DRÁCULA, DE FRANCIS FORD COPPOLA: CUANDO EL TERROR VOLVIÓ A LOS ORÍGENES DEL CINE.
La película protagonizada por Gary Oldman demostró que era posible construir una nueva iconografía y contar de forma única una historia, la de la novela de Bram Stoker, adaptada decenas de veces antes.
Estrenada en los cines estadounidenses el 13 de noviembre de 1992, "Drácula de Bram Stoker" , de Francis Ford Coppola, fue la que rompió, la aproximación al clásico gótico de 1897, una adaptación distanciada de las versiones cinematográficas previas que, entre otros hitos, logró cambiar la percepción de un personaje tan asentado en el imaginario popular como el del Conde Drácula, tanto a nivel temático, al hacer de él un antihéroe romántico capaz de pronunciar la frase: “He cruzado océanos de tiempo para encontrarte”, como a nivel estético.
Existen datos curiosos acerca de esta película que, tal vez, desconocías...
Incorporación del nombre del autor de la novela, al título de la película.
Aunque la incorporación del nombre de Bram Stoker al título ha generado, en cierta medida, la creencia de que se trata de la película que sigue más fielmente los acontecimientos de la novela original —en realidad, es un rasgo habitual de Coppola: en "El Padrino" (1972) y "Legítima defensa" (1997) también aparecen los nombres de los autores Mario Puzo y John Grisham acompañando al título—, el motivo en torno al que orbita la trama y que confirió una parte esencial de su identidad a esta adaptación no aparecía en el texto del escritor irlandés.
Por ejemplo, no es cierto todo el contexto del personaje histórico de Vlad Tepes y su caída al infierno por el amor inmortal hacia su amada Elisabeta, eso no existe en la novela de Stoker, al igual que todo su trasfondo de romance trágico. Pero lo que si es cierto es que la estructura de la película de Coppola y su querencia por trasladar su carácter narrativo epistolar y la concatenación de los sucesos que transcurren en la película es la más fiel a la novela original.
Una preproducción diferente
Una de las maneras particulares de trabajar de Coppola es encerrarse con su reparto, meses antes del rodaje, para conformar una suerte de ensayo del guion y convivencias en su finca al norte de San Francisco. Una metodología de trabajo que le sirve a Coppola para que sus actores no sean unos perfectos desconocidos cuando pisen el set de rodaje el primer día y que también proporciona un amplio campo de experimentación e improvisación actoral que luego se ve perfectamente representado en el producto final.
En las reuniones, Coppola le pidió a los actores y actrices principales que leyeran en voz alta la novela completa de Bram Stoker. Se necesitaron dos días completos para completarla.
CURIOSIDADES ACERCA DEL ELENCO.
Disputas.
La relación laboral entre Gary Oldman (Drácula) y Winona Ryder (Mina) tuvo altibajos. El mayor de ellos fue en el rodaje del primer encuentro entre sus personajes. El motivo surgió porque el director quería una reacción auténtica en la mirada de la actriz y habían repetido la toma sin éxito. Según un artículo de Vanity Fair la estrategia de Oldman fue esconder un calabacín cerca de su ingle para rozarla por sorpresa. Aunque la actriz aguantó profesionalmente en el rodaje, el enfado fue colosal. Sin embargo, la toma fue buena para el director e incluida en la película.
Miedo en el plató.
Gary Oldman es un actor muy vehemente. Durante los ensayos era capaz de discutir abiertamente las indicaciones del director o golpearse como parte de la improvisación. Además, sus movimientos podían ser tan intensos que afectaban al fastuoso vestuario. Por ejemplo, durante el rodaje del prólogo, la armadura roja de su personaje saltó por los aires y tuvo que ser reparada.
El grito
El grito del príncipe Vlad después de clavar su espada en la cruz no es la voz de Gary Oldman. Lux Interior, cantante de la banda punk, The Cramps, grabó el grito y fue doblado.
Profesor de canto.
Gary Oldman contrató a un profesor de canto para ayudarle a bajar su voz una octava y darle a Drácula una cualidad más siniestra.
Escena de la navaja.
Gary Oldman estaba borracho durante la escena en la que lame la sangre de la navaja de afeitar de Keanu Reeves, lo que contribuyó al ambiente de la escena.
El Método.
Winona Ryder tenía gran timidez en las escenas eróticas. Durante el rodaje comenzó a recibir clases de Greta Seacat, una coach de interpretación. La introdujo en la técnica del Método, un conjunto de herramientas de actuación desarrolladas a partir del sistema de Stanislavski. Ésta técnica fue popular entre los actores de Hollywood.
Transilvania.
Cuando Mina (Winona Ryder) recuerda su vida anterior como Elisabeta, menciona "una tierra más allá de un gran bosque" , que es el significado literal de Transilvania.
La película.
La película logró un rotundo éxito internacional, con una recaudación de más de 200 millones de dólares, y batió el récord que entonces ostentaba "Regreso al futuro II" (1989) como mejor estreno en un mes de noviembre en EE UU. De esta manera, conjuró los funestos pronósticos que le habían acompañado en la producción (por su excentricidad, las malas lenguas de Hollywood se referían al proyecto como "La hoguera de los vampiros", en alusión a "La hoguera de las vanidades", el enorme fracaso comercial de Brian de Palma de 1990) y los recuerdos de Vietnam de Coppola, que, en la mejor tradición de "Apocalypse Now" (1979), venía de ver cómo el rodaje de "El Padrino III" (1990) también se le iba de las manos y se afanó en ajustar su "Drácula" al presupuesto previsto de 40 millones, entregar la película en el plazo acordado y rodar en estudio con la esperanza de tener mayor control del entorno.
Las escenas.
Cada escena de la película tiene un diseño, una planificación y un montaje que evoca a soluciones formales del cine clásico (por ejemplo, proyecciones de rostros de personas en las que alguien está pensando, sobrepuestas en un lado del cuadro) pero también a la voluntad vanguardista de creación de lenguaje que la generación del Nuevo Hollywood, de la que Coppola fue punta de lanza, exhibió en sus momentos más ambiciosos. En este sentido, el uso de una intensa y colorida iluminación guiando el tono de la historia o los inestables decorados que, durante la acción, se desintegran y reconfiguran.
Censura.
La duración de la película es de 128 minutos. Los productores decidieron censurar algunas escenas por ser explicitas o violentas. De hecho, en la seducción de las amantes de Drácula a Jonathan, la propuesta del director incluía desnudos integrales que fueron vetados.
El cochero
El extraño cochero que recoge a Jonathan Harker para llevarle al castillo de Drácula también fue encarnado por el propio Gary Oldman (la película coincide en ese punto con la novela de Stoker, en donde se insinúa que es el Conde mismo quien conduce su coche de incógnito).
La imagen vampírica
Más allá del aspecto que pudieran conferirle, el interés del director en llenar la película de efectos prácticos y trucos de cámara sin intervención digital tenía una justificación de discurso. En su adaptación, Coppola y el guionista James V. Hart aprovechan la coincidencia temporal de la ficción de Bram Stoker, situada en la última década del siglo XIX, con la invención del cinematógrafo, aparato por el que el Conde Drácula, en su llegada a Londres, demuestra gran interés. Al fin y al cabo, no tiene nada de extraño que un vampiro se interese por un artefacto capaz de preservar intactas en el tiempo a las personas que se colocan frente a él, en movimiento, siempre con la misma edad. Ese deseo de permanecer es inherente a la puesta en escena, donde prescindir de tecnologías modernas y todavía en desarrollo significa, coherentemente, renunciar a elementos de naturaleza caduca.
La vía de interpretación de la novela de Bram Stoker como una historia analógica a la adicción a las drogas ha sido, de hecho, ampliamente explorada a lo largo de los años. La película de Coppola no aborda el tema de forma explícita.
Otro aspecto interesante de "Drácula de Bram Stoker" es su condición de “Drácula de Dráculas”, una adaptación que integra en sí misma hallazgos de películas anteriores, no así la regla de que la luz del sol fulmina a los vampiros, que no está ni en el libro de Bram Stoker ni en la película de Coppola.
Todo ello también conecta con los anhelos nostálgicos del Drácula interpretado por Gary Oldman, al que llegamos a ver vestido con un traje basado en "El beso" (1907-08), el cuadro de Gustav Klimt que representa el intento de Apolo de poseer a la ninfa Dafne antes de que ella se convierta en laurel.
En la evolución de Mina como mujer deseante, y no como pareja virtuosa y pura, es donde la película más se aleja de la fuente original. Además de terminar de darle al romance de Drácula un carácter absolutamente nuclear, el giro permite a "Drácula de Bram Stoker" distanciarse del anticlimático final de la novela, carente de un enfrentamiento.
Winona Ryder, a quien el tema de la represión sexual de las mujeres había llevado primeramente a interesarse por el guion e impulsar su producción ofreciéndoselo al propio Francis Ford Coppola, salió mejor parada de las críticas que su compañero Keanu Reeves. Ambos criados en Norteamérica, sus acentos británicos impostados lograron el mérito de sonar incluso más extravagantes que Gary Oldman fingiendo ser de Europa del Este.
Aunque la segunda mitad de la película también fue criticada por dispersa, a consecuencia de sus licencias argumentales y el cambio en el personaje de Mina, el lugar de "Drácula de Bram Stoker" en la cultura popular moderna actualmente parece tan estable como los cimientos de muchos castillos de Transilvania. O como el matrimonio accidental que, gracias a Coppola y su compromiso con el cinema verité, contrajeron Ryder y Reeves al casarse frente a un cura auténtico de una iglesia ortodoxa en la escena de la boda de sus personajes.
El legado del "Drácula" de Coppola también pasa por la reinserción en el canon de una desacomplejada carga erótica, hasta entonces más propia de películas de vampiros minoritarias o de explotación: todo lo soterrado y sugerente se materializa aquí sin apenas ambages, incluso con escenas de bestialismo. Parte del fondo religioso del libro parece conservarse en el tratamiento del personaje de Lucy Westenra (Sadie Frost), una “concubina de Satán” a ojos del doctor Abraham Van Helsing (Anthony Hopkins), a quien se presenta como mucho más liberada que otras mujeres de la época victoriana… y se ve sancionada narrativamente por ello.
La película es una historia de amor y horror, tejiendo elementos de la novela original con una visión fresca y emocional. La lucha entre el bien y el mal, la eternidad y la mortalidad, se desarrolla en una trama rica y visualmente impresionante que combina pasión y oscuridad en una obra maestra de horror gótico.
Idea, investigación y edición: Isa Santoro.
Administradora de Atrapados por la Imagen.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
deja tu comentario gracias!