lunes, 25 de diciembre de 2023

©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN PRESENTA: Mario Kelman



 Cuentos y Relatos Presenta : 

"Crónica de una encrucijada fatal"


Cuento inédito de:

Mario Kelman


Artísta de Atrapados por la Imagen


RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ

REGISTRO DE:

EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio gratuito dedicado a difundir... 

¡El arte de todos!


Dibujos de: Nora Kleinerman
Artísta plástica



"Crónica de una encrucijada fatal"

Por: Mario Kelman


La vereda repite su aspecto habitual.

Una y otra vez las mismas baldosas hacendosas, presentes y faltantes; con sus accidentes, pozos, piedras sueltas, subidas de cocheras y bajadas esquinadas para acceso de personas con capacidades diferentes.

La ciudad se mueve, vive, palpita plena de personas que transitan entremezclando sus vidas grises, oscuras o con colores restallantes. 

Algunos pasan a paso lento, con cadencias marcadas por el desgano y el aburrimiento de una existencia desanimada, sin entusiasmo. Algunos otros pasan con paso espasmódico, con movimientos presurosos y eléctricos, entre urgencias e imperativos. Algunos menos, pasan con castañuelas y candilejas con elegancia y alegría, livianos y vivaces, dejando una estela como testimonio de su paso pródigo.  

Los niños corretean y se empujan entre juegos y risas,  disputando el espacio con las palomas que vienen y van en una danza que admite roces, aleteos y picotazos al son de arrullos locuaces, breves y respingados o alargados y graves.  Al fin aletazos que figuran corridas apretadas o vuelos de improviso, de destino cercano pero inquieto. Un concierto de picos, alas y garrones que comportan la vida de los pichones ensayando un futuro con ansias de crecer.

Jóvenes mujercitas se asoman al mundo, con un andar acompasado y ondulante que muestra con simulada timidez su novel seducción.

Qué mejor arte que una belleza de mujer envuelta en túnicas  y desnudeces, sonrisa lánguida y mirada insinuante; anunciada tras cabellos que caen en cascadas, rubias sobre moreno. Senos fragantes ascienden y caen al ritmo de los movimientos de las caderas, que derraman su misterio en las rompientes a la vera del río, en el día discreto y en la noche cómplice de sombras deslizándose sobre la piel sedosa, hambrienta.

Las mejillas enrojecidas por el aire fresco y la sangre agolpada por la excitación avasallante. El aliento dulce del jadeo desafiante y vivo hace despuntar la juventud que triunfa sobre la muerte, al menos en ese momento de brillo efímero, de esplendor y de belleza.

Jóvenes gallardos como machos cabríos ganan la calle con ímpetu, saliendo a ganarse un lugar y la vida. Las ropas ajustadas al cuerpo, los músculos tensos y elásticos siempre dispuestos al trabajo y a la diversión.

Dibujos de: Nora Kleinerman
Cuando la vereda se estrecha, apuran el paso haciendo cabriolas con alegría cachafaz, emulando la danza de un tango tardío a la luz del farol de la esquina, y el rock siempre rebelde y transgresor, pintado en la piel. A metros, una caja lanza destellos de latón, y estalla el juego entre varios, mezcla de diversión y pelea fiera. Alguno alcanza a pegarle con enjundia cual balón en el estadio, e impulsarla en una parábola lenta; inatajable allá lejos, atravesando la meta imaginaria. Finalmente se inclina en un exhausto saludo, aclamado por rugidos interminables ante la hazaña épica que pinta la gloria imaginaria y embriagante de ese momento repetido e irrepetible.

La calle sigue, rauda y serpenteante. Al recorrido conocido, con el tiempo se le agregan cruces y martingalas. Aberturas que conducen a lo nuevo, llevan a la aventura y al descubrimiento. 

Un intenso aroma despierta la curiosidad y la atracción de la fragancia de mujer, descubre el camino de la conquista. Encuentro con la seducción para mitigar la soledad, que aún así, le acompañará toda la vida, hasta la hora de presentarse ante la muerte.  

La fruta apetitosa se ofrece en todo su sabor, se abre a ser tomada por la mano decidida, delicada y fuerte.

Los caminos de la vida prosiguen por direcciones desconocidas, súbitas y sorprendentes; caminos que son el vivir mismo.

La vida persevera, cae y se relanza en la maternidad y en la paternidad. Misterio y redención.

Suena el sonido de un shofar, seco, apenas audible, atronador. Insistente, repetido, pausado.

No hay respuesta ni llamado.

Se abre paso el silencio.

Silencio. 

El peso y la soledad enorme del Silencio. 

El principio se anuda con el fin.

Al fin, a un costado de la vereda, un viejo contenedor de residuos verde, en cuya proximidad, un hombre de mediana edad ofrece libros y juguetes a un niño pequeño, su hijo, sentado en el cordón de la calle. Ambos mantienen un intenso intercambio, sin palabras, con gestos muy elocuentes.

En el pasillo central, marcha una mujer muy obesa y más adelante a su lado, una mujer de edad avanzada lleva un changuito con las compras. En dirección opuesta y de frente, un hombre joven, los ojos muy abiertos y una extraña sonrisa fija. La boca abierta, inexpresiva, impersonal, rígida. Una mueca que anuncia una risa insonora congelada en el tiempo. 

Extraño encuentro de tres, retratado en el fulgor de una instantánea que enmarca e interroga.

La mujer extremadamente obesa, apenas puede caminar. De grandes miembros, tronco robusto y cabeza reducida, hundida entre los hombros ampulosos. Se mueve con movimientos lentos y dolientes, compensando las oscilaciones de costado. Invariablemente inclina su humanidad de un lateral al otro. Más que obesidad semeja una hinchazón de vida que desborda el cuerpo, diseminando una pesadez mórbida que vuelve porosa su forma humana.  

Es notable, parece inmóvil. Se balancea en su sitio, casi no avanza.   

La mujer de edad también se desliza lentamente con el carrito de las compras diarias de las que depende su subsistencia. Su aspecto también resulta peculiar. Sus movimientos se hacen más lentos a medida que el tiempo transcurre. Irremediablemente condenada a no llegar, presenta crudamente un testimonio elocuente de la caducidad del cuerpo.

Finalmente, el hombre de la sonrisa tatuada y un andar rígido e impersonal muestra el enigma. ¿Persona? ¿Marioneta? ¿Burla? ¿Tragedia? ¿Crueldad? ¿Cinismo? ¿Ironía?

Parece tratarse de una máscara inanimada con un mecanismo oculto que la mueve. Una máscara que se sostiene y oculta en un vacío vertido en un mecanismo siniestro. Mueca cruel que refiere a la ausencia de sí mismo.

El último personaje también ve su paso impedido por la presencia de la anciana con su carrito y de la mujer obesa en su lugar.

Cita de tres, detenidos en una encrucijada fatal. Los tres en posiciones próximas, expectantes, en un espacio vacuolar, sabiendo de  la presencia del otro, pero cada uno flotando en su particularidad anónima. Sin ningún tipo de intercambio, en una detención del paso del tiempo que se acerca asintóticamente a la infinitud; el aire se espesa, los cuerpos repercuten y convergen. Desborde de vida virando a la muerte, caducidad del cuerpo y vacío de ausencia de sí.

Existencias que duelen.


 Mario Kelman 

Dibujos - Nora Kleinerman

Rosario 2023 -  Argentina





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Afectuosamente...


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15 comentarios:

  1. Lluvia de flashes: cada uno de ellos es una crónica en sí, juntos arman una fiesta para el lector. ¡Las jóvenes mujercitas y los jóvenes gallardos! Padre e hijo en el contenedor verde: de la luz a la sombra. Excelente la escena final con los tres personajes.
    "...El peso y la soledad enorme del Silencio.
    El principio se anuda con el fin."

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    1. El relato transmite el agobio de transitar por las calles de la ciudad, por el encuentro repetido de figuras que reflejan la degradación humana de un cambio de época que está ocurriendo hoy.

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  2. Es la calle la que Mario Kelman elije como escenario para desarrollar una minuciosa y diversa descripción de las acciones humanas y lo que ellas puedan inspirar, a la que suma la ilustración de Nora Kleiderman, quien hace una síntesis admirable del relato. Felicitacione a ambos

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    1. Aprovecho el comentario para agradecer el trabajo artístico de Nora Kleinerman y la edición de Laura Jakulis

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    2. Es un placer trabajar con vos! gracias amigo!

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  3. Querido Mario, tu relato, es como entrar en una cinta de Moebius humana, el accionar callejero es muy rico, tu mágica mirada y lectura de todo lo que acontece cotidianamente, es increíble!!! Las ilustraciones de Nora, aportan una mirada estética a tu relato! ¡Felicitaciones por este trabajo en equipo maravilloso! Gracias por estar en Atrapados!!! Miles de abrazos!!

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  4. Mi agradecimiento es para contigo y el staff de Atrapados por la Imagen, a lo largo de un año de intenso trabajo. Los mejores augurios para un año nuevo, con expectativas renovadas. Insistir siempre, a pesar de..,.

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    1. Si amigo, insistir y resistir! Todavía no se como...

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    2. Al menos, tomar posición definida y sostener dejando huella. Una forma de la política es la incidencia.

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  5. El símbolo del infinito, refleja perfectamente el encierro de la cotidianeidad, el agobio de la rutina diaria. Muy gráfico tu cuento, Mario. El final perfecto; y las ilustraciones de Nora Kleinerman, hacen honor al mismo!! Felicitaciones!! Gracias por seguir confiando en Atrapados!!!

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    1. Gracias por el comentario. Se trata de la infinitud del instante atravesado por la finitud de la vida.

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  6. 👏👏👏 Son dos genios! El mandala de la vida maravillosamente descripto en el texto y el movimiento dentro de él en las imágenes, gracias!!!

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    1. Gracias Silvana. Vaya! Me despierta curiosidad saber sobre el mandala de la vida.

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  7. Gracias Mario por darme la posibilidad de ilustrar tu cuento, gracias Laura por el espacio que generaste, gracias Silvana por enseñarme, gracias a todos por los comentarios!! tengan un muy buen fin y principio 2023/2024!! Abrazos

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