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jueves, 23 de octubre de 2025

©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN PRESENTA A : Mario Kelman en... Diversidad y Encuentro: ¿Cualquiera puede matar?

 

 ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Cuentos y Relatos Presenta a...


MARIO KELMAN


"Artista de Atrapados por la Imagen"


en...


"Diversidad y Encuentro: ¿Cualquiera puede matar?"


"Cuento inédito para Atrapados por la Imagen"

Edición: Editorial Atrapados por la Imagen

RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ

Registro de propiedad intelectual

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Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio dedicado al arte.


"Diversidad y Encuentro: ¿Cualquiera puede matar?"

Mario Kelman


        El documental, de dos episodios, pone en reflexión cómo parte de la sociedad banaliza la tragedia, invisibilizando a las víctimas y celebrando al victimario. En ese marco, el ex miembro de Bersuit Vergarabat fue invitado a participar de la producción porque, 20 años atrás, mencionó al tristemente célebre femicida en una de las canciones más populares de su cancionero: "Locatti, Barreda, Monzón y Cordera también matan por amor..." ("La argentinidad al palo", La argentinidad al palo, 2004).

"Para mí Barreda simboliza una injusticia cometida sobre una persona que, reacciona de manera violenta para salir de esa injusticia", explicó cuando le preguntaron por qué consideraba que el cuádruple femicidio había sido celebrado por gran parte de la sociedad argentina.

Además, cuando fue consultado sobre el sentido de la oración de su canción, y por qué incluyó su apellido entre los de los reconocidos femicidas, dijo: "Me puse en ese lugar como diciéndole a todos ellos que yo también me puedo equivocar, que cualquiera puede cometer un asesinato en cualquier momento". Y sumó: "Hasta inclusive yo puedo cometer un crimen".

Por último, el artista de 64 años agregó que, en su opinión, un asesino siempre tendrá más reconocimiento que la propia víctima. "Genera una mística la persona que asesinó. Hay algo en el inconsciente colectivo que siempre va a estar más del lado del predador que de la víctima", opinó.

Gustavo Cordera en Nota de Página 12. 28 de setiembre de 2025


FOTOGRAFÍA: LAURA JAKULIS



I- Primera Escansión

"Diversidad del otro lado"


        El viejo saloon “El otro lado” es un tugurio lo más parecido al averno que podía imaginar.

        Oscuridad apenas perforada por faroles escasos, dispersos y parpadeantes; que despiden un cono de luz lechosa revelando la densidad de la mezcla de aire y humo de tabaco, degradado, irrespirable. 

        La humedad pegajosa se une a los sudores de cuerpos grasientos con ropajes desteñidos, raídos y harapientos. 

        Arriba, en el lugar de comando del atrio impío, un enorme reloj detenido. 

       No hay falla en su mecanismo de perfección artesanal. 

      Simplemente el tiempo no transcurre y alimenta la pesadilla que oprime los pechos de hombres y mujeres.

      El hombre respira pesadamente y concede a sus alrededores un recorrido de su mirada.

      La mesa ante sí mismo, de madera otrora sólida y reluciente, inexplicablemente se ha vuelto gris y vetusta.

       Algunas sillas desparramadas, lucen sus asientos descangallados y con las varillas del respaldar escasas y desparejas, que no alcanzan a dar descanso a las espaldas siempre contracturadas y adoloridas.

       En otras mesas, algunos escasos parroquianos mueven lentamente su brazo para llevar el vaso a la boca sedienta y verter el contenido alcohólico ocioso y repetido. 

      Los cuerpos reciben el engendro áspero y mal destilado, con un ardor insoportable pero que decrece apenas pasa el trago. Un sabor ácido perdura en los gañotes agregando un toque quemante al calor ambiente que obtura los poros y las narices hasta explotar los pulmones.

       Sobre la tabla de la mesa, un reluciente revólver tuerce un breve destello sobre su bruñida culata. Una curva fatal de la empuñadura con la belleza de la muerte, hiela la sangre y empuja el torrente por las arterias acelerando los latidos del corazón hasta el paroxismo. En el extremo se siente la cólera pulsando las carótidas y las sienes cercanas al estallido.

Qué curioso. 

El único movimiento proviene de un estímulo de muerte.

Una parte de su cuerpo cobra gravedad.

El intenso dolor de estómago da aviso de la ofensa recibida por parte del intruso. 

Se atreve a presentarse de pie, sorpresivamente ante su presencia.

       El hombre apenas expresa el impacto con un rictus despreciativo de su boca y nariz. 

       Con un dedo levanta el ala del sombrero y eleva muy lentamente la mirada. Los ojos entrecerrados y concentrados, adquieren el filo de la ira.

       Sus brazos y piernas recobran medianamente la vitalidad adormecida.

      La mano alcanza el arma sobre la mesa, empuña y apunta.

El intruso palidece, vacila y retrocede unos pasos, extendiendo sus brazos hacia adelante en un gesto de amparo, solo atinando a balbucear con una sonrisa de pánico.

“- Questo é solo uno scherzo…”  “- It´s only a joke….” 

La detonación suena y retumba interminable en el ambiente sórdido.

Una muerte más.

Apenas recuerda su primera vez. 

Sólo una imagen gastada cargada de la excitación que aporta la novedad del crimen, que nunca habrá de repetirse. 

       El cuerpo recibe por única vez, el golpe de adrenalina al momento de atravesar el límite. 

Pero una vez atravesado, en el otro lado ya no hay variedad, sólo repetición sin diferencias.

      Se habitúa a convivir con eso en su nuevo hospedaje del otro lado, alcanzado con el mismo disparo, por la oscuridad pútrida que atrapa su organismo supuestamente viviente.

La piel se seca, empalidece y toma una nauseabunda tonalidad verdosa. 

Los miembros se adelgazan y afinan, adoptando una movilidad limitada e inercial.

El rostro deviene tenebroso. Se plaga de arrugas marcadas y ojeras profundas.

       Un alma errabunda que renuncia a su salvación, se hunde en la orfandad del abismo negro infinito de una soledad abrumadora.

No hay retorno.

Absolutamente autosegregado, queda rehén de su elección que lo conduce a consumirse en una pérdida de ser sin amarres.

       El intruso cae golpeando con las rodillas en el polvoriento suelo. Sin poder mantenerse, la inercia de la caída lo empuja de bruces al agujero de su fatalidad.

       Secamente, el hombre responde a su plegaria con la ironía de una daga acerada.

-“Lo siento, sólo comprendo español ¡Capisci!!! ¿Understood?”

El hombre no siente nada ni se conmueve. 

El cólico de su irascible estómago cede el rigor.

Ausente, hace tiempo que ha descubierto la impunidad. 

¡Ah, la impunidad!

      La impunidad parece un bien preciado que embriaga al amo y al verdugo. Hacer su voluntad sin límite ni condición resulta un tobogán que desciende con vértigo a una tierra seca y estéril. 

      Tanto tiempo de vivir sin consecuencias, le ha hecho perder la sensibilidad, hasta incluso el placer primero de la transgresión. Todo luce apático y sin esperanza. 

       Sin que algo nuevo pueda sobrevenir, hasta desaparece la ansiedad picante de la espera alerta.

¿Qué hacer?

Cada día amanece. 

¿Para qué despertar si no hay nada ni nadie que le aguarde? 

¿Para qué incorporarse si no hay adónde ir?  

Ya sin apetito, ni siquiera sed. 

Una existencia anestesiada condenado a lo peor.

Hasta la muerte se torna monótona. Ocurre, pero no pasa. 

Un alma vaciada de culpa y de pasiones, condenada a un eterno y solitario hastío.


Le Reve - PABLO PICASSO


II – Segunda Escansión

"Encuentro"


La playa dorada extiende su lengua al norte y al sur. 

Arenas en curvas sinuosas vuelcan su espesor en ondulantes dunas, ora subiendo ora bajando. Acompañan el ritmo del viento que también enciende la furia de las olas marinas que se quiebran en una declinación doble. 

Las aguas estiran el movimiento hasta llegar a una apacible caricia de espuma liberando la sal que hace al aire marino más grueso y fragante.

Alejándose del foco inmediato, la visión panorámica ofrece una subyugante mezcla de cielo, mar y arena, apenas separados por líneas irreales y cambiantes.

Un punto lejano atrae la mirada. 

En el confín sur de la escena, una mancha apenas perceptible comienza a esbozarse, ligera y ágil.

El tiempo transcurre sin prisa y sin pausa. 

¿Qué misteriosa irrupción altera la quietud del paisaje solitario?

Al notar esa presencia, el cuerpo reacciona alterando el descanso.

Es una silueta humana que avanza suavemente.

Su andar imita las ondulaciones del mar y de las dunas, en una notable armonía femenina.

El aumento de su dimensión evidencia que la silueta avanza.

A medida que se aproxima, cobra cuerpo y se distingue una grácil belleza envuelta en coloridas telas de un pareo.

Nada más exquisito para una mujer que las apariencias de sus vestiduras que muestran y ocultan un erotismo sin igual.

Mas acá, recostado en una reposera bajo el fresco de una sombrilla, el hombre disfruta del calor envolvente. Una brisa adecuada le induce un dulce sopor veraniego.

Con una mano bajo la nuca a modo de almohada y la otra rodeando el borde de un vaso de cristal, bebe un sorbo de un contenido ambarino con hielo, poseedor de una absurda característica. En vez de saciar la sed, la provoca.

Un sorbo tras otro, con un chasquido seco de la lengua, el dulce sabor apenas ácido y agudo de alcohol y roble desciende gustosamente por su interior, con un calorcillo estimulante.

Mientras tanto la silueta continúa su acercamiento dueña de sus movimientos danzantes. De un golpe de mano libera al viento una espléndida cabellera que refleja el sol y atrae los hados del destino.

El hombre sale de su inmovilidad y se incorpora. 

Su respiración y latidos se alteran ante una extraña percepción. 

Se siente llamado allí, sin motivos ni cálculo. 

Y allí acude.

De pie, comienza también a hacer su camino. 

Sin apuro pero con determinación. 

Descubre que la aventura también puede ser emocionante y placentera.

La mujer de piel morena se mueve, tostada por un sol inmemorial. 

Ojos almendrados color miel y labios delicados que invitan al beso apasionado. 

Sus senos y su vientre despiden un perfume indescriptible, inconfundible y propio de la naturaleza femenina. 

La tibieza que emanan ambos invita al encuentro, a sabiendas que sus cuerpos ya se agitan con una misma música que promete acompañarse en la partitura de los tiempos.

Ambos saben y ambos deciden. Hay encuentro.

En su derredor y por doquier, miles de personas se pierden en el bullicio de la playa, el ruido de motos, cuatriciclos y demás vehículos.

Gente y más gente apiñada peleando por un lugar libre para instalarse. 

Familias cumpliendo su ritual en torno a heladeras portátiles, mesas desplegables, vendedores ambulantes, gritos de niños corriendo alborotados, y surfistas que atropellan con sus tablas anhelantes.

Pero la muchedumbre desaparece.

Sólo los amantes en la inmensidad de verano y un encuentro que ambos llegan a conocer y saben, seguros que hacen una elección de vida.

El azar los reúne en una mágica encrucijada.

Un viejo mito afirma que hay un encuentro antes del encuentro. 

A mitad de camino se abre un vacío insondable que comienza a girar provocando un remolino que atrae hacia su centro donde las almas se entregan al frenesí. 

Una danza inolvidable que el cortejo reproduce. 

Antes de encontrarse, ambos cómplices ya lo saben y las decisiones están tomadas.

Basta sólo una mirada y el encuentro se consuma con ardor, pasión y desesperación para que el instante perdure.

El lazo ya existe, más allá de la percepción de los sentidos.

¿Qué enigma llama con tal fuerza apasionante e irresistible?

¿De dónde proviene ese apetito insaciable en una y otro?

Saber que surge allí y en ese momento, pero que se siente como desde siempre.

¿Qué decide la elección?

¿Lo mismo que la sostiene en la tempestad del paso del tiempo?

¿Acaso el amor es lo que resiste a los efectos de una época en que reina lo efímero y la materia tiende a la disolución?

 Una y otra vez, el misterio del amor y del destino que se escribe en tiempo presente cada vez.

Mientras eso se mantenga con vida, la llama de lo humano persevera. 

Es la fuerza de la vida misma.

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Todos los Derechos de Autor y Propiedad Intelectual, pertenecen a: 


©Mario Kelman

Rosario - Argentina

Fotografía I: Laura Jakulis
Ilustación II: Pablo Picasso

Edición: Editorial Atrapados por la Imagen

Octubre 2025


Agradecemos a todos nuestros amigos, lectores y seguidores, por sus visitas y valoraciones.


Afectuosamente...


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