Emilio hoy nos trae algo de . . .
FELISBERTO HERNÁNDEZ
(Escritor uruguayo, 1902-1964)
Lo primero que leí de Felisberto Hernández fue un cuento, "El
cocodrilo". Lo llevó a una jornada de taller un coordinador al que le debo
muchos descubrimientos. Escribe Felisberto en uno de los primeros párrafos de
ese cuento: "Yo sabía aislar las horas de felicidad y encerrarme en
ellas; primero robaba con los ojos cualquier cosa descuidada de la calle o del
interior de las casas y después la llevaba a mi soledad". ¿No es
magnífico? Sencillo y sin rebusques, tilín tilín tilín, se me quedó ahí
resonando y me trasladó a lugares propios, aunque como pude comprobar conforme
avancé en la lectura, la oración sirve de aperitivo para la esencia del cuento,
pero a mí me caló profundo por cosas que nada tenían que ver con tal esencia. Y
en cosas como éstas uno empieza a desentrañar adonde estriba el talento de
Felisberto: el cuento es una joya, como podrán imaginar o saben quienes lo
leyeron, la figura "lágrimas de cocodrilo" está usada para hablar del
culto a las apariencias, la hipocresía, la manipulación a la que echa mano el
protagonista, y sin embargo uno encuentra fragmentos, como el que cité antes,
absolutamente relacionados con el propósito del argumento, y a la vez
suficientemente universales para que el yo de cada lector o lectora se lo
apropie para el fin reflexivo que se le antoje.
Y esto pese a que su obra ha sido considerada inviable para ser
encuadrada en algún género ordinario, y que sus personajes plagados de
obsesiones y locuras, oscuridades y miserias, fantasías y vuelos imposibles,
son únicos, irrepetibles.
No voy a "spoilear" el desenlace de "El
cocodrilo", solo decir que es redondo, consistente, sólido, como toda la
obra de este autor, que en otro más de sus méritos, la desarrolló con un fluir
narrativo impecable, un preciso seguimiento de imágenes y un manejo notable de
la intensidad y/o tensión que cada texto requiere.
He escuchado por ahí que es un "escritor para escritores",
expresión con la que disiento, y que conjeturo tal vez provenga de que Julio
Cortázar fue tal vez quien más contribuyó a su fama, hablando de Felisberto en
las entrevistas o conferencias y comentándolo con sus pares.
De una obra amplia no he leído todo ni mucho menos, pero se me ocurre
que para accederlo vale toda la pena "La casa inundada" y "Nadie
encendía las lámparas", por citar solo dos de sus publicaciones más
conocidas.
Casi como anécdota, Felisberto Hernández fue también compositor y
pianista. Yo entiendo poco y nada de música, al menos técnicamente hablando,
pero se ha dicho que fue muy bueno, y que la literatura ha sido la responsable
de que no haya sido muy conocido por sus dotes para la música. En fin, pasa con
estos talentosos, son Maradonas hagan lo que hagan.

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Sin duda te referís a Julio Diaco, un Maestro.
ResponderBorrarUn día nos lo "presentó" en el taller literario del Tato Bores, que tuvo a su cargo largo tiempo.