"Cuentos y Relatos"
Presenta a:
Marta Puey
en...
"EL HOMBRE DE LA VEREDA"
"Obra inédita, en Atrapados por la Imagen"
RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ
REGISTRO DE:
EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN
Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio gratuito dedicado a difundir...
¡El arte de todos!
Fotografía: Marta Puey |
"EL HOMBRE DE LA VEREDA"
Marta Puey
Allá por 1950 en el pueblo eran un puñado. La calle de asfalto terminaba justo en la esquina y después continuaba de tierra, una cuadra no más y remataba en la vía. En la vereda de la derecha, como viniendo del asfalto, había solo cuatro casas; en la esquina la de la bordadora, al lado otra que tenía un frente con dos ventanas altas chicas y una puerta al costado que daba al pasillo gris y descubierto, le seguía otra casa con un taller y al final una con el patio hacia la vía. Un hombre iba y venía por la vereda de la casa, de las ventanas altas, chicas y puerta al costado durante horas, con frío, con calor sin pasarse del frente de la casa. Allí vivía con una mujer. Tuvo fama de oscuro, alcahuete para algunos, fullero y sin oficio para otros.
Muy pocos años atrás en el pueblo una mañana resonó: -Encontraron muerta en el casco de la estancia a la mujer de Aníbal -. Aníbal era el dueño del campo y hombre de peso en el partido conservador local; vivía con la familia en Buenos Aires, a él se lo veía con frecuencia en el pueblo, a la mujer nunca. Esta vez, al dato le agregaron que habían venido los dos solos.
La noche del suceso Aníbal asistió a una reunión que había en el comité, después, como era costumbre cenó en un club de buena apariencia y timba ilegal. Aníbal volvió tarde al campo. Ella ya estaba sin vida. El caso se cerró el mismo día, quedó en la memoria de algunos, pero el eco de la noticia amainó en poco tiempo.
El hombre, con frío, con calor iba y venía con las manos enlazadas atrás y la mirada baja por la vereda durante horas sin pasarse del frente de la casa de ventanas chicas, se lo podía imaginar dentro de una jaula.
Marta Puey
Buenos Aires
Enero 2024
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
¡Uh tremendo cuento!! "El caso se cerró el mismo día..." esto queda resonando en mis oídos!!! "El hombre, con frío, con calor, iba y venía" será tan simple y yo me estoy enredando? ¿O será que para resolver un crimen de pueblo en lo inmediato, un hombre oscuro, les podría resultar muy cómodo a la hora de encontrar un chivo expiatorio rapidamente? ¡Querida Marta, tu cuento es excelente, solo que debo decirte que me quedó pensando y no conforme con la resolución de la policía!! Ja!!! ¡Bravo amiga, qué lindo es leerte!! ¡Muchas gracias y vamos por más!
ResponderBorrarClaro, tenés razón Laura.
BorrarLa policía...
El clima de pueblo palpita fuerte, al punto de vernos parados en la esquina, desde donde podemos ver (y casi tocar) a los protagonistas de la historia. Marta Puey, de este modo, nos hace cómplices de un secreto a voces, volviendonos hipócritas y cobardes como los vecinos de la vereda.
ResponderBorrarGracias Pablo, los pueblos son pequeñas muestras de nuestro acervo
Borrarme gusto!!! permiso para tratar de ilustrarlo!!!
ResponderBorrarSería fantástico!
BorrarTodo tuyo, el cuento ya es de todos los que le regalaron su tiempo.
BorrarEspero la ilustración
Marta, cuántos interrogantes vienen a mi mente, con este maravilloso cuento. El hombre de la vereda de enfrente, es testigo y parte? Esa jaula podría representar su celda en ese juicio tan veloz? Hum... el dilema..
ResponderBorrarFelicitaciones, querida amiga!! Me encantan tus cuentos y tu forma!! Abrazo enorme y gracias por tu arte !!
Querida Isa, todas las respuestas son tuyas, quienes escribimos completamos la historia con ustedes, los lectores.
BorrarLas preguntas de son "compartir".
Gracias por leerme querida amiga
Querida Isa, tus devoluciones completan aquella que emana de los relatos.
BorrarUna lectora de lujo.
Gracias!!!
Marta, extrañaba tus cuentos con esa atmósfera de pueblo que me retrotraen a mi infancia. Y cómo siempre, liberan la imaginación con tu forma deliciosa de narrar! Gracias
ResponderBorrarSusi! gracias. sí, el espacio donde transcurre nuestra infancia deja su huella
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