El latido de La Pachamama
Una Tierra llena de Fantasías, en donde la imaginación y nuestros sentidos
están a flor de piel.
En donde la bruma y la iluminación del Sol te hacen levitar el Corazón.
Allí no hay personajes extraños, solo las vaquitas, cabras, caballos y
burros que retozan por sus Valles.
Entre las piedras crecen verbenas rojas y violáceas, que generan un paraíso
sin igual.
Su majestad el Cóndor, fiel guardián de los cielos, vigila cada movimiento
sobre esa natural alfombra que cobija la Tierra.
Sobre dicha alfombra gatean escarabajos, ciempiés y otros insectos y juegan
carreras maras y zorros.
Cuando amanece parece abrirse una cajita de música y nos invade nuestros
oídos el trinar de los pájaros.
Desde los distintos cerros aparecen vertientes de agua fresca y cristalina
que van murmurando su vida entre las rocas, que generan arroyuelos en el fondo
del valle y en alguna pequeña olla de piedras formará una pequeña laguna de
agua mansa que es el más puro espejo natural.
En dichos espejos te asomas y ves tu rostro sin arrugas y tus cabellos sin
canas, como si el tiempo no pasara y fueras un joven de eternos 18 años.
Pero ese mundo late, con su sangre llena de riquezas. No solo las del agua,
si nos adentramos en las oscuras grietas de esas montañas; oro, plata, zafiros
y amatistas podes encontrar.
Todo muy bello, no hay dudas de ello, pero la belleza más grande, es estar
allí.
Verlo, acariciarlo, sentirlo, ese lugar es ni más ni menos, que uno de los
tantos Paraísos Terrenales, que solo debemos aprender a disfrutarlos.
Cerro
Tomolasta, La Carolina, San Luis, Ricky Kimmich
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