lunes, 7 de diciembre de 2020

Editorial Online de Atrapados por la Imagen Presenta: NOCHES DE CHA-CHA-CHA

 










Queridos amigos, nos complace compartir con todos ustedes: NOCHES DE CHA-CHA-CHA.


Nueva obra literaria de Pedro Pablo Lilli, fotógrafo destacado de nuestra comunidad, y autor literario en la Editorial Online de Atrapados por la Imagen, espacio dedicado a nuevos artista. 

¡¡Felicitaciones y éxitos Pablo por esta nueva entrega!!


Agradecemos a todos ustedes por sus visitas y valoraciones.


Afectuosamente. 

Administración de Atrapados por la Imagen



NOCHES DE CHA-CHA-CHA







“Chacho Chachuna y los Chicos del Cha-Cha-Cha” se leía rotulado en un viejo ómnibus-camper estacionado a la entrada de Gamboa. El pueblo, que debe su nombre al fundador, Don Olegario Gamboa, se encuentra en la cima del Monte Perseo que con sus laderas de vides y frutales domina el Lago Ahmambai.

Famoso en todo el mundo su vino, el Gamboa de Monte Perseo, un rosado que, tomado joven, conjuga notas frutadas con una ligera efervescencia natural.


En febrero de 2020, el Alcalde de Gamboa, el Arq. Poncho Gamboa, decidió aislar a toda la comunidad por miedo a que el Covid-19 llegara y se instalara o se exportara. A los efectos, cerró todas las vías de acceso con carteles de “Comunidad Libre de COVID” junto a los cuales apostó grupitos de jubilados con palos y sus perros. 

Chacho, el Rey del  Cha-Cha-Cha, con los cuatro integrantes de su banda, los Chicos, habían llegado al pueblo, para una de las tantas etapas bailables de su gira continental.

Habían programado quedarse  una semana con sus Noches de cha-cha-cha en la Plaza  Mayor pero, con la disposición comunal, quedaron varados sin poder proseguir. No lo lamentaron para nada porque, ese mes, coincidía con la Edición 2020 del Festejo del Olegario. El evento, que se repite cada trienio, convoca turistas de toda la comarca e incluso de las grandes ciudades y del exterior.  Durante todo el mes tienen lugar fiestas de cenas y bailes populares de jueves a domingo, desde la caída del sol hasta el amanecer. La música se expande desde lo alto del Perseo hacia el horizonte en sus cuatro puntos cardinales y los fuegos de artificio iluminan bellamente el cielo y se reflejan en las aguas del Ahmambai.

En 2020 la pandemia cambió las condiciones, pero Gamboa, honró la tradición y los festejos se desarrollaron igual.


Entre las figuras notables del pueblo, cabe citar a Don Ambrosio, el párroco, muy respetado en Gamboa y alrededores, no tanto por su investidura eclesiástica, sino por ser el mejor bailarín de Milonga arrabalera de la comarca. Generoso de corazón, convive con dos almas que rescató del olvido social: Chiquito, un muchachote de cara infantil y ciento treinta kilos de peso, y Doña Belinda, una mujercita que peina una renegrida cola de caballo hasta el coxis, jubilada de un Cabaret.

Anexa a la Parroquia de Santa Andreína de Gamboa, los tres regentean en sociedad, la Academia de Danzas homónima, donde los parroquianos, de todas las edades, asisten a tomar clases de los bailes tradicionales del acervo cultural del pueblo. Desde el boogie-woogie al chamamé. Con máxima reserva y discreción, Doña Belinda, imparte, además, lecciones de Baile del Caño a las damas de la alta sociedad local.

El mismo Arq. Poncho Gamboa, el Alcalde, concurre para lecciones personalizadas de bolero con el pupilo de Don Ambrosio y solamente con él.

Cuando la banda de Chacho se detuvo en Gamboa, Chiquito y uno de los Chicos se sintieron muy afines, motivo por el cual, la Academia incluyó en su menú, clases de cha-cha-cha a cargo de los dos. Los jóvenes se volvieron inseparables.

La medida enfureció al arquitecto que, víctima de los celos, amenazó con derogar la habilitación del Instituto si le reducían o modificaban sus horarios de clase.

Por sugerencia de Doña Belinda, asesora – entre otros – en conflictos de pareja, los jóvenes compensaron al funcionario devolviéndole, entre ambos, la alegría.

La amenaza, de ese modo, afortunadamente, quedó sin efecto.


Otra figura notable de la sociedad gambiense, es el Dr. Stanley Gamboa, titular del Estudio Jurídico SG & Asociados, donde se tramita todo, Juez de Paz y Presidente de la Cooperativa Vitivinícola Monte Perseo. Su primogénito, el Dr. Mayito Gamboa, primo hermano de Poncho Gamboa, el Alcalde, es el médico del pueblo a quien se recurre desde lo obstétrico hasta lo otorrinolaringológico. Completan la lista de personalidades sus dos hermanos, Manucho Gamboa, agente inmobiliario y Comisario de Policía, y Titilo Gamboa, Director del Perseo’s News, apicultor y propietario de la única funeraria.

Tanto la mamá de los tres muchachos como sus esposas, a escondidas, toman clases de caño en la Academia.


“Festejo del Olegario 2020” inició el sábado primero de febrero con discursos de los notables, una procesión de Santa Andreína y fuegos de artificios. En la Plaza Mayor y a lo largo y ancho de la Avenida Gamboa, desde la Plaza hasta la Balconada Panorámica sobre el lago, había puestos de comidas típicas, repostería tradicional gambiense y canilla libre del rosado de la Cooperativa.

El plato típico del pueblo son los ravioles de calabaza y romero fresco con salchichas  en pomarola. Entre los dulces, destacan, las galletas de algarroba con cascaritas de naranja al jengibre y las tortillas al caramelo. Para quienes prefieren algo más estimulante, uvas en grappa con canela.


Bajo la estatua ecuestre de Don Olegario señalando con el índice derecho y la mirada heroica, el punto donde asoma Febo por las mañanas, se armó el Escenario. Sobre el mismo – finalizados los discursos y la procesión – las alumnas y alumnos de los distintos niveles de la Academia de Danzas “Santa Andreína de Gamboa” mostraron sus progresos en los diversos ritmos. Como de rigor, cerró la Muestra, el Padre Ambrosio con una milonga bien arrabalera,  magistralmente interpretada con Doña Belinda entre sus brazos.

A medianoche, fue el turno de la Banda Comunal que hizo bailar a los concurrentes con una sucesión de pasodobles, boogie-woogie, tarantellas, chamamés y boleros. Finalmente y hasta el amanecer, Chacho Chachuna y los Chicos del Cha-Cha-Cha.

A excepción de los discursos y la procesión, el esquema fiestero se repitió, con leves variaciones todas las jornadas.

El éxito de las Noches de cha-cha-cha fue creciendo velada tras velada. Las mujeres, en delirio por los contoneos de Chacho, le tiraban sus bombachas al escenario como si cantase Sandro. El ritmo crecía y los barriles del fresco Gamboa debían ser repuestos con mayor celeridad. A las tres de la mañana Chacho gritaba “Trencito!” y la plaza danzante formaba un trencito que recorría bailando todo el perímetro de la Plaza Mayor hasta que Chacho gritaba “Media vuelta!” e invertían el sentido de marcha. Seguían así, hasta el grito con acento cubano de “A ver esas parejitas!” con el que se rompía la fila y se bailaba en parejas. Más tarde, cuando la noche estaba en su ápice, Chacho proponía con un grito desgarrador que erizaba las aguas del Ahmambai, “Piquiiiito!” y todas las parejas formales, informales y recién formadas se daban un beso fugaz. Se hacía una pausa para un plato de ravioles y luego seguía el baile.


Con el avanzar de los días, los festejos se prolongaban cada vez más y el clima era más desprejuiciado. Durante la mañana y la tarde el personal de la Comuna no daba a basto con la limpieza de plazas y calles ni con el desagote de los baños públicos.

El pueblo dormía durante las horas de sol esperando la noche para bailar, refregarse y beber. Las faldas se acortaban, los escotes crecían, los bigotes se peinaban con mayor cuidado, los zapatos a todo lustre.

Nadie salía de su casa sin antes ensayar frente al espejo unos pasos, una caída de ojos o retocarse el peinado por milésima vez.


La noche de cierre, es tradición concurrir con antifaces. Hay quienes agregan, sombreros o turbantes, plumas y brillitos. El Olegario 2020 fue apoteósico por lo refinado de los atuendos, por el esmero de toda la Organización, los cocineros, los cantineros, los artistas.

Los fuegos artificiales parecían no terminar con sus magníficos dibujos de colores en el cielo estrellado sobre el Ahmambai y el Monte Perseo.

La plaza desbordaba de concurrencia y hay quien sostiene, con razón, que esa noche ingresaron a Gamboa visitantes de pueblos vecinos que lograron eludir los controles. Los antifaces, además, facilitaban el anonimato en medio de la confusión. Aprovechando la misma, hubo quienes hicieron sexo bajo las mesas o arriba de los árboles. Naturalmente, no todos podían pasar inadvertidos como, por ejemplo, Doña Chuchy, la esposa del Alcalde, mujer de dos metros de estatura, abundante por todos lados y con un lunar sobre una boca temblorosa de deseos de amor y de pasión.

Chacho más creativo que nunca, armó varios trencitos que se cruzaban, se unían, se separaban, iban para un lado y para el otro. Bajo la luna que iluminaba las laderas y el lago, subían y bajaban entre las vides y los frutales, atravesaban el Camposanto entre tumbas y mausoleos. El desgarrador grito de “Piquiiiito!”, Chacho lo lanzaba sorpresivamente en cualquier momento. A Doña Chuchy, por ejemplo, se la vió de piquitos con Stanley, Mayito, Manucho, Titilo, Padre Ambrosio, Chiquito y otros parroquianos pasados de copas. Incluso se la vio cuando revoleó su calzón al escenario, aterrizando éste, sobre la cabeza de Chacho que seguía cantando sin parar desde la finalización de los discursos y fuegos artificiales.






Concluido el Olegario, el Alcalde mantuvo aislado al pueblo dos meses más. Toda la comunidad participó, primero en limpiar y reordenar los espacios públicos y luego en la vendimia. La cosecha 2020 resultó abundante y de excelente calidad, con lo cual se esperaba una producción importante de Gamboa de Monte Perseo. El Olegario había reverdecido los vínculos entre los habitantes del pueblo y puesto al desnudo emociones, miserias y deseos.

Cuando faltaban pocos días para la apertura de la cuarentena, una noticia sorprendió al Arq. Poncho Gamboa, el Alcalde: su mujer estaba embarazada. Y, obviamente, no de él.

Los notables se reunieron para tratar el tema y decidir qué hacer. El primero en llegar a la Alcaldía fue el Padre Ambrosio acompañado de su asesora personal: Doña Belinda. A continuación se hizo presente Stanley y finalmente llegaron Mayito, Manucho y Titilo. Deliberaron poco menos de veinte minutos para llegar a una Resolución que no fue publicada y se aplicó con inmediatez.

“Chuchy y Chacho con los Chicos del Cha-Cha-Cha” se leía rotulado en el viejo ómnibus-camper, cuando abandonó Gamboa por la ruta que bordea el Ahmambai.
Chiquito, como un prisionero que mira tras las rejas de un presidio, los vio alejarse desde la balconada panorámica que domina el lago y la ladera del Monte Perseo.



Pedro Pablo Lilli, Noviembre 2020.

9 comentarios:

  1. Apelando a un lenguaje bufón Pedro Pablo Lilli muestra otra de sus facetas literarias en este grabado literario. Colorido, hilarante, construido en párrafos colmados de personajes que nos representan están sin llevarse por delante; el ritmo de la música que lo simboliza se encarga de armonizarlos en la construcción de este desopilante cuento ¡Excelente!

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  2. Pablo tu cuento con muchos personajes, que van desarrollando sus fiestas cargadas de ritmo, color y música. Un relato que nos atrapa con su humor y sus picarescas situaciones. Gracias amigo por confiar en la editorial de Atrapados on line.

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    1. Gracias a Atrapados por la estupenda hospitalidad, por la posibilidad de publicar, de participar del Proyecto!

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  3. Una obra rica en personajes y situaciones, con letras que nos atrapan en colores y melodías mientras transcurres la historia. Felicitaciones amigo, muchas gracias por esta nueva entrega!!! Éxitos totales. vamos por mas!!

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  4. Quedé con los pies bailoteando! Así! Gracias Pedro!

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  5. Querido amigo, me encanto sumergirme en tu relato, pude ver al cura, la fiesta, el pueblo y a Doña Belinda!!!!! gracias por tu hermoso relato!!!!

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  6. Pablo, tu cuento es "muy vos". Disfruté de tu particular lenguaje y humor.

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  7. Al final, la Chuchy, pasó a ser parte del rotulado del viejo ómnibus! Mira vos, Pedro Pablo, segundo texto tuyo que leo y en ambos las mujeres son apasionadas. Me metí en el clima festivo del texto. Muy lindo!!!

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