todos los días venideros.

Rainer María Rilke




"Ranas"

 CRISTIAN BAUTISTA


         Ir a Funes era no bañarse, ni lavarse los dientes, ni peinarse. Era usar durante los tres

días la misma malla, andar descalzo, despertarse y desayunar lo que sobraba del día

anterior y dormirse recién cuando los grandes dejaban de reírse a carcajadas. Ir a Funes

era jugar a la pelota hasta que la transpiración se convertía en largos hilos de tierra y,

después, tirarse a la pileta (a veces, desde el árbol), cazar ranas a la tarde y comerlas a la

noche. En Funes pasé los días más felices de mi vida.

       Allá nos juntábamos para pasar todo el fin de semana. También iban mis tíos y mis

primos. Ellos llegaban primero. Salían para allá el viernes al mediodía. Nosotros recién

a eso de las seis de la tarde, cuando papá volvía del trabajo y después de cargar el AMI

8. Mamá se sentaba con el canasto entre las piernas y yo abrazaba la pelota de fútbol.

Con las alpargatas azules, la camisa arremangada y la malla a cuadros, papá revisaba el

agua y el aceite del motor. Mamá y yo veíamos desde arriba del auto el capot

levantado.Cada tanto se asomaban algunos pelos de ese remolino indomable que papá

ostentaba sobre el centro de su cabeza. Hasta que cerraba el capot y nos sonreía

mientras con un trapo se limpiaba las manos.

      –Ponelo en marcha –decía y mamá giraba la llave y la sonrisa de papá se agigantaba

orgullosa al ritmo desacompasado del motor. Después de cruzar el viaducto para agarrar

Santa Fe, papá encendía el estéreo. Y aunque elegía cuidadosamente las canciones para

el viaje el ruido del motor no dejaba escuchar la música; mamá prendía un cigarrillo,

abría la ventanilla y el aire que entraba inundaba el auto con el olor del bronceador a

base de zanahorias. En aquellos días, solo se llegaba a Funes por la ruta 9 y como el

viaje duraba horas, yo me iba moviendo en el asiento (de un lado al otro y sin soltar la

pelota) cada vez que se mojaba con la transpiración.

       Una vez que pasábamos el Jockey Club el aire parecía ahogarnos y se empezaban a

ver los campos. Más allá de las zanjas profundas, los alambrados y los carteles de

Vanzini, había árboles más bajos que los molinos. El cartel de Bienvenidos a Funes, no

estaba.O si estaba no lo recuerdo. Sí recuerdo ver el pueblo desde el auto.Ver la plaza,

la estación de servicios, las casas con tranqueras de madera y tapiales de ladrillos. Y

después, alambrados y carteles de Vanzini y árboles y molinos junto a tanques

australianos.

       El rato que iba acodado en el asiento, entre mamá y papá, me gustaba ver el agua

engañosa que el sol dibujaba en la ruta. Y cuando el AMI 8 doblaba a la izquierda por la

calle de tierra, yo me arrodillaba y por la luneta podía ver esa nube espesa que escondía

todo lo que iba quedando atrás. El aire empezaba a ser una caricia tibia que entraba por

la ventanilla, me pegaba en la espalda y hacía crecer la ansiedad adentro de mi panza

empapada. Papá estacionaba entre el Falcon del tío Ramón y el Rastrojero del tío Tito.

Y ahí quedaban los tres autos. Debajo de los sauces hasta el domingo a la tarde.

       Dejamos de ir a Funes cuando mamá y papá se separaron. Aquella tarde, aquella

última tarde que papá cruzó el umbral de casa con una valija y dos bolsas, no era

verano, pero hacía calor.Recuerdo que papá se frenó antes de cerrar la puerta y miró en

dirección al patio.Yo estaba escondido detrás del lavarropas y desde ahí pude verlo.Creo

que él también, por un segundo o dos, él también. No nos dijimos nada. O sí. Algo con

la mirada, quizás. Después, cruzó el umbral y yo agaché la cabeza.

       Pasaron muchos meses hasta que volví a ver a papá. Fue cuando alquiló un

departamento chiquito en zona sur. Mamá me dijo que iba a ir con él viernes por medio,

al salir de la escuela y me iba a quedar en su casa todos esos fines de semana.

   Pero no.

  Eso nunca pasó.

      Sí, una vez, me quedé a dormir en la víspera de un feriado. Papá amasó una pizza y

comimos sentados en la alfombra y mirando una película por televisión. Esa vez, junto a

la biblioteca, papá desenrolló una colchoneta finita y la luz de la calle iluminó el lomo

de los libros de manera que pude leer los nombres hasta quedarme dormido.

       Al poco tiempo, a principios de enero, papá se casó y se fue a vivir a Villa Diego. Y

aunque me dijo que lo llamara siempre que lo necesitara, aquel verano no lo vi. Yo

estaba convencido de que se iba con su nueva familia a Funes. Que se iba a encontrar

con los tíos y con Diego y con Hernán. Se lo dije a mamá.

–Seguro van a comer ranas –le dije.

Ella no me contestó y ese verano fuimos una semana a la costa y casi todos los días

me cocinó tortillas.

No entendía nada, mamá.

    A veces soñaba con Funes. Soñaba con papá y los tíos cazando ranas en zanjas

enormes, llenas de agua y con miles de ranas saltando de acá para allá. Algunas eran

gordas, otras ágiles y musculosas, capaces de pasar por nuestras cabezas con solo un

salto. Yo caminaba junto a papá que movía la linterna con habilidad formando un haz de

luz blanco, potente, redondo y con la fuerza no solo de encandilar, sino también de

abducir a las ranas trasladándolas hasta una bolsa de arpillera que llevaba el tío Ramón.

       Cuando la bolsa se hinchaba al punto exacto justo antes de reventar, la arrastrábamos

hasta la mesada, junto al horno de barro.

       El tíoTito abría la bolsa y algunas ranas huían. Uno, dos, tres saltos hasta esconderse

entre los yuyos, entre los arbustos, entre las copas de los árboles. Diego, Hernán y yo

hacíamos lo imposible por atraparlas tirándonos sobre ellas, un takle en las patas, con

fuerza, sin importarnos el barro y la frialdad resbalosa de su piel.

–¡Allá! –decía Diego y Hernán trepaba al árbol, saltaba al techo de la casa y desde

ahí me pedía que iluminara a la rana.

–A los ojos –decía.

Atrás, en una punta de la mesada, papá y los tíos faenaban. En la otra punta, estaba

mamá. Tenía las manos llenas de harina. Las tías calentaban sartenes y con espátulas

brillantes sumergían las ranas.Todo entre risas, todo sin apuro, todo hasta que la mesada

quedaba cubierta de una montaña de ranas fritas sobre papeles de diario.Después,

comíamos. Toda la noche, comíamos. No hacía frío ni calor. Recién cuando amanecía y

se terminaban las damajuanas y los huesos eran el manjar de las moscas, mamá y las

tías se tiraban al sol en lonas gruesas con flecos blancos. Los tíos dormían. Diego,

Hernán y yo jugábamos a la pelota, papá nos miraba tirado a un costado del arco,

masticando un yuyo largo.

        Una foto de Funes. Eso encontré entre los papeles que me pidió la cochería. En la

foto estoy con mis primos Diego y Hernán. Diego es el que tiene la pelota entre las

manos y Hernán el que está en cuero con machas de barro en el pecho. También están el

tío Tito, Ramón y papá. Todos apoyados contra el AMI 8. El tío Ramón mira a la

cámara, ríe. El tío Tito le está diciendo algo a papá que, por la expresión de la cara, es

algo gracioso. Yo tengo una rana entre las manos. Sostuve la foto un buen rato. Había

muerto mamá, a pocos meses de cumplir ochenta años. Ella hubiera querido morirse

durmiendo en su cama. Siempre lo decía. Recién bañada, con un camisón nuevo y el

fresco de la noche entrando por la ventana abierta. Nada es como uno quiere, pensé y las

lágrimas me nublaron la vista hasta no poder ver la foto. Fue saliendo del cementerio,

cuando tanteé la foto en el bolsillo, que lo sentí. Un enorme deseo de hablar con papá.

–Roldán –dijo papá y revolvió el cortado–. No era Funes. Era Roldán.

–Decíamos Funes –dije.

–Era casi en el límite –dijo y sacudió la cucharita contra el borde del pocillo.

–Fueron dos o tres veranos hermosos –dije.

–Uno, fue un solo verano. En el 79´ –tomó un sorbo y sus dedos temblaron mientras

sostuvieron la taza durante el trayecto del plato a la boca.

–Encontré una foto entre las cosas de mamá –dije.

Papá dejó el pocillo sobre el plato.

–Una foto de aquel verano –dije.

–¿De aquel verano?

–Mirá.

       Él la agarró y la miró a cierta distancia, como se miran las fotos cuando se necesitan

lentes y no se los tiene.

–Tengo una rana. Acá –dije señalando sobre el papel– tengo una rana entre las

manos.

       Papá agudizó la vista y una vena como un rayo se le marcó en la frente. Latía.

–Las comíamos, ¿te acordás que las comíamos? —dije.

       Papá movió la cabeza.

–No siempre –dijo– a lo sumo una o dos veces, no más. Había muy pocas.

     No me miraba. Miraba la foto.

–¿Sabés que era lo que más comíamos? –dijo.

–No –dije.

–Tortillas –dijo. Tu mamá hacía las mejores tortillas –dijo y se quedó mirando la foto

hasta que los ojos le brillaron.

 Recién cuando le pregunté si recordaba al AMI 8, al tío Tito, al tío Ramón, a Diego,

a Hernán, me miró. Me miró, pero no me contestó. Se acomodó en la silla y los rayos de

sol que atravesaban la ventana le hicieron brillar las canas. Y aunque aquel remolino

indomable que papá tenía ya no estaba, algunos pelos en el centro de su cabeza

parecieron recordármelo.

–Es una rana –dijo–. Definitivamente es una rana.


 Todos los Derechos de Autor y Propiedad Intelectual, pertenecen a: 


©Cristian Bautista
 Rosario - Argentina

"Ranas"

Cuento perteneciente a su libro: 

"A veces el mundo es un buen lugar"

Ilustración: Imagen libre de la Web.

Edición: Editorial Atrapados por la Imagen

Septiembre 2025



"Agradecemos a todos nuestros amigos, lectores y seguidores por visitar nuestro contenido y por sus valoraciones"

Afectuosamente...


Administración de Atrapados por la Imagen.


 

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

domingo, 28 de septiembre de 2025

" Reflejos después de la lluvia " .-

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

"ABSTRACTO" RAMÓN JORGE RUIZ DIAZ

 

"ABSTRACTO"

RAMÓN JORGE RUIZ DIAZ



Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

Primavera en flor... Ana Vaccari


 

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

DOMINGOS DE CURIOSIDADES. HOY, "EL GRITO", DE EDVARD MUNCH

EL GRITO: EL TORMENTO Y LA ANSIEDAD CONVERTIDOS EN ARTE


El grito, Edvard Munch, 1893. Galería Nacional, Oslo.

Nasjonalmuseet / Børre Høstland



Edvard Munch era un hombre atormentado por la ansiedad y la angustia que se refugió muchas veces en el alcohol, lo que empeoró a menudo su estado físico y mental. Su vida fue una constante sucesión de depresiones desde la muerte de su madre y de su hermana cuando solo era un niño. El artista canalizó esa personalidad a través de su obra. Como él mismo comentaría: "En mi arte he intentado explicarme la vida y su sentido".

Esa personalidad alumbró a un referente de la Historia del Arte que puede parecer simple, pero que esconde una realidad tan compleja como la del propio pintor. "El Grito", una introspección a los más profundos sentimientos y emociones de Munch, una pintura que rompe con los convencionalismos académicos para expresar la ansiedad del ser humano ante la magnitud de la naturaleza y el insignificante papel que tenemos en medio de esta.

Hoy en Domingos de Curiosidades, voy a contarte la historia de esta obra y algunos datos sobre la misma que, tal vez, no conocías.



LA OBRA

MÁS DE UN GRITO

"El Grito" son en realidad cuatro versiones de la misma obra: la pintura original, de 1893, expuesta en el Museo Nacional de Oslo, un boceto pintado en pastel y cera del mismo año, otro boceto (también al pastel), de 1895, y una versión de la pintura original, realizada en 1910. Ante la fama de la obra, el pintor también creó una litografía de la que se conservan una treintena de impresiones, incluida una coloreada a mano por el propio artista. Sobre estas líneas, el boceto pintado por Munch en 1895. Se trata de un dibujo al pastel sobre cartón. Es la única versión que permanece en manos privadas. En 2012 fue adquirido por un inversor estadounidense, Leon Black, por alrededor de 120 millones de euros.



LAEXPRESIÓN MEDIANTE LAS FORMAS

Munch pintó la versión "original" de "El Grito", que actualmente se exhibe en el Museo Nacional de Oslo, en 1893. A pesar de comenzar como un pintor figurativo, tras unos años residiendo en París, Munch entró en contacto con las vanguardias artísticas y abandonó la representación realista y las reglas académicas para expresar sus emociones a través de colores y formas. En "El Grito", con un mínimo de formas, el pintor logró una gran expresividad. Las líneas ondulantes del cuerpo, el cielo y el agua dan a la pintura una sensación distorsionada, similar a la de una ensoñación o delirio. No reflejan su apariencia física, sino el tormento psicológico que sufre. Los trazos azules distorsionados de cera en el agua refuerzan la sensación de caos y desorden.



TRAZOS SIN ADORNOS

"El Grito" está pintado con unos trazos muy esquemáticos, sin adornos. Tanto que a veces parece que las figuras estén sin terminar, como los dos paseantes, uno de ellos no tiene ni cabeza. Estas dos figuras constituyen otro elemento simbólico en la obra. Según Munch, El grito está inspirado en la experiencia que le provocó un paseo vespertino. Algunas interpretaciones han querido ver en estos dos paseantes una representación de los que siguen el camino marcado, sin darse cuenta de lo que sucede a su alrededor, al contrario que la figura principal, estremecida ante la exuberancia de la naturaleza.



¿QUIÉN GRITA?

La figura principal de "El Grito" es la sinuosa silueta situada en primer plano de la pintura. Aunque la creencia general es que el icónico personaje de cabeza ondulante emite un chillido ante su desesperación vital, lo cierto es que no grita. Hay una explicación del cuadro escrita por el mismísimo Edvard en su diario un 22 de Enero de 1892 que dice así:

“Estaba caminando con dos amigos mientras terminaba el atardecer, cuando de repente el cielo se volvió rojo sangre, pause porque me sentía exhausto y me recosté en la cerca. Había sangre y lenguas de fuego encima del reflejo negro y azul de la ciudad. Mis amigos siguieron caminando mientras yo me quedé temblando de la ansiedad y ahí sentí el grito infinito de la naturaleza.”

El protagonista tan solo pudo taparse los oídos ante ese estremecedor sonido. Su rostro está reducido a una serie de formas simplificadas que realzan el tormento de la figura.



UN PAISAJE REAL

"El Grito" es una vista real de Oslo tomada desde la colina de Ekeberg, a las afueras de la ciudad. A la derecha de la pintura puede distinguirse un esbozo de la capital Noruega y la silueta de su catedral mientras dos embarcaciones navegan por las aguas del fiordo. Las pequeñas barcas están reducidas a la mínima expresión figurativa y la pintura ocre que se extiende como una mancha de aceite en forma de lengua bífida, recrea, de forma muy esquemática, el aspecto de esa zona del fiordo, con dos calas, que en la actualidad forman parte de un gran puerto.



UN MENSAJE OCULTO

En una de las lenguas rojas del cielo alguien escribió un mensaje a lápiz: "Kan kun være malet af en gal Mand", algo así como "sólo puede haberlo pintado un loco". Desde el principio se especuló con que había sido el propio artista, pero Munch siempre lo negó, dijo que podía haber sido un vándalo durante una exhibición pero, aún así, decidió dejarlo en el cuadro. Un reciente e intenso estudio de la pintura ha revelado ahora que, el autor habría sido el propio Munch, cansado de que se criticara su obra y se pusiera en duda su salud mental. 



LA ÚNICA VERSIÓN FIRMADA

"El Grito" de 1893 es la única de las cuatro versiones que está firmada y fechada por el artista, en la esquina inferior izquierda. En los extremos de la obra se evidencia que Munch pintó "El Grito" sobre un material poco glamoroso, el cartón. Las cuatro versiones están realizadas sobre este material y el motivo de esta elección no tiene, todavía hoy, explicación, más allá del apresuramiento. El cartón es un soporte mucho más frágil que la madera o el lienzo y no puede prepararse, antes de comenzar a trabajar (por lo que la absorción de la pintura no sería homogénea y el resultado final mucho más azaroso). Lo que es cierto es que las obras pintadas sobre este soporte son de una fragilidad extrema. En "El Grito" puede apreciarse como la superficie ha desaparecido en algunas partes. 





DOS OBRAS DE ARTE EN UNA

La imagen debajo de  estas líneas es un boceto de "El Grito" que Munch realizó en el reverso del cartón sobre el que pintó su famosa obra de arte. El artista la abandonaría tiempo después para trabajar en la cara que ahora vemos y que acabaría convirtiéndose en su obra más conocida. Las pinceladas firmes y amplias presentan ya los trazos principales de la pintura expuesta de cara al público en el Museo Nacional: el puente y la barandilla que marcan el punto de fuga, y los trazos sinuosos del cielo, el fiordo y de la figura principal, cuyo rostro todavía permanece vacío. Este boceto, realizado cabeza abajo de la versión definitiva, se encuentra en mejor estado de conservación que el anverso, que ha estado expuesto a la luz, la suciedad y la intemperie durante décadas.



 EL ÚLTIMO GRITO

La siguiente imagen es la última versión de "El Grito", pintada en 1910, realizada en un periodo en el que el pintor revisó algunas composiciones anteriores. Permaneció en posesión de Munch hasta la muerte del artista, cuando pasó a engrosar la colección del Museo Munch de Oslo. Esta versión, que compite en celebridad con la original, combina témpera y óleo y guarda muchas similitudes con su "hermana mayor", pero las diferencias con la obra original también son evidentes: la segunda versión es, si cabe, más esquemática y no está firmada.



ALGUNAS CURIOSIDADES


ROBOS

En febrero de 1994, fue robada la versión más famosa de, "El Grito" que se encuentra en la Galería Nacional de Oslo. Sin embargo, ocho semanas más tarde fue recuperada.

En agosto de 2004, se produjo el robo de la versión de 1910 que se encontraba expuesta en el Museo Munch, siendo recuperada dos años después.


ÍCONO CULTURAL 

"El Grito" es una de las obras más reconocidas del mundo, es comparada con la "Mona Lisa", por su capacidad de transmitir emociones y por su amplio uso en la cultura popular. 

INSPIRACIÓN PARA LA CULTURA POP

La figura central de la de Edvard Munch inspiró la famosa máscara de la película de terror "Scream" y el emoji de la cara súper sorprendida de WhatsApp. 

DESVANECIMIENTO DEL COLOR

Investigaciones revelaron que la humedad es el factor principal que acelera la oxidación y desvanecimiento de los pigmentos de cadmio usados por Munch, lo que hace que los tonos amarillos originales se vuelvan blancos. 



"El Grito" se considera como una pieza clave en el comienzo del expresionismo alemán, un estilo artístico surgido como reacción al impresionismo y al naturalismo con carácter positivo. Los representantes de este movimiento de finales del siglo XIX defendían un arte más personal e intuitivo, dominado más por las emociones y los sentimientos. Sus obras tienen un tono muy pesimista, donde se muestra lo más sórdido y oscuro del ser humano. Edvard Munch fue un claro ejemplo de ello.




Idea, Investigación y edición: Isa Santoro
Administradora de Atrapados por la Imagen





Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

sábado, 27 de septiembre de 2025

Pensando Dali - OS OSMO



SERIES 
"Pensando Dalí"

OS OSMO






 

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

" A Trasluz y con Reflejos " .-

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

ABSTRACTO - Fotografía con celular- Ramón Jorge Ruiz Diaz

 

"ABSTRACTO"

RAMÓN JORGE RUIZ DIAZ



Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

Concurso artístico "Cuando cae la Noche "



Concurso artístico:
 "Cuando cae la Noche "

Paricipante: 
ROBERTO JORGE ESCUDERO





 

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

CINE PARA FOTÓGRAFOS Y ALGO MÁS... - Hoy presentamos: "Bus Story" 2016 ‧ Romance/Comedia ‧ 11 min

 


"Cine en Atrapados por la Imagen"


(Nuevo ciclo de Cortometrajes multipremiados)

"Bus Story"- Cortometraje


En el bus de la mañana, él siempre la encuentra dormida. Nunca ha hablado con ella, pero sabe dónde baja del autobús... El problema es que hoy no se ha despertado y va a perder su parada. ¿Debería despertarla?

Géneros: Cine romántico, Cortometraje, Comedia cinematográfica, Drama





Fecha de estreno inicial: 26 de junio de 2016

Director: Jorge Yúdice

Guion: Jorge Yúdice

Duración: 11 minutos

Click aquí para ver el Cortometraje - 👇💙

 



Ficha del video

Dirección: Jorge Yúdice
Guion: Jorge Yúdice


Fotografía: Julieta Lutti


Producción: ESCAC Films
Nacionalidad: España
Idioma: Español


CINE PARA FOTÓGRAFOS Y ALGO MÁS... 

 Idea y creación: Laura Jakulis Directora de Atrapados por la Imagen

 ¡¡Esperamos que disfrutes de este, excelente cortometraje!! 

 ¡¡Muchas gracias y hasta la próxima!!






Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.