jueves, 15 de octubre de 2020

Shinichi Maruyama, el escultor del movimiento








Las obras  que presentamos  son , las denominadas esculturas de agua –Water Sculptures– del artista Shinichi Maruyama donde se nos muestran formas corporeizadas derivadas del registro fotográfico de la acción de arrojar agua en el espacio.




Usa la fotografía y el líquido petrificados en el tiempo, buscando en este caso el mismo resultado que la contemplación de un jardín zen.





Empujando en el aire repetidas veces líquidos con diferentes colores para conformar siluetas únicas, es considerado por el propio autor como una especie de práctica espiritual donde intenta imitar a aquellos monjes iluminados que crean los jardines.





Este artista nacido en Nagano a finales del 1968, es considerado uno de los ejemplos más fidedignos del concepto japonés de «wabi-sabi» (la belleza de las cosas imperfectas, incompletas, fugaces).





Inició su carrera fotografiando paisajes de su tierra natal. En el 1991 finalizó sus estudios en la Universidad de Chiba y fue fotógrafo freelance desde 1992 hasta 1998, cuando viajó repetidamente al  Tibet para tomar fotografías para dos libros sobre el Spiti Valley. En 2003 decidió mudarse a Nueva York, donde se alejó de la fotografía publicitaria para centrarse en un estilo artístico más conceptual.





En 2003 se trasladó a la ciudad de Nueva York y comenzó a trabajar en lo que sería su serie Kusho. Es una impresionante colección abstracta creada a partir de la estela que deja la tinta china en movimiento por el aire. El resultado es la captura de la trayectoria del líquido justo en el instante en que éste parece estar congelado, dando la sensación de que se trata de preciosas y delicadas esculturas.





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