domingo, 15 de septiembre de 2024

DOMINGO DE CURIOSIDADES. LA HISTORIA DETRÁS DE LAS ESCULTURAS. HOY, "EL DAVID", DE MIGUEL ÁNGEL.

 EL GIGANTE DE FLORENCIA.

EL DAVID DE MIGUEL ÁNGEL, LA ESCULTURA MÁS ICÓNICA DEL RENACIMIENTO 

 

 

La historia del "David" de Miguel Ángel empezó cuarenta años antes de que el artista pusiera manos a la obra. En 1463, las autoridades de la Obra de la catedral de Santa María del Fiore, en Florencia, encargaron al escultor Agostino di Duccio una gran estatua que debía colocarse en el exterior de la catedral, sobre los contrafuertes. Allí figuraría junto a las de otros dos profetas, que habían realizado medio siglo antes, Donatello y Nanni di Banco, con la diferencia de que, mientras éstas eran de terracota, la de Di Duccio sería de mármol. 

El artista acudió a las canteras de Carrara para seleccionar un bloque de mármol adecuado, e incluso lo desbastó, parcialmente in situ, a fin de aligerarlo antes de su traslado a Florencia. Sin embargo, tres años después renunció a la tarea, considerándola superior a sus fuerzas, y abandonó en el taller de la catedral, la mole de mármol a medio trabajar. Allí se quedó durante casi cuarenta años, sin que ninguno de los escultores, hasta una docena, a los que se ofreció la piedra, que era conocida en la ciudad con el nombre de "El Gigante", se viera capaz de esculpir en ella cualquier figura, grande o pequeña.

En 1501, los responsables de la catedral florentina decidieron retomar el proyecto y consultaron al efecto a varios artistas, entre ellos Leonardo da Vinci, sobre la posibilidad de crear una obra de arte a partir del desfigurado mármol de casi seis metros de altura. Miguel Ángel Buonarroti, un joven escultor de 26 años, fue el único que aseguró que podría hacerlo sin necesidad de añadir más piedra al bloque existente.

El maestro tenía la capacidad especial de "ver" la forma encerrada en el bloque, pues decía que una escultura se hacía simplemente retirando el mármol sobrante y que era tarea del escultor "liberar" la figura de su prisión de piedra. En agosto de 1501 firmó el contrato de ejecución del "David" y, al mes siguiente empezó el trabajo. El artista construyó una estructura de tablas de varios metros de altura para que ocultara la pieza y así poder trabajar en soledad y evitar que la obra se viera antes de acabarla. 

El tema de la lucha entre David, el joven pastor de 16 años y futuro rey de Israel, y el gigante Goliat fue uno de los más populares en el arte medieval. El Antiguo Testamento cuenta cómo el guerrero filisteo se ríe de la infantil envergadura y el pobre armamento de David, pero el joven consigue derribarlo mediante una piedra lanzada con su honda y luego decapita al gigante con su propia espada.

Miguel Ángel prolongó esta tradición artística florentina, aunque a la vez hizo algo completamente distinto. La novedad más evidente respecto a sus predecesores es la escala: frente a los 1,58 metros de altura del bronce de Donatello y los 1,25 del de Verrocchio, la escultura de Buonarroti superaba los cinco metros, concretamente 5,17. El mármol de Buonarroti transformaba al adolescente de la Biblia en un gigante. "El David" de Miguel Ángel es un hombre atlético en la plenitud de su vida, no el adolescente que representaban Verrocchio y Donatello.

El maestro florentino presentó al héroe con cuerpo juvenil y porte orgulloso.

La principal innovación de su estatua reside, no obstante, en la concepción del tema, pues Miguel Ángel decidió presentar el momento anterior al combate, cuando el joven se prepara para el duelo desigual, en vez de la victoria final. Por primera vez, Goliat desaparece de la escena de su propia muerte. Esta idea sólo pudo llevarse a cabo gracias a la prodigiosa habilidad del escultor, que logró dotar a la figura de un aspecto contenido y expectante, con un cuerpo en tensión a punto de lanzarse a la batalla. 

Miguel Ángel no quiso vestir a su David porque para él la desnudez simbolizaba al hombre en armonía con la naturaleza.

Así vemos un desnudo explícito, sin hojas de parra ni pixelados. David exhibe su “pene pequeño” pues la proporción del cuerpo así lo necesitaba. Además ese tamaño era el ideal de armonía y simbolizaba la virtud, la superioridad espiritual, la belleza del héroe.

En ese sentido llama la atención que David, rey de los judíos, no está circuncidado. Muchos dicen que esa es la prueba de la visión que tenía el arte renacentista del ser humano, menos ligado a la religión y más a los valores de la belleza. ​

 

¿Qué hace que,  "El David", sea una obra única? 

 

A primera vista, David aparece en actitud serena y reflexiva, pero esa aparente calma queda desmentida por la tensión de los músculos y la inquietud de la mirada, que revelan que el héroe está a punto de deslizar el brazo derecho por detrás de su espalda para colocar la piedra en la honda y así poder lanzar el proyectil con la mano izquierda. El elegante contrapposto de la figura hace que todo el peso se descargue sobre el tobillo derecho, algo que con el tiempo le ha provocado grietas y actualmente amenaza con romperse.


                       Perspectiva lateral de la famosa estatua de Miguel Ángel, Galería de la Academia, en Florencia

 

Destacan en la obra la perfecta definición de cada músculo, hueso y tendón y la seguridad en su modelado, algo en lo que cabe advertir la huella de las disecciones de cadáveres que Miguel Ángel realizó. La dificultad añadida del uso de un bloque ya desbastado y la gran escala empleada hacen aún más asombrosa la comprensión de la anatomía humana mostrada por un artista tan joven.

 

Detalle de la mano derecha del David. Galería de la Academia, Florencia.


Pero lo más extraordinario de esta figura es la capacidad de expresar la energía reprimida. A la tensión de los músculos se une el rictus de la nariz, que sugiere una respiración contenida, y las venas en relieve por las que parece correr la sangre. La intensa expresión de sus ojos, penetrante y llena de ira, llevó a sus contemporáneos a acuñar el concepto de "terribilità miguelangelesca". Miguel Ángel pasó veintiún meses subido al andamio cincelando el bloque, sin ayuda de ningún asistente. 



Detalle del rostro del David de Miguel Ángel, expuesto en la Galería de la Academia, Florencia.

 

Existen otros datos para aportar a la majestuosidad de esta escultura. 

 

La forma de David explicaba las limitaciones de la piedra. Él es delgado de figura y su cabeza está apuntando a un lado, porque el bloque era demasiado estrecho para que pudiera mirar hacia adelante. 

 

Estudios modernos han encontrado que es anatómicamente perfecto, excepto por un pequeño músculo que falta en la espalda. Miguel Ángel, quien estudió anatomía escrupulosamente, sabía esto, más tarde escribió que estaba limitado por un defecto en el mármol.  

 



David representa la forma y proporción masculina idealizada, un tema común de la escultura griega clásica. Pero el trabajo de Miguel Ángel es mucho más naturalista, arraigado en un entendimiento anatómico que superó con creces a los griegos. David es a la vez una hermosa representación del ideal, pero sorprendentemente real, un logro definitorio del Renacimiento italiano.



Hoy, alrededor de 1,5 millones de personas visitan al David cada año. Ha vivido en la Accademia Gallery de Florencia desde hace 150 años, desde que fue trasladada al interior en 1873 para protegerla de las inclemencias del tiempo, La réplica a tamaño real que se colocó en el emplazamiento original en 1910 recuerda a los florentinos cuál fue y sigue siendo el símbolo más emblemático de su ciudad.

 

Copia de la estatua del David de Miguel Ángel en la plaza de la Signoria de Florencia

 

 

Es increíble que con un cincel, Miguel Ángel consiguiera semejante delicadeza. Ni siquiera hizo modelos de yeso previos a escala real, como hacían otros artistas de la época. Escultóricamente, "El David" fue una obra creada para ser contemplada desde distintos puntos de vista, al contrario que la manera medieval, que diseñaba las esculturas para ser vistas exclusivamente desde el frente

Cuenta la leyenda que, al acabarlo, el artista golpeó la rodilla derecha de la estatua y le dijo “¿por qué no me hablas?”, sintiendo que la única cosa que faltaba por extraer del mármol era la propia vida.


Miguel Ángel insufló vida a la piedra con pequeños detalles: los alborotados rizos del pelo, el perfecto modelado de venas, músculos y tendones de las manos o la relajación de la pierna izquierda.

"El David", de Miguel Ángel es, sin lugar a dudas, la escultura perfecta por excelencia.

 


Trabajo de Investigación y Edición: Isa Santoro.

Administradora de Atrapados por la Imagen.

 

 

 

 

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3 comentarios:

  1. ¡Querida amiga! ¡¡Tu trabajo sobre "El David" es fantástico! ¡A medida que leo tu relato sobre la construcción de este gigante del arte, más fascinación me produce! (La forma de David explicaba las limitaciones de la piedra,  Él es delgado de figura y su cabeza está apuntando a un lado, porque el bloque era demasiado estrecho para que pudiera mirar hacia adelante.) ¡Este dato tan importante, lo desconocía por completo! Hoy, gracias a tu investigación, pude conocer este y muchísimos detalles más, que amplian mi admiración hacia el artísta. ¡Gracias por tan hermoso y dedicado trabajo! ¡¡Besos y gracias! 

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    1. Laura, muchas gracias por tu devolución, la verdad es que había muchas cosas que desconocía sobre esta escultura y sobre otras de Miguel Ángel que iremos viendo. La realidad es que Michelangelo Buonarroti, era un genio del Renacimiento, tanto en escultura como en pintura, su obra ha perdurado y perdurará en el tiempo. Es de esos genios que se inmortalizan a través de ellas. Muchas gracias, querida amiga!!

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