lunes, 16 de diciembre de 2024

©EDITORIAL ATRAPADOS POR LA IMAGEN PRESENTA : "IDOLATRÍA" - Por Mario Kelman

 

ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Cuentos y Relatos Presenta a... 


MARIO KELMAN


"Artista de Atrapados por la Imagen"


en...


"Idolatría"


Relato inédito

Editorial de Atrapados por la Imagen

RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ

Registro de propiedad intelectual

EDITORIAL  ATRAPADOS POR LA IMAGEN


Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio gratuito dedicado a difundir...


¡El arte de todos!



Imagen libre de la web


"Idolatría"

 Mario Kelman



Cielo azul y sol brillante.

¡Qué mejor condición para una jornada épica!

La cancha está rebosante y pletórica de una marejada humana que no deja ningún asiento libre.

Los cánticos se superponen y remedan canciones de moda con letras cambiadas para la ocasión, con innegable ingenio popular. 

Como siempre, se destaca la hinchada principal copando los para-avalanchas con banderías gigantes que al desplegarse cubren el cielo.

Miles de papeles picados de colores y bengalas reciben al equipo de la querida divisa.

El pogo en la tribuna se torna frenético. Los cuerpos saltan, giran, se abrazan y sueltan al ritmo de tambores, trompetas y bubucelas.

El aire se hace tan espesa que parece irrespirable. Las multitudes parecen consumir todo el oxígeno en el ritual agitado.

Hombres y mujeres; adultos, niños y ancianos; consuman la misma pasión, que parece cobrar ímpetu con el sonido del silbato que da comienzo a la dramática danza de noventa minutos.

En el campo de juego la puja es bestial. Cuerpos que chocan y rebotan en un equilibrio trabado. Cuando algo o alguien escapa a la puja, ruedan los cuerpos despertando olas de indignación o sonrisas cómplices.

En las tribunas como en el campo de juego, todos quedan tomados en la misma intensidad. Desde el césped y el cemento, brotan ondas de calor que achaparran el aire y condensan la humedad en un sudor intenso que lubrica la piel de los cuerpos en el evento.

La paridad deportiva parece inamovible. 

Fuerzas que se oponen y se debaten sin poder romper el empate que encorseta las emociones y congela los corazones, aunque siempre al borde del colapso.

De pronto, un jugador habilidoso logra un amague inesperado y emprende veloz carrera.

Las gentes en las tribunas observan demudadas y en silencio, sin atreverse aún a proferir una reacción. Bocas abiertas y puras miradas.

Nuevamente lo impensado de un pase del jugador habilidoso, al compañero al que alcanza a ver en un costado, con el rabillo del ojo; mientras se concentra en saltar esquivando los golpes arteros de tres rivales que le salen al cruce con iracundia asesina.

El compañero logra empalar el fútbol con el empeine del pie, apenas décimas de segundo antes de caer sepultado bajo la bravía embestida de abnegados custodios de la valla visitante. 

En las tribunas comienza a tomar cuerpo un murmullo extendido, las bocas ciernen un óvalo de sorpresa expectante, los ojos se entrecierran para enfocar mejor la mirada, las narices se encogen apretando la respiración, tomando aire, los brazos en jarra a los costados, mientras las piernas se flexionan en ascuas.

El jugador habilidoso, ya libre de persecuciones, divisa con claridad la pelota en el aire. El tiempo se detiene y una luz blanca brillante cubre las superficies, con destellos que apenas permiten vislumbrar los bordes y las figuras. Un instante con vocación de eternidad. 

En ese momento, el jugador habilidoso concentra el alma en las piernas, que plantadas en el suelo, se afirman y despegan del césped. Toma impulso como si millones de resortes apretados en el interior del músculo, se soltaran al unísono. 

Las gentes abren los ojos a más no poder para captar la escena en toda su magnitud y contagiados se alistan para ejecutar el mismo salto, cada uno en su lugar.

El cuerpo del jugador se eleva prodigioso hasta que el ímpetu llega a la cabeza, extendida al máximo sobre el cuello torsionado. 

La mano izquierda se eleva en la alto buscando un apoyo para acrecentar la altura. 

La parábola sigue su curso y el parietal impacta en el balón, que toma trayectoria inflando las redes del arco vencido.

Las gentes ya en el aire se liberan del suspenso, el aire se agolpa en el pecho para salir violentamente con un grito inconmensurable, una revancha de tanto sufrimiento… ¡GOOOOL!

La mano izquierda del jugador, extendida en lo más alto con el puño cerrado, se sostiene en ese instante de luz blanca enceguecedora atravesada por el grito multitudinario, el frenesí de las gentes reunidas con sus brazos en el mismo brazo en alto.

Gloria y éxtasis que parece no concluir.

Pero la ley de gravedad hace su trabajo y los cuerpos inician el descenso desde la cima del climax.


El jugador habilidoso culmina la caída, despierta para encontrarse ante el tablero elegante de su lujoso automóvil para la ocasión, arrellanado en la confortable butaca de cuero y una melodía suave envolvente que lo transporta. 

Juan, uno de tantos, también finaliza su trayecto y despierta del sueño glorioso. Ahora compungido contempla el reducido ambiente único de su vivienda en un barrio marginal y violento de la ciudad, con una ventana pequeña en la que el aire parece detenerse, oscuro y solitario de humedad y privaciones.

Juan toma su mate, vuelve a poner la bombilla en la parte más seca de la yerba, mientras vierte el agua lentamente, ya se apresta a esperar el próximo domingo, para salir a la búsqueda siempre renovada de la gloria.


Todos los Derechos de Autor y Propiedad Intelectual, pertenecen a: 


©MARIO KELMAN

Rosario - Argentina

ATRAPADOS POR LA IMAGEN

2024

Fotografía de Luis Pedro Raota

Fotográfo Argentino


Agradecemos a todos nuestros amigos, lectores y seguidores, por sus visitas y valoraciones.


Afectuosamente...


Administración de Atrapados por la Imagen

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.

7 comentarios:

  1. La magia del fútbol. La trampa del fútbol. El analgésico del fútbol.... Muy bien expuesto!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Pedro por el comentario. Puntualizaciones que merecería una profundización. La trampa es el fútbol como espectáculo-mercancía, una perspectiva divergente del fútbol que cada uno puede practicar haciendo un juego propio y en comunidad. ¿Será una metáfora de la vida?

      Borrar
  2. El fútbol, una pasión de todos, y como toda pasión, nos parece ¡perfecta! Es un sentimiento que no tiene género, ni clase social, sin restricción alguna; actúa como un desahogo a todo tipo de estrés, ya sea laboral, familiar, etcétera, pero también como una forma de dar rienda suelta a una felicidad muy peculiar. Claro, todo esto es, si no tenemos en cuenta la cantidad de dinero que se maneja, la compra y venta de los jugadores, la política y sus intereses, pero también se juega, con la ilusión de tantísimos chicos que sueñan con llegar a primera división!!! ¡¡¡Mario, tu cuento es fantástico!!! ¡¡¡Te deseo muchos éxitos!!! ¡Abrazos y gracias, amigo!!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Laura por tu lectura, tu trabajo e ilustración del relato.
      Para ahondar el comentario, abro un interrogante para que cada cual ensaye su respuesta.
      ¿Toda pasión es perfecta, se valida por sí misma?

      Borrar
  3. Versión escrita que por su calidad narrativa se convierte en visual, culminando en la realidad de lo que representa un deporte capaz de arrebatar la pasión de sus seguidores, siendo éstos funcionales a un sistema de valores desconcertante y insensato

    ResponderBorrar
  4. Muchas gracias Marta por su fina apreciación.
    Al escribir este cuento -más acá y más allá del fútbol- me pregunté por qué los humanos erigen ídolos que ponen en un lugar de autoridad social. Ídolos que, así como erigen, pueden subitamente hacer caer y denigrar.
    Lo que opera es la identificación imaginaria, que converge en un espejismo, cuya caída pone en evidencia la ilusión y el despertar.
    El líder idolatrado es consustancial a la conformación de una masa.
    Lo colectivo propone una lógica donde cuenta el lugar y la obra, el hacer de cada uno; y el lazo que hace comunidad.
    El análisis es trasladable a la política, que puede organizarse como masa que sostenga un liderazgo mesiánico. Lo que Derrida llama estilo pastoral de la política. El pastor y el rebaño.
    ¿Será posible otro modo de construcción política, basada en lo colectivo, en la producción de comunidad?
    La historia traerá respuestas

    ResponderBorrar
  5. Mario, felicitaciones! Un cuento absolutamente realista, la vida desde ambos lados de la cancha reflejada de manera brillante! El fútbol pasión de multitudes en la que convergen todos los estratos sociales y da felicidad a todos... al menos por un rato...! Me encantó!!

    ResponderBorrar

deja tu comentario gracias!