lunes, 23 de mayo de 2016

"Concerned Photographers" el Nuevo Documentalismo


Danny Lyon es uno de los principales impulsores del "nuevo documentalismo" y es también uno de los representantes de los denominados “concerned photographers” (fotógrafos comprometidos) como sucede con Robert Frank o William Klein. Sus series y libros, más allá de buscar únicamente el compromiso político, muestran que la autoría es más importante que el tema tratado.

En el caso de Lyon además, la práctica fotográfica como aprendizaje personal y el deseo de vivir las experiencias al margen de la historia oficial son rasgos que se reflejan en el conjunto de su obra.

Uno de los aspectos más interesantes de su planteo como fotógrafo comprometido -y al que sin duda el estilo directo ayuda- es la capacidad de conectar al observador con una realidad que implica en la mayoría de casos condenas desmesuradas, cadenas perpetuas e incluso la muerte.



Lyon, que nació en 1942 en Brooklyn (Nueva York) en el seno de una familia de inmigrantes alemanes, tuvo una juventud rebelde, quizá como reacción a la educación de clase media que recibió. Fue criado en Kew Gardens en Queens (Nueva York), donde su padre ejercía como médico. En aquel momento recibió de la vida uno de esos regalos inesperados que conforman el futuro inmediato: uno de los pacientes de su padre fue el gran fotógrafo Alfred Stieglitz y Lyon interpretó aquello como una señal, una especie de presagio mágico en su futuro.

Luego pasó por el devenir de todo adolescente de los años 60 en Brooklyn (pandillas, basket, rock & roll, tupé), pero se compró una cámara después de ver una exposición de un clásico del fotoperiodismo norteamericano, Walker Evans, y el periodista (ganador del Pulitzer en 1958) James Agee. Llegó a decir que la escritura de este tuvo un efecto más profundo en su espíritu que las fotografías de Evans y, sobre todo, le dio fe en la fotografía y el cine documental, disciplinas que, en su opinión, jamás pueden estar pasadas de moda.


Asi es que Danny Lyon ha pasado 50 años viajando de un lado a otro con la teoría de que el fotoperiodismo documental es algo diferente a la “simple” cobertura de noticias. Desde el principio, vi la fotografía como una herramienta política poderosa, dice, y su obra, desde las primeras imágenes de la lucha por los derechos civiles a principios y mediados de los años 60 hasta las protestas callejeras de 2011, es testigo de ello.



En uno de sus trabajos màs representativos, “Conversations with the Dead” Lyon se enfrenta a una realidad difícil y controvertida: la dureza de la vida en las cárceles estadounidenses en un momento en que la ley cambió e hizo de las condenas impuestas las más largas del mundo occidental.


A finales de 1967, el Departamento Correccional de Texas le dio permiso a Danny Lyon para fotografiar sin restricciones la vida de los presos en Texas. El resultado fue la serie “Conversations with the Dead” compuesta por 76 fotografías que ilustran el periodo de 14 meses, entre 1967 y 1968, en el que Lyon se movió libremente por seis unidades penitenciarias diferentes. Gracias a su visión fotográfica particular, Lyon convierte el sistema penal de este Estado en un símbolo del encarcelamiento a nivel global.


El fotógrafo disecciona el espinoso tema de las cárceles en Estados Unidos. Para ello fotografió escenas muy diversas. Pasillos, celdas y puertas. Zonas comunes, salas de trabajo y comedores. Trabajos forzados, recolección de algodón, desmayos causados por el esfuerzo. Ingresos en los centros. Guardias. Y varios presidiarios a los que llegó a conocer bien.


Lyon ha afirmado en una ocasión que “todo el material que he recogido no se acerca ni por un momento a la sensación que uno tiene durante unos minutos en el pasillo de la prisión de Ellis”.




Los forajidos de Chicago
La publicación del libro The Bikeriders en 1968 -un libro políticamente incorrecto pero vanguardista en sus fotografías y conversaciones editadas con los miembros de esta pandilla- sucedió a la película de culto “The Wild One”, protagonizada en 1953 por Marlon Brando, y anticipó el filme hippy ambientado igualmente en el mundo de las dos ruedas “Easy Rider” (1969). Aquel volumen, que era una odisea visual sobre el romance del viaje con el cuero sucio y cromo pulido, le sirvió para ser incluido en el género del “Nuevo Periodismo”. Lyon vivía en carne propia lo que fotografiaba y eso le valió la amistad del periodista y escritor Hunter S. Thomson.






Los fotógrafos envejecen también y a sus 74 años vive en el desierto de Nuevo México. Su ultimo libro es El séptimo perro (en referencia a un collie comprado hace poco), en el que mezcla instantáneas personales y collages con imágenes únicas de su carrera documental, en un estilo propio y reconocible. Se ha suavizado un poco desde entonces, pero sigue siendo un rebelde. Ha avanzado con los tiempos, ha realizado documentales, entre ellos uno en el movimiento Occupy, y tiene un fascinante blog, bleakbeauty.com, que sugiere que sigue siendo un activista de clase, aunque sea solitario.


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