lunes, 22 de julio de 2024

©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN PRESENTA: "El portaligas y el tranvía de la calle San Silvestro" - Pedro Pablo Lilli



Cuentos y Relatos Presenta a. . .



PEDRO PABLO LILLI

"Artista de Atrapados por la Imagen"


en...


"El portaligas y el tranvía de la calle San Silvestro"


Ilustraciones: Pedro Pablo Lilli

Relato Inédito Edición:

Editorial Atrapados por la Imagen


RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ

REGISTRO DE:

EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio gratuito dedicado a difundir...


¡El arte de todos!




"El portaligas y el tranvía de la calle San Silvestro"

.

    -Casa nueva, vida nueva- se dijo Flavio, después de que el empleado de la inmobiliaria le entregara  las llaves del departamento que acababa de alquilar, y se despidieran en la puerta del ascensor. Quizás fuese más grande de lo que necesitaba pero valía la pena. Lo recorrió satisfecho, tomando nota de las cosas faltantes de las que tenía que proveerse. Había traído solo sus libros e indumentos; todo el resto, lo dejó a María Pía con quien no quiso discutir más.

En menos de un mes, terminó de acondicionarlo a su gusto: minimalista, actual y organizado. Aprovechó estar en un piso alto, sin nadie en frente, para evitar cortinados y poder disfrutar del buen sol de la mañana, durante el día; de las luces de la ciudad, por la  noche y, si había tormenta eléctrica, del espectáculo apocalíptico de los relámpagos y sus resplandores. Durante las veinticuatro horas, una "Playlist" reproducía, suavemente, un mix de música folk y acústica, para generar un clima relajado y confortable en todo momento.

La sala, amplia, con pocos muebles, bajos y sin protagonismo, lucía un único cuadro, enorme: el retrato en tamaño natural, de una  monja muy joven que, con gracia,  se levantaba la sotana para abrochar el portaligas rojo, en lo alto de la pierna. Lo había comprado en una vieja galería de arte de la calle San Silvestro frente al café donde se había detenido para una pausa. Desde su  mesa bajo la sombrilla publicitaria de una cerveza, se sintió intrigado por dos imágenes de gran porte expuestas en la vidriera: una era ésta, la de la “hermana” mostrando sensualmente la pierna, desde el pié hasta su inicio en la cadera y, la  otra, la de un antiguo tranvía color amarillo huevo, que parecía querer salirse del paño. Ambas eran de un realismo tan asombroso que era imposible permanecer indiferente. Lamentó  no poder comprar el par, pero en el departamento disponía de una única pared en grado de recibirlas. Optó – sin dudarlo¬- por la monja, regodeándose anticipadamente  por el efecto que causaría entre sus espectadores.

Para ubicarla, garantizándole una buena exposición, tuvo que reacomodar los muebles y, al finalizar, la mujer del portaligas rojo parecía estar ahí, de cuerpo presente.


Los primeros invitados a conocer el apartamento fueron, obviamente, sus incondicionales Duilio, Graciano e Ivo, que quedaron literalmente enmudecidos frente al cuadro.

— Es mi tía Evelyn – explicó Flavio emocionado, con un suspiro y secándose las lágrimas, mientras les servía el extra-brut preferido del grupo – Priora de un convento en Bombay. ¡Años sin saber de ella! 

Siguió un silencio embarazoso, hasta que finalmente Ivo, estalló en una carcajada:

— ¡Cretino, no podés ser tan hereje!

— ¡Siempre fue un puerco!- gritó Duilio

— ¡La cena está servida! ¡A comer!- invitó Flavio entre risotadas- Antipasto de moluscos, aceitunas y alcaparras. Luego, un  risotto mantecado con crustáceos; de cierre, lemon champ.

— ¡Es un puerco gourmet! – brindó Graciano.

Una vez que se retiraron, después  de comer y beber copiosamente, Flavio colocó el menaje en el lavavajillas, apagó las luces, se descalzó y se recostó en el sofá del living con una botella de agua helada al alcance de la mano. Hacía calor, se sacó la camisa quedando a torso desnudo. La luz de la luna iluminaba el ambiente; en el reproductor Carla Bruni cantaba Your lady con voz de gata. Cruzó los brazos detrás de la cabeza y clavó los ojos en el cuadro. Era una obra tan bien hecha que tuvo la impresión de que la monja, en un momento, había levantado la cabeza devolviéndole la mirada, para luego seguir concentrada en su portaligas rojo. Posaba en la larga gradería de una iglesia retratada detrás. Una luna, parecida a la que ingresaba por el ventanal del living, relucía por arriba del campanario y realzaba el prolífico naranjo de un jardín vecino.

Superado por la curiosidad, se incorporó y se acercó a inspeccionar la tela. Una brisa gentil le pegó en la cara cuando estuvo a pocos centímetros. La fijó atentamente, sorprendido de ver un ligero balanceo de las ramas del árbol, al tiempo que la priora, dejaba caer la sotana e ingresaba a la pieza.

— Puerco, ¿quedó un poco de helado de  limón?- dijo con gran familiaridad dándole un beso en la mejilla.

— Pero… ¿qué es esto?

— Tía Evelyn – dijo divertida extendiéndole la  mano-, la priora de Bombay. Al menos, así me presentaste a tus amigos ¿o me equivoco? Bueno, ¡aquí estoy!

— ¿Tía Evelyn?- la miró de la cabeza a los pies, apreciando su inquietante figura- ¡Bienvenida!- y buscó un abrazo más que efusivo.  

— ¡Tranquilito! – se separó ella con picardía y plasticidad.

Se acomodaron en el desayunador de la cocina.

— Quedó risotto ¿Comerías una porción, antes del lemonchamp?

— Sí, con una copa del extra-brut. El helado me gusta sin agregados.

Dispuestos uno frente al otro, Flavio la observó comer con apetito.

— ¿Escuchaste todas nuestras conversaciones, entonces?

— Sí. ¡Lamentable! Cuatro  cerdos machistas, lloriqueando por sus ex. ¡Patéticos!

— No exageremos…somos chicos sensibles, víctimas de una sociedad malsana y hostil…

— ¡Basta de boludeces! – cortó ella, para inmediatamente agregar con mohín seductor -: Puerco, necesito tu ayuda – apuró la copa, y luego la  extendió para que le sirviera más.

— Te escucho.

— Antes que nada te pido disculpas. Hice trampa.

— No entiendo- rió Flavio

— En el cuadro original, en la vidriera, yo estaba muy recatada, con las manos juntas y elevando mi mirada al cielo…

— ¿Cómo es posible?

— Te vi sentado en el café y en seguida comprendí que eras el tipo justo. Intuición femenina.

— El boludo justo ¿para qué?

— No dije “boludo”. El “buen tipo” que no me negaría su ayuda, generosamente…

— Al grano, tía.

— Miraste hacia la vidriera de la Galería. Nos viste. La camarera del bar te trajo el café con un croissant, distrayéndote un instante y, cuando volviste a fijarnos, yo ya me había levantado la sotana para acomodarme la media. Quedaste fulgurado, caíste en mi telaraña. Te pido perdón, pero era necesario.

— No entendí nada.

— En la vidriera había dos cuadros ¿verdad? El mío y el del tranvía. Bien, el conductor del tranvía, Steven, es mi novio. Queremos dejar los cuadros e irnos para hacer una vida normal. ¿Es acaso un pecado?

— No, no es un pecado. ¿Por qué no lo hacen?

— No es fácil. Hay un sofisticado sistema de alarmas y los dueños, dos hermanos, no se descuidan un solo minuto. Yo estoy afuera, porque compraste el cuadro, pero ahora hay que liberar a Steven.

— Entonces, hay que comprar el cuadro…

— No está en venta, es el único que no está en venta; lo pintó el abuelo de los hermanos y no quieren deshacerse de él por nada en el mundo. ¡Si habrán tenido ofertas!

— Hay que robarlo.

— Así es. Y tenés que ayudarme, Puerco… confío en vos, por eso te elegí.

— ¿Cómo sería el plan?- preguntó curioso.

— Hay que estudiarlo…

— Va a requerir de la participación de varias personas…- afirmó Flavio tras unos instantes de reflexión y rendido ante los ojos y la boca procaces de la bella impostora.

— ¿Tus tres compinches, por ejemplo? Se los ve confiables para este trabajo… ¿o no?

— Nadie mejor que ellos.

Una hora después estaban todos reunidos en la cocina, con sus tazas de café, escuchando atentamente a Evelyn que ilustraba la situación.

— La Galería Sattler está regenteada por dos hermanos cincuentones, Donatella y Juan Claudio Sattler, bisnietos del fundador, ambos solteros y sin hijos. Él es gay, ella, la típica mosquita muerta.

— ¡Cómo me gustan! Ir derritiéndolas poco a poco…- interrumpió Graciano.

— ¡Ahí saltó el cerdo! Bueno, sigo. ¡No me interrumpan! No hay cuadros de gran valor. No obstante, algunas piezas pueden ser de interés para coleccionistas, obras de pintores poco conocidos de finales del ochocientos, de muy buena factura. El negocio sobrevive con la venta de algunas de éstas, muy de cuando en cuando, y con reproducciones de telas famosas y estampas de época. Desde siempre el cuadro del tranvía amarillo se expone en la vidriera y no está a la venta porque lo pintó el abuelo, Gianluca Sattler. A su lado, van rotando. Antes de mi retrato, estuvo por largo tiempo, una Bugatti descapotable conducida por un gordo con mostachos a la francesa. Era llamativo pero no encontró comprador aún cuando muchos pasantes entraron a preguntar por él. Finalmente, decidieron llevarlo a la sala del subsuelo y, en su lugar, colocaron el mío. Creo que fue por el enorme tamaño, que coincide con el del tranvía y no tenían otro sitio más adecuado donde colgarlo. 

— Pero... ¿cuántos años tiene Steven?

— Tres más que yo. Era gasolinero en un puesto solitario de la legendaria Ruta 66, en una estampa tirada por ahí; una linda estampa: la gasolinera al borde de una carretera vacía que se perdía en las montañas del horizonte y él, dormitando arriba de un cadillac en jeans y  sombrero de cow-boy. Una noche, estando ya en la vidriera, escuché un ruido que me sobresaltó: era él que, después de fugarse de su estampa, se había subido al tranvía y posaba trajeado de motorman. Quedó inmóvil en esa posición por una semana. Aburrida de que no se fijara en mí, me resigné a no tener con quién hablar. Finalmente, una madrugada me despertó cantando bajito Love Of My Life asomado a su ventanilla y después siguió con I Was Born To Love You… ¡cantaba como Freddie Mercury!

— ¡Flechazo! Pero... ¿Freddie Mercury, no era gay?

— Steven, no. ¡Al contrario! Me mostró una botella de Jack Daniel´s Honey y me invitó a conocer el tranvía amarillo. Nuestra relación lleva un tiempito, ahora necesitamos ayuda para fugarnos.

Hasta el amanecer pusieron a punto el plan de acción. Dormitaron un rato, distribuidos por la casa, Duilio se acomodó en un rellano de la escalinata de la iglesia y a las ocho se ducharon a turno, y salieron con dirección a la Galeria Sattler, de la calle San Silvestro, que abría a las nueve.

Cien metros antes se separaron. Evelyn no participaría de la operación y esperaría a Steven, una vez liberado, en el puente Montemario en las inmediaciones de la Catedral. Aguardaron a prudente distancia que ingresaran los titulares, luego de lo cual Graciano se presentó en el umbral y tocó timbre.

— Buenos días. Estoy interesado en un cuadro que, lamentablemente, no veo más en la vidriera – dijo mientras Donatella lo hacía pasar e inmediatamente cerraba la puerta con llave.

— ¿Cuál de ellos? No necesariamente está vendido, los vamos rotando…

— Una obra de Philippe De la Croix perteneciente a la serie Bijoux mécaniques d´auteur : “La sensuelle Bugatti”- dijo serio, con aire de especialista.- Una pieza fundamental de la producción del Maestro, fallecido desgraciadamente muy joven, de infarto, durante el Mayo francés.

La mujer quedó sorprendida por los datos que aportaba Graciano, de los cuales, evidentemente, no tenía la menor idea ni podía sospechar que fueran falsos. Como buena galerista, mantuvo un aire equilibrado y respondió por lo bajo como quién cuenta un secreto:

— Por seguridad, lo hemos retirado de la vidriera. Acompáñeme a la Sala subsuelo, por favor, así podrá admirar ésa y otras obras de...

— De la Croix. Philippe De la Croix.

— Exacto. Nuestra colección comprende pinturas de diversos períodos, todas de gran valor. Lamentablemente la gente ya no invierte en el Arte… Juan Claudio, bajo con el caballero al subsuelo.

Pocos minutos después, Ivo tocaba timbre. 

— Necesito ser asesorado- dijo con voz marcadamente afeminada, pasándose una mano por la cabellera.

Juan Claudio, cerrada la puerta con llave, estiró la mano para estrechar la de Ivo que se la retuvo cálidamente un momento.

— Va a ser un gusto ayudarte. ¡Contáme!- dijo Sattler fascinado.

— Tengo que hacer un regalo, pero estoy tan indeciso…me gustaría una acuarela, algo claro, luminoso, evanescente, diría…pero la verdad que no sé…Tal vez, algo más clásico, un óleo, una naturaleza muerta ¿vos qué opinás? ¿Qué tenés para mostrarme?

Antes que respondiera, Flavio y Duilio tocaron timbre.

— ¡Ay, qué mañana tan agitada! Perdonáme un segundo, que le abro a estos señores y ya estoy con vos- hizo pasar a los recién llegados y cerró. Los dos amigos se apuraron a estrecharle la mano efusivamente, sin darle tiempo a sacar la llave de la cerradura; Ivo tosió atragantado, llamando la atención, y Flavio aprovechó para apoderarse del adminículo. 

— ¿Se acuerda de mí? La semana pasada adquirí el hermoso retrato de la priora en la escalinata de la iglesia.

— ¡Claro que sí!- dijo el hombre impaciente por seguir atendiendo a Ivo – Estoy ocupado con el señor, si tienen la amabilidad de esperarme…o prefieren venir en un rato…

— No se preocupe por nosotros. Solo quería hacerle ver este magnífico cuadro de Gianluca Sattler, “El tranvía de la calle San Sivestro”, (¡ya sé que no está a la venta!, me lo explicó su hermana)- se atajó- a mi amigo, el Profesor Enzo Cabreira, de la Universidad  de Lisboa, un apasionado de Arte, que visita nuestra ciudad.

— ¡Bien, bien! Un placer, Profesor, bienvenido. En un rato, estoy con Ud. – dicho lo cual, tomó del brazo a Ivo y lo condujo hacia el final del salón, dándole la espalda a Flavio y Duilio.

Con el campo despejado, Flavio llamó a Steven con voz apenas audible.

— ¿Estás listo? Apenas abro la puerta tenés que salir corriendo. Nosotros nos quedamos unos minutos más para cubrirte la fuga. Evelyn te espera en el  puente Montemario.

Una vez recibido el asentimiento del motorman, Duilio hizo una señal a Ivo que retomó a toser en modo espasmódico, retorciéndose todo y cayendo al piso. Juan Claudio desesperado corrió al baño a buscar un vaso de  agua gritando “¡Dona, Dona,  vení por favor!”, Flavio abrió la puerta  dejando salir a Steven y luego volvió a cerrar con llave. Todos se juntaron alrededor de Ivo que, tirado en el piso,  se hacía el desmayado.

— Pido una ambulancia, pido una ambulancia- gritaba el galerista corriendo de un lado para el otro.

— No hace falta Juancito, ya me siento mejor – dijo Ivo, incorporándose  lentamente.

Dos horas después, como convenido, los cuatro amigos se reencontraron en el bar de siempre. A esa hora estaba poco concurrido y se sintieron libres de comentar y reír sobre sus actuaciones.

— Esto, si lo contamos, no lo cree nadie.

— Es que es una historia absurda…

— Absurda o no, ayudamos a esos dos chicos…

— Yo, algo así, no lo vuelvo a hacer ni loco…

Quedaron en silencio un momento y el inicio del noticioso en el televisor colgado de la pared, les llamó la atención:

— ¡ÚLTIMO MOMENTO!: La Policía acaba de apresar a una pareja que intentó asaltar la sucursal del HCM Bank de calle San Silvestro. Se trata de un hombre vestido de motorman y una mujer con atuendo de monja. La cámara muestra como la falsa religiosa se levanta la sotana frente al guardia de seguridad apostado junto a la puerta,  para distraerlo. Un cliente, atraído por la escena, toma una foto con el celular y es descubierto por su mujer, sentada al lado, que arma un escándalo, desbaratando la huida de los malhechores.

Los investigadores sospechan que detrás del golpe fallido se encuentra "La Banda del Puerco".


Todos los Derechos de Autor y Propiedad Intelectual, pertenecen a:

©Pedro Pablo Lilli

Julio 2024

Ilustraciones: Pedro Pablo Lilli

Rosario - Argentina

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Afectuosamente...


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Isa santoro - Liliana Gauna - Laura Jakulis
Licencia Creative Commons
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27 comentarios:

  1. Un relato con excelente narrativa, ágil y florida.
    La impresión que produce su lectura es alegría, sorpresa, un toque de ironía y mucha diversión.
    Cuando un relato logra producir esas sensaciones, Vale!!

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    1. Muy atrapante su lectura ese Flabio tuene los mismo hábitos y gustos un poco Omnipresente tuyos solo vno único que no hablo fe navegar venbel ksñññ

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    2. A diferencia del Puerco, no miro a las religiosas...🤣

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  2. ¿¡Quién pudiera fijar la mirada en una imagen inspiradora, trascender a otros planos y vivir alguna aventura impensada!?
    Historia narrada en un marco al que no le escatima buen gusto, picardía y un enigma resuelto con final desopilante P.P. Lilli nos regala un cuento que invita a la trasgresión.

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    1. Tengamos cuidado con los cuadros, Marta! Nunca se sabe! 🤣 Gracias por tus comentarios, siempre valiosos!

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  3. Maria del Carmen Sanchez22 de julio de 2024, 2:28 p.m.

    Seguí las escenas en formato de films. Llegará a Hollywood?

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  4. El poder de la literatura, nos puede llevar a lugares y a historias insospechadas. Lo fantástico que se hace real, lo real que se vuelve fantástico. Todo dentro de la magia del relato de Pablo, excelente por cierto! Lograste crear con tu cuento, un clima inmersivo, que nos lleva a volar con la imaginación. me encantó!! Cada vez mejor. Felicitaciones querido amigo! Abrazo enorme.

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    1. Un millón de gracias, Isa! Por tu estimulante concepto y por publicarme en esta Editorial que no deja de crecer. Supe del ingreso de nuevas y nuevos escritores que la enriquecerán. Abrazo, Isa!

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  5. Seductor, irreverente, divertido, cínico, gráfico, inmersivo.....bueh Don Pedro Pablo, mi imaginación "yerbe" de adjetivos para este escrito muy, pero muy de muy mucho, suyo, de usted. Si no estuviera firmado, yo diría muy suelta de cuerpo, es un Lilli !! Excelente relato, justo, armónico, logrado! Gracias por divertirme un rato mientras transito una leve neumonía en casa!!!!!!

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    1. Mil gracias, Su! Me dejaste sin palabras🤣. Atención con la neumonía! Pegó duro este invierno rosarino... Abrazo fuerte.

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  6. Muy bueno Pablo, excelente!! Me sorprendiste vecino!!!

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  7. ¿Cuántas veces al observar un cuadro, nos imaginamos... que estarían haciendo los personajes en ese momento? ¿Cómo seguirá la vida de los allí ilustrados? Este cuento loco, ¡nos adentra en una historia desopilante, donde realidad y ficción parecen ocupar un mismo espacio! ¿O será que la ficción es nuestra realidad? ¿Estaremos nosotros dentro de un cuadro todavía no descubierto? ¡Ay, Pablo, lograste desatar mi locura personal! jaja ¡Felicitaciones por esta maravilla artística! Y tal como dice Susi, ¡este es un Lilli! ¡Vamos por más! ¡Gracias por estar en Atrapados!

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    1. Lauri, Lauri, Lauri! Mi querida Editora! Gracias por publicarme y felicitaciones por el veloz crecimiento de la Editorial donde los autores nos sentimos respaldados en nuestros proyectos y respetados en nuestras expresiones. Abrazo.

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  8. Que trama apasionante, me encantó y con el nivel que lograste me siento rara para darte devoluciones, como creciste, sin techo por definir de alguna manera, felicitaciones y me sentiré honrada de continuar atrapada en tus próximos desafios.Graciela Carreras

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    1. Necesitaré que me cuentes alguna historia inspiradora como aquella de los ovnis...😜 Mil gracias!!!!!

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  9. Realmente disfruté mucho de este cuento, gracias Pedro Pablo Lilli, sos muy generoso con tu arte.

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  10. Tiene la narración tan impecable que hace participar de esa cena y las consecuencias del Extra Brut .
    Qué siempre tengamos a mano arte ,para que nuestras vidas sean de buena calidad!
    Un abrazo

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    1. Abrazo Lílí! Estoy de acuerdo con vos, necesitamos abrazos y extra-brut! Muchísimas gracias!!!

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    2. Muy bueno y entretenido me pasó lo que pocas veces me pasa cuando leo el poder ver a los personajes que es lo bueno de la buena lectura Éxitos y gracias por hacerme pasar un momento agradable

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    3. Cuánto me alegro, Rodrigo! Mil gracias!

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  11. Bueno Pedro Pablo...Oscar Wilde debe estar orgulloso...planto una semilla con el retrato de Dorian grey y floreció con Pedro.excelente!!!!!

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    1. Juanito, Juanito! Serías el Capo-Banda de la Banda de los Puercos Caimanes!

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  12. Si no me tienen fe Pedro.abrazos

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