La Niña Sin Nombre fue el aliciente que la llevó a investigar más sobre otros casos de niños salvajes. Explica cómo surgió este proyecto: “Encontré que había un número considerable de ellos. En algunos casos era porque el niño se perdía, y se lo quedaban animales salvajes, y especialmente aquellos abandonados o desatendidos por sus padres. Estos casos documentados existen en cuatro de los cinco continentes.”
Iván fue abusado por su familia y huyó a los cuatro años. Vivía en la calle mendigando y se hizo amigo de unos perros salvajes, con quienes compartía comida. Al final se convirtió en el líder de la manada. Vivió así dos años pero finalmente lo llevaron a un hogar infantil. Debido a que mendigaba, aún sabía hablar, y todo esto ayudó a su recuperación. Ahora vive normalmente.
Oxana fue encontrada viviendo con perros en 1991. Tenía ocho años y llevaba seis viviendo con ellos. Sus padres eran alcohólicos y una noche la dejaron afuera, y se fue con los perros a buscar calor. Al encontrarla, se comportaba como un perro, andaba a cuatro patas y solo sabía decir sí y no. Con terapia intensiva Oxana aprendió a hablar y comportarse como una niña de cinco años. Ahora tiene 30 y vive en una clínica de Odesa, trabajando en el hospital de animales bajo supervisión.
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