miércoles, 6 de marzo de 2024

CONOCIENDO A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

 HOY RENDIMOS HOMENAJE A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (GABO), A 97 AÑOS DE SU NACIMIENTO.



Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Magdalena) el 6 de marzo de 1927. Creció como niño único entre sus abuelos maternos y sus tías, pues sus padres, el telegrafista Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez, se fueron a vivir, cuando el pequeño Gabriel contaba sólo cinco años, a la población de Sucre, en la que don Gabriel Eligio abrió una farmacia y Luisa Santiaga daría a luz a la mayoría de los once hijos del matrimonio.


Los abuelos de García Márquez eran dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días (1899-1902), le contaba a Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su abuela no vidente, una guajira descendiente de gallegos, se movía en un mundo de fronteras difuminadas entre vivos y muertos, y sólo éstos merecían la atención de sus relatos. pasaba los días contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la realidad. Entre sus tías, la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.

Gabriel García Márquez aprendió a escribir a los cinco años, en el colegio Montessori de Aracataca, con la joven y bella profesora Rosa Elena Fergusson, de quien se enamoró: fue la primera mujer que lo perturbó. Cada vez que se le acercaba le daban ganas de besarla, y sólo por el hecho de verla iba con gusto a la escuela. Rosa Elena le inculcó la puntualidad y el hábito de escribir directamente en las cuartillas, sin borrador.
En ese colegio permaneció hasta 1936, cuando murió el abuelo y tuvo que irse a vivir con sus padres al sabanero y fluvial puerto de Sucre. De allí pasó interno al Colegio San José de Barranquilla, donde a la edad de diez años ya escribía versos humorísticos. En 1940, gracias a una beca, ingresó en el internado del Liceo Nacional de Zipaquirá, una experiencia realmente traumática: el frío del internado de la Ciudad de la Sal lo ponía melancólico y triste. Embutido siempre en un enorme saco de lana, nunca sacaba las manos por fuera de sus mangas, pues le tenía pánico al frío.

Durante los seis cursos que pasó en el Liceo de Zipaquirá, hubo de recorrer al menos dos veces al año, en barco de vapor, el río Magdalena, principal arteria fluvial del país; esta experiencia, acaso la última remarcable, y sobre todo aquella asombrada primera infancia en Aracataca hasta los nueve años, con el incontenible aluvión de historias y leyendas oídas de sus abuelos y sus tías, configuran el substrato mítico del que García Márquez partiría para la composición de "Cien años de soledad" y la mayor parte de su obras.

En Zipaquirá tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946, a Carlos Julio Calderón Hermida, a quien en 1955, cuando  publicó "La hojarasca", le obsequió con la siguiente dedicatoria: "A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera".  En este primer libro y algunas de las novelas y cuentos que le siguieron empezaron a vislumbrarse la aldea de Macondo y algunos personajes que configurarían "Cien años de soledad",  ya apuntaba algunos de los rasgos más característicos de su obra de ficción, al tiempo que el autor hallaba en algunos creadores estadounidenses, sobre todo en William Faulkner, nuevas fórmulas expresivas.

Comprometido con los movimientos de izquierda, Gabriel García Márquez siguió de cerca la insurrección guerrillera cubana de Fidel Castro y el Che Guevara hasta su triunfo en 1959. Amigo de Fidel Castro, participó por entonces en la fundación de Prensa Latina, la agencia de noticias de Cuba. 

Durante su estancia en Francia, donde atraviesa dificultades económicas, escribe "El coronel no tiene quien le escriba" (1961),  "La mala hora" (1962),  y la colección de ocho cuentos en "Los funerales de la Mamá Grande" (1962)

Al cabo de no pocas vicisitudes con diversos editores, García Márquez logró que una editorial argentina le publicase la que constituye su obra maestra y una de las novelas más importantes de la literatura universal del siglo XX, "Cien años de soledad" (1967).  El éxito es inmediato, agotándose la primera edición en apenas unos días, y para alejarse de la fama decide ir a Barcelona, donde vive de 1968 a 1974. Allí escribe cuentos como "Isabel viendo llover en Macondo" (1968) o "Relato de un náufrago" (1970), y "El otoño del patriarca" (que lo publicará en 1975) 

En los años sucesivos alterna su residencia entre México, Cartagena de Indias, La Habana y París. En 1982 recibe el Premio Nobel de Literatura y más adelante escribe "El amor en los tiempos del cólera" (1985), para escribir esta novela, Márquez se inspiró en la historia del noviazgo de sus padres, y también tomó como referencia las grandes historias de amor de la literatura. Teniendo como eje la historia de amor entre Florentino Ariza y Fermina Daza, Gabriel García Márquez se pasea por las diferentes registros del amor: el amor romántico, el amor a los hijos, el amor construido en las costumbres cotidianas, la pasión entre los amantes furtivos, la amistad y la lealtad. El amor ha de enfrentarse a las convenciones sociales, al paso del tiempo, a la vejez y la muerte, todo ello durante la acelerada transformación histórica entre el siglo XIX y el XX. Luego publica, "El general en su laberinto" (1989), y "Doce cuentos peregrinos" (1992). En ese tiempo participa también en la fundación de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba), donde dirige anualmente un taller de guión.

Luego publica, "Del amor y otros demonios" (1994) y "Noticia de un secuestro" (1996), una de las obras que más le dolió escribir al Nobel donde apenas hay espacio para su imaginación porque la realidad trágica de su país superó lo inimaginable: el secuestro de diez colombianos relevantes por cuenta de Pablo Escobar y el grupo Los extraditables como estrategia coercitiva contra el gobierno de Colombia ante la Ley de extradición a Estados Unidos: “Preferimos una tumba en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos”, clamaron;  y  más tarde, "Vivir para contarla" (2002), donde narra aspectos biográficos de su infancia y juventud. Sus últimas obras publicadas son "Memoria de mis putas tristes" (2004) que causó polémica por la mirada del autor sobre la prostitución, y "Yo no vengo a decir un discurso" (2010).

Muere en México D.F. el 17 de abril de 2014. Los herederos de Gabriel García Márquez depositaron el 24 de febrero de 2015 en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado del escritor in memoriam.

CIEN AÑOS DE SOLEDAD Y EL REALISMO MÁGICO




Qué es aquello que llamamos realismo mágico en Cien años de soledad, la obra cumbre de Gabriel García Márquez. ¿Cuáles son los fundamentos culturales de ese realismo mágico en su obra?

Se le llama realismo mágico a cierta actitud natural ante las manifestaciones mágicas o maravillosas del mundo ficcional de una obra literaria. Lo mágico es lo sobrenatural, y al unírsele la cualidad de lo real se pretende juntar una aparente contradicción de términos: lo extraño con lo cotidiano. Así, la magia se vuelve cotidiana, y el mundo mágico se convierte en el mundo real.

Es en ese sentido que se habla de realismo mágico en Cien años de soledad. Sin embargo, hay una pregunta importante: ¿de dónde provienen esos elementos mágicos que parecen realistas y naturales en la obra de García Márquez?

La magia de Cien años de soledad proviene de los wayuus. Estos son los miembros de la comunidad indígena ubicada en La Guajira, llamada la comunidad Wayuu. Gabriel García Márquez conoció muy de cerca a los wayuus. 
Juan Moreno Blanco, investigador de la influencia de la cultura wayuu en la obra de Márquez, expresó que en una entrevista realizada a éste, le dijo lo siguiente:

"La casa de Aracataca estaba llena de guajiros, indios guajiros, no de habitantes del departamento de la Guajira. Eran gente distinta, que aportaba un pensamiento y una cultura a esa casa que era de españoles, y que los mayores no apreciaban ni creían, pero yo vivía más a nivel de los indios, y ellos me contaban historias y me metían supersticiones, ideas que yo notaba que no tenía la abuela".

Esos indios guajiros eran, desde luego, los wayuus. Así se demuestra con  las propias palabras de Gabriel García Márquez que, efectivamente convivió con mucha proximidad entre ellos y aprendió sus historias y supersticiones. 

Ahora bien: ¿Cuáles son los elementos del realismo mágico,  o podríamos decir los elementos wayuus en Cien años de soledad?...

La potencia reveladora de los sueños y la aparición de los muertos o del mundo sobrenatural en nuestro mundo real y práctico son realidades cotidianas para los wayuus. 

Para ellos, estos eventos no están cargados de la misma extrañeza que para nosotros. Los vemos como hechos "maravillosos", pero ellos conviven con estas "maravillas" como parte de su cotidianidad.

En Cien años de soledad hay una constante manifestación del mundo sobrenatural en el mundo visible o natural. De hecho, los eventos fundacionales de Macondo se originan en situaciones propias de esa manifestación del mundo pülashü de la cultura wayuu. ¿Cuáles son?:

El miedo de Úrsula Iguarán a sus sueños.

El miedo a sus sueños fue lo suficientemente fuerte (real) para desencadenar una decisión trascendental: huir hacia una «ranchería de indios pacíficos». Por supuesto, podemos intuir quiénes son esos indios: los wayuus.

 La presencia de un espectro.

José Arcadio Buendía le atraviesa la garganta a Prudencio Aguilar con una lanza. Desde entonces, el espectro de Prudencio visita la casa de Arcadio y Úrsula para atormentarlo. La pareja decide irse, y así emprenden la travesía que desembocará en la fundación de Macondo.

El sueño fundacional de Macondo.

Notemos con cuánta naturalidad José Arcadio Buendía acepta el mensaje del sueño, incluso el nombre de la aldea: Macondo. Es a esta naturalidad que se le denomina realismo mágico. Sin embargo, aquí hay algo más, algo que va más allá de una mera decisión estética e individual del autor; se trata de una representación cultural en la que los sueños y sus mensajes no son extraños y merecen consideración. Es la presencia de la cultura wayuu en "Cien años de soledad".

La semejanza entre las manifestaciones sagradas o sobrenaturales de los wayuus y los eventos fundacionales de Macondo es bastante clara. A lo largo de la novela hay una gran cantidad de apariciones, de sueños y vaticinios que hacen parte de las tres intervenciones del otro  mundo, en el mundo empírico: la muerte en la vida; el sueño en la vigilia; y el futuro en el presente.

ALGUNAS FRASES CÉLEBRES DE GABO.


• “Te quiero no por quién eres sino por quien soy cuando estoy contigo”.

• “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”.

• “La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener”.

• “Solo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser”.

• “Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón”.

• “Había perdido en la espera la fuerza de los muslos, la dureza de los senos, el hábito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del corazón”.

• “Ninguna aventura de la imaginación tiene más valor literario que el más insignificante episodio de la vida cotidiana”.

• “La nostalgia, como siempre, había borrado los malos recuerdos y magnificado los buenos”.

• “Ofrecer amistad al que busca amor es dar pan al que se muere de sed”.

• “A los demonios no hay que creerles ni cuando dicen la verdad”.

• “Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no”.

• “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

• “No es verdad que las personas dejen de perseguir sueños porque se hacen viejas, sino que se hacen viejas porque dejan de perseguir sus sueños”.

• “Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”.

• "Nunca volveré a enamorarme... Es como tener dos almas al mismo tiempo”.

• “A modo de disculpa le pregunté si creía en los amores a primera vista. ‘Claro que sí’, me dijo. ‘Los imposibles son los otros’”.

• “Ella le preguntó por esos días si era verdad, como decían las canciones, que el amor lo podía todo. ‘Es verdad’, le contestó él, ‘pero harás bien en no creerlo’".

• “En realidad no le importaba la muerte, sino la vida, y por eso la sensación que experimentó cuando pronunciaron la sentencia no fue una sensación de miedo sino de nostalgia”.

• “Las diferencias de fondo entre la vida y la literatura eran simples errores de forma”.

• “La felicidad no es como dicen, que solo dura un instante y no se sabe que se tuvo sino cuando se acabó. La verdad es que dura mientras dure el amor. Porque con amor, hasta morirse es bueno”.

• “Pero si algo habían aprendido juntos era que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada”.

• “Ninguna persona merece tus lágrimas y quien se las merezca no te hará llorar”.

• “Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para alguna persona tú eres el mundo”.

• “Pero a pesar de su inmensa sabiduría y de su ámbito misterioso, tenía un peso humano, una condición terrestre que lo mantenía enredado en los minúsculos problemas de la vida cotidiana”.

• “El cambio de personalidad es una lucha cotidiana en la que uno se rebela contra su propia determinación de cambiar, y quiere seguir siendo uno mismo”.

• “Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir”.

• “Me desconcierta tanto pensar que Dios existe, como que no existe”.

• “El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno”.



Trabajo de Investigación y Edición: Isa Santoro.
Administradora de Atrapados por la Imagen.


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2 comentarios:

  1. Querida Isa, ¡Comienzo rescatando esta frase, con la cual me siento identificada. “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”. ¡Me parece maravillosa, al igual que tu trabajo! haciendo un recorrido por sus publicaciones literarias, me di cuenta de que leí casi todo lo de Márquez, lo que me convierte, casi sin quererlo, en una fanática de sus novelas y cuentos... ¡Amiga, tal como me sucede siempre que veo publicado un artículo tuyo, me quedo esperando otro y otro! ¡Jajajaja! ¡Felicitaciones y gracias por tanto!

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    1. Tal cuál esa es una de sus frases más maravillosas y ciertas, a mi entender, porque nos deja en claro, el sentido de la vida misma. García Márquez, es uno de mis autores preferidos, sus cuentos y sus novelas , no tienen desperdicio alguno. Por algo ganó un premio Nobel de literatura, muy merecido, por cierto. Gracias, cómo siempre, querida amiga, por tus palabras de aliento, cada trabajo, lo hago desde mi profesión, con mucho amor, porque estoy feliz de ser una Atrapada!! Abrazo!!

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