lunes, 17 de mayo de 2021

Editorial Online de Atrapados por la Imagen Presenta: La marea - Un cuento de Pedro Pablo Lilli



Queridos amigos nos complace compartir con todos ustedes:

La marea


Nueva obra literaria de Pedro Pablo Lilli, fotógrafo destacado de nuestra comunidad, y autor literario en la Editorial Online de Atrapados por la Imagen, espacio dedicado a nuevos artistas.


¡¡Felicitaciones y éxitos Pablo por esta nueva entrega!!

Agradecemos a todos ustedes por sus visitas y valoraciones.

Afectuosamente.

Administración de Atrapados por la Imagen.



La marea






Cruzo apurado la plaza y llego puntual al turno con mi dentista, el Dr. Adolfo Muschel.

La secretaria, después de registrarme , me invita a tomar asiento en la salita de espera.

Me acomodo junto a la ventana y, desde allí, puedo observar el cielo diáfano con alguna pequeña nube dorada que lo decora. Ingresa por la misma un aire fresco, muy agradable.

Bostezo largamente un par de veces, me relajo, aflojo el nudo de la corbata y abro el primer botón de la camisa. Estiro las piernas. La música funcional, a bajo volumen, me recuerda las sesiones de yoga. ¡Eso es lo que necesito! ¡Yoga! Estoy muy loco, últimamente...

Frente a mí se sientan una señora  y su niño, que hacen globos con goma de mascar. Los del niño, cuando estallan, son más ruidosos que los de su mamá, aprisionada dentro de un vestido floreado que combina caprichosamente con unos zapatos rojos y un moño sobre la cabeza, del mismo color. Parece un huevo de Pascua, la señora. El muchachito tiene una cabeza lindamente esférica con una pequeña nariz donde apoyan los anteojos de vista.


Para sobrellevar la espera comienzo a jugar delicadamente con el extremo de mi corbata de pura seda, comprada días atrás. La pagué muy cara, pero era un gusto que quería darme. Sobre un amarillo pálido se repiten pequeños patos silvestres nadando entre juncos. Recuerdo que dudé frente a los corbateros y que demoré un tiempo insólito para decidirme. 

El empleado me tuvo mucha paciencia y al ver que recorría toda la colección de la Casa sin soltarla, me dijo competentemente:

- No lo piense más. Es una pieza de exquisita belleza que trasciende el pasar de las modas.


Me detengo sobre uno de los patos: ¡se mueve! El nene de enfrente hace explotar un globazo y el palmípedo asustado se zambulle. Trato de rescatarlo hundiendo suavemente un dedo. Al tocarlo escapa. Lo llamo con voz tranquilizadora, pero está atemorizado. Afortunadamente en mi maletín tengo una barrita de cereales. Corto un trocito y lo acerco a su guarida. Tras unos minutos sale y lo gana de un picotazo para luego volver a esconderse. Repetimos el juego y al final, sale del agua, me regala una florcita acuática y vuelve a su posición inicial como los otros patos de la corbata.

Un rayo de sol improviso atraviesa la sala para detenerse en el generoso escote de la asistente del Dr. Muschel. Si Johannes Vermeer estuviese aquí, pintaría otro capolavoro.

No puedo evitar que me sorprenda mirándola embelesado. “Quiero hacer contigo, lo que la primavera hace con los cerezos”   me vuelven los versos de Neruda. La luz dorada realza sus formas que sugieren colinas con fragancias de flores silvestres. Entre ambos senos imagino una cascada impetuosa de aguas claras donde aplacar la sed. ¡Ahora pienso en Dalí!

Me veo pequeño, pequeñísimo, perdido en la silla de la sala de espera, como  un insecto. Tengo miedo de que ingrese un nuevo paciente, no me vea y me aplaste con su trasero. Debería haberme quedado en mi tamaño normal pero ¡juro! fue involuntario, ¡me volví diminuto!

No sé cómo, quizás por una ráfaga de viento, salgo despedido de la silla y caigo dentro del escote de la secretaria de Muschel. Me siento un personaje de Fellini en un nuevo film, saga de Boccaccio ‘70. Resbalo cayendo de brazos y piernas abiertas por el canal entre sus pechos.  Es mórbido, tibio, perfumado -mis manos acarician las paredes- y unas micro gotitas de sudor lubrican mi descenso hasta el borde inferior del soutien. Quedo colgando de él. La chica percibe la presencia de un cuerpo extraño pero no mira dentro de su escote ni osa meter un dedo para extraerlo porque está atendiendo a un paciente.

Mi cuerpo rebota contra el suyo al ritmo de sus latidos cardíacos. Incómoda, sacude la mano sobre el esternón y yo precipito hasta el vientre. En la caída me raspo un brazo contra el piercing del ombligo. Me agazapo con las manos a la carne abdominal. Un lado de mi cara queda pegada a su piel con aroma a jabón de tocador y percibo los sonidos íntimos de los jugos gástricos en movimiento. ¿Llegaré en este viaje al pubis?

Escucho que el paciente se despide.

Ella se levanta la blusa y me ve.

- ¡Ah, era usted, Sr. Balbi! ¿Qué hace ahí ? - se sorprende divertida.

Ruborizado vuelvo a mi asiento con mi tamaño natural.

Madre e hijo siguen soplando y explotando globos de goma como dos obsesos. La mujer pascual se descalza un pie empujando el talón de un zapato con la punta del otro. Con una mano acaricia en círculos el cráneo del chico y con la otra se seca el sudor del cogote.

Minutos después entran al consultorio.


Aburrido vuelvo a mirar los patos de mi corbata. Están todos en su lugar. De repente, un grito aterrador sale del consultorio. Es el niño. Se hace silencio. Miro a la secretaria que me brinda una sonrisa tranquilizadora.

- Cosas de chicos. El doctor sabe cómo tratarlos.

Me paso la mano entre mi cuello y  la camisa. Nunca me gustaron los dentistas, a decir verdad....tampoco los abogados. Ahora la que grita como una gallina al degüelle es la  Huevo de Pascua. Y luego gritan los dos, madre e hijo, infundiendo terror en el vecindario. 

El Dr. Muschel emite alaridos satánicos  que no logro comprender mientras la secretaria, arriba de su taburete, gime y se manosea con impudicia, en un raptus sadomasoquista.

Perturbado, yo me tiro por la ventana.

Corro por la playa, sin darme vuelta, corro sin cesar hasta que mis piernas se endurecen. Quedan a mis espaldas los restos del barco hundido.

La hora se expresa con el graznido de las gaviotas que revolotean sobre la arena fría y las almejas.

La luz gris del final de la tarde se refleja en el mar que llega con olas espumosas y sonoras. Parece un cuadro de Magritte.

Ganas de un Bitter Campari con limón. Y calamaretti fritos en aceite de oliva.

A lo lejos se escuchan cánticos festivos. Se acercan. Estoy sin fuerzas y espero. Es una procesión de contorsionistas y saltimbanquis. Gente de circo.

Ya están sobre mí, avanzan, no se detienen. ¿Me atropellarán?

El Hombre Bala y la Mujer Barbuda me toman de los brazos y me arrastran con la comitiva.

Poco a poco la luz crepuscular se diluye donde nadan los delfines.

Superados los médanos, acampamos en un bosque bajo el cielo estrellado.

Noche de baile, fogón y vino.

Hay promesas de amor y besos. Afloran las navajas. Corre sangre.

Huyo.

La salida del sol me encuentra, beduino solitario, vagando por las dunas del Sahara…

- Sr. Balbi, Sr. Balbi, despierte – me dice la secretaria - ¡Su turno, Sr. Balbi! El Dr. Muschel lo espera.

Trato de despertarme pero no puedo. Lo intento con todas mis fuerzas, con todas mis ganas, con todo mi empeño, pero no puedo...le pido ayuda con los ojos porque, solo, no puedo. Ella no me entiende...le suplico, pero me abandona, escapa de mí, como hacen todos...

Mi mente va y viene, como la marea.

¿Qué queda de mí?

¿Porqué desespero y alejo a quienes me quieren?

¿ Dónde están mis años en familia, con mi mujer y mis chicos, con mis amigos, con mis colegas ?

¡ Devuélvanmelos !

¿ Qué queda de los años felices de la infancia, de la juventud, de una vida de trabajo ?

¡ Devuélvanmelos !




Una marea que cuando me lleva a tierra firme me deja a merced de mil preguntas que atormentan y cuando me empuja a la altamar me ahoga con delirios. Delirios en los que mezclo amores y miedos, arte y horrores, experiencias y fantasías.

En el reflujo, vuelto a tierra firme, maldigo la suerte de un hombre que vivió con la fuerza de su razón y ahora se ve débil y extraviado.

Y no falta mucho, lo sé bien, para que esa marea que va y viene, no me devuelva  más a tierra firme y me abandone en altamar.


Pedro Pablo Lilli

Mayo, 2021

11 comentarios:

  1. Pablo, nos presenta un nuevo cuento, donde la realidad se funde con lo onírico, y nos lleva a las dramáticas reflexiones finales del protagonista. Todo el relato tiene juego de insólitas fantasías. Pablo te deseo muchos éxitos, gracias por confiar en Atrapados Editorial on line. Un abrazo.

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    1. Soy yo quien te agradece, Tesi, la oportunidad de participar de este prestigioso blog que te tiene entre sus curadoras y administradoras. ¡Abrazo!

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  2. "La lectura del cuento produjo en mí la siguiente resonancia.
    La marea es el paso del tiempo.
    El escrito tiene un estilo de tragedia: restar inerme a que la marea llegue y con la marea, la muerte.
    Lo trágico surge de la perspectiva del tiempo que se presenta. El sujeto está ya en el final, y la línea se presenta desde el final hasta el presente. El sujeto ya en la posteridad, mira desde el final su presente y vé como día a día, el final lo alcanza.
    Es un tiempo de descuento que amenaza al sujeto, con su pasar.
    Es un tiempo que se produce en contra del sujeto, lo encima; y constituye un punto de angustia.
    Si se invierte la perspectiva del paso del tiempo, plantado el sujeto firmemente en el presente, la línea va del presente al futuro. Sin desconocer que hay un final, pero no se sabe cuando.
    Entonces cortar la línea del tiempo y escribir tres puntos suspensivos.
    Los tres puntos suspensivos no desconocen que hay la muerte, pero queda en suspenso sin saber cuando acontece y no conviene traerla antes de tiempo.
    Cuando acontezca, ocurrirá.
    Este es un tiempo a favor del sujeto, un tiempo de proyección desde su presente.
    Proyección en la que el futuro es inmediato y se construye a partir del presente. Lo que hay hoy, hace destino.
    Invertir la perspectiva del tiempo, hace lugar a un tiempo más amigable con la vida".
    Mario Kelman

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  3. ¡Gracias por tu devolución, Mario! Tu análisis del personaje y su drama nos enriquecen a lectores y autor, haciéndonos reflexionar sobre cómo y dónde nos plantamos a percibir el presente y, en función de eso, los resultados que derivan. ¡Mil gracias!

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  4. Hola Pablo termino de leer tu cuento por segunda vez, solo porque tengo temor de no volver a mi tamaño original al igual que el señor "Balbi", jajaja!!! que decir de tu relato querido amigo, estoy fascinada, este ir y venir mental que acompaña al personaje, igual que la marea, es absolutamente increíble.
    Tu pericia nos lleva del humor a la locura casi sin darnos cuenta!!! felicitaciones Pablo, es un honor que tu obra se publique en Atrapados!!! gracias por confiar en nosotros!!!

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  5. Muy bueno Pablo, un ejercicio mental, una reflexión sobre el ir y venir mental de alguien que entre otras cosas añora el pasado y mira con recelo el futuro. Felicitaciones!!

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  6. Un rayo de luz dorada traslada la atención del Sr. Bruni al escote de la asistente de su odontólogo. La historia toma un tinte kafkiano cuándo éste comienza a sentirse un pequeñísimo insecto, con los miedos de Gregor, pero diferentes expectativas lo llevan a un recorrido que alterna con la realidad para alejarse nuevamente de ella e iniciar un viaje que lo sumerge en la luz gris del final, en tanto clama por tiempos pasados.
    Interesante planteo el que hace Pedro Pablo Lilli, a través del Sr. Bruni, respecto a la razón; facultad dada al ser humano y reiteradamente sugerida como como remedio de todos los males.
    Me tomo el atrevimiento de hacer mío el cuento e imagino al Sr. Bruni atravesando una profunda crisis de aburrimiento que contrasta con tentadoras situaciones.

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  7. Una Marea, hermosa metáfora, la psiquis, lo onírico, la vida del Sr Balbi, delirios,amores,miedos,arte, horrores, experiencia, fantasía, el anhelo de la infancia y los años de juventud.Ir y venir un juego hermoso de palabras, que me mantuvieron espectante en el relato.
    Bello, felicitaciones.

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  8. Pablo, un relato con metáforas inteligentes que nos lleva a observar lo más profundo de la psiquis. Su comportamiento ante distintos eventos y los desafíos internos que estos provocan. Expuestas en un lenguaje creativo, dinámico y un humor peculiar, que roza lo absurdo y el sarcasmo, manteniendo al lector atrapado desde el inicio hasta el final.
    Gracias por confiar en Atrapados!! El mejor de los éxitos amigo!! Vamos por más!!

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  9. Gracias a todas por sus comentarios elogiosos que me llegan hondo.Los personajes, en el proceso creativo,se apoderan del autor. Lo acallan y toman ellos la palabra y van...libres de expresarse. Cuando terminan de contar desaparecen y dejan al autor temeroso: ¿Qué habrán dicho firmando por mí? Por eso, al llegar los comentarios de lectores sensibles que te honran con su tiempo, sentís deseos que te invadan otros personajes para contar sus historias.Otra vez, gracias y un abrazo enorme.

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  10. El temor de estar próximos a que esa marea no nos devuelva y perder esa vida tan hermosa con las primaveras los cerezos la tibieza o una piel de mujer en nuestra mejilla. Y ese pato que nada en la corbata! Que todo quede en los sentidos, mientras la marea no nos lleve aún. Gracias Pedro.

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