jueves, 24 de octubre de 2024

Miradas Fotográficas presenta......

 

Candida Höfer, la fotógrafa que prescindió de las personas para centrarse en los lugares.



Una foto de Candida Höfer es inconfundible. Puede distinguirse incluso del trabajo de cualquiera de sus imitadores, que son bastantes y muy aplicados. Sus imágenes de interiores (casi siempre bibliotecas, palacios, teatros, iglesias o museos) tienen en común el punto de vista elevado, la simetría cartesiana del encuadre, la luz blanca que baña generosamente el espacio y resalta el contraste de colores. Y la aparente ausencia de la figura humana.


Aquí hay que remarcar la palabra “aparente”. Porque lo que en realidad diferencia una auténtica foto de Candida Höfer de cualquier remedo es esa cualidad algo espectral que irradian, como si una presencia las habitara a pesar de que el ojo sea incapaz de detectarla. Por eso hay en ellas misterio y fascinación. Y por eso, más que por su técnica perfecta o por la vistosa teatralidad que aporta a la arquitectura, su autora es hoy en día una de las fotógrafas más cotizadas en el mercado del arte. La galería madrileña Helga de Alvear inauguró el 28 de noviembre la exposición About Structures and Colors, y aquí adelantamos algunas de las piezas que en ella pueden verse.

Candida Höfer nació en Eberswalde, Alemania, en 1944, en la recta final de la Segunda Guerra Mundial. Hija de un periodista, su primera labor profesional tras estudiar en Colonia fue realizar retratos fotográficos para la prensa. Después, de manera tardía, se matriculó en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, primero para aprender cine y después, ya desde 1976, fotografía con Bernd y Hilla Becher. El matrimonio Becher fueron los fotógrafos más influyentes en la Europa de la segunda mitad de siglo, no solo por sus icónicas instantáneas en blanco y negro de silos, depósitos de agua y otros edificios industriales, sino también porque a través de su labor docente en la Academia originaron lo que dio en llamarse “la escuela de Düsseldorf”. De esta escuela saldrían Andreas Gursky, Thomas Ruff, Thomas Struth, Axel Hütte o Petra Wunderlich, todos ellos grandes nombres del arte contemporáneo (en particular, Gursky es autor de varias de las fotografías más caras de la historia). Y, por supuesto, Candida Höfer, cuya obra se ha expuesto en centros como el Louvre, el Reina Sofía y el Guggenheim Bilbao, y que ha participado en manifestaciones como la Documenta de Kassel (2002) o la Bienal de Venecia (representando a Alemania en 2003).




Resulta llamativo que Höfer comenzara trabajando en blanco y negro, y que sus primeras fotografías realmente conocidas fueran una serie de retratos de inmigrantes turcos en Alemania, realizados ya en color entre 1973 y 1979. 



Se diría que no hay nada más alejado de su obra posterior que esas imágenes de un acusado contenido social. Pero si nos fijamos bien nos damos cuenta de que en ellas los interiores adquirían un protagonismo determinante, y que de alguna manera ya lo contaban todo sobre la vida y las aspiraciones de esas personas que posaban con una cierta rigidez. 

“Me di cuenta de que, por muy amablemente que me recibiesen, me resultaba incómodo importunarles”, reconoció ella mucho después. Así que terminó prescindiendo de las personas para centrarse en los lugares. “Hasta cierto punto, veo mis obras como retratos de espacios”, ha definido.

Candida Höfer/Edad

80 años

4 de febrero de 1944







¡Esperamos que esta nota les haya gustado, tanto como a mí!

 Investigación: Laura Jakulis

Fundadora de:

ATRAPADOS POR LA IMAGEN

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