Resulta cuando menos irónico que aquello que percibimos diariamente como
realidad sea, sin embargo, lo más ilusorio que hay sobre la faz de la
Tierra. Obras de la manipulación digital, cuya base real
corresponde sólo con el veinte por ciento del resultado final, reconstruyen
el contexto con las medidas, intensidades e iluminación perfecta, con
una estética idílica que jamás podrían percibir las mundanas retinas sin
la magia de la pos-producción. Es por ello que el trabajo de la
surcoreana Jee Young Lee es el doble de impactante: sus fantasías son
más reales que cualquiera de las imágenes posibles en una revista o
serie de televisión porque casi no utiliza Photoshop.
Los hermosos y oníricos paisajes de la
artista coreana Jee Young Lee, son la prueba viviente de que no es necesario un
gran espacio de estudio, para crear asombrosas imágenes surrealistas.
Ella crea todas estas escenas a mano,
en una habitación que sólo tiene 3,6 x 4,1 x 2,4 metros y después se inserta a
sí misma en las fotografías. Algunos de estos autorretratos narran experiencias
propias, sueños y recuerdos, mientras que otros representan cuentos y leyendas
del folclore tradicional coreano.
La señorita Lee lleva desde el 2007
realizando exposiciones, bien en ferias de arte, o en forma individual; la
mayoría de ellas en Corea del Sur, pero poco a poco fue adentrándose en Japón,
China y Estados Unidos. Esta notoriedad hizo que en el 2014 viera la luz su primera
exposición en Europa, concretamente en Francia, en la Galeria Opiom.
Young Lee trabaja en la puesta con
obsesión y luego toma una única fotografía a la que remata con un toque de
photoshop. Un acto de fe en su trabajo y de determinación creativa.
Respecto a la serie de imágenes que
ustedes pueden observar aquí, la autora las ha creado con mucha paciencia,
durante semanas, en algunos casos, incluso meses, fabricando ella misma todo lo
necesario que se ve en cada fotografía, para no tener que recurrir al photoshop. Esto se debe a que inicialmente se
graduó en diseño visual, pero se dio cuenta que trabajar con el ordenador no
era lo que más le gustaba, sino que le llamaba más la atención fabricar todo
con sus propias manos.
La admirable producción de esta joven fotógrafa vuelve a poner en valor el proceso de construcción de la imagen, de la externalización del concepto desde un posicionamiento paciente y reflexivo, demostrando que el impacto visual no es sólo cosa de la postproducción digital.
Todas las fotografías tienen un
significado y que sean autorretratos tampoco es una casualidad. En algunos
casos, son sentimientos propios que quiere reflejar, en otros, se ha inspirado
en historias y leyendas, e incluso, pinturas.
Imágenes: Copyright Jee Young Lee
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