"Editorial Online de Atrapados por la Imagen, se complace en presentar una nueva entrega del escritor Oscar Zaitch."
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A QUÉ JUGAMOS
Claro que se merecía el ascenso. Habían sido largos e inhóspitos meses de soledad y distancia en su última asignación, llevada a término por sobre incontables dificultades. “Resultado muy satisfactorio” fue el veredicto que precedió a la promoción. Claro que el nuevo puesto tendría que iniciarse con una tarea delicada. Tendría que ver qué estaba pasando con un proyecto en curso.
La cosa no iba a ser sencilla. Con solo entrar al sector Demiurgia bastó para que el flamante Supervisor grado Delta tuviese claro que había problemas. Avanzando por los puestos de trabajo lo alcanzaba un silencio opresivo apenas cortado por saludos, susurrados por quienes querían disimular ausencia con poses reconcentradas. Distantes, se alcanzaban a percibir intercambios acalorados que cesaban a medida que se iba advirtiendo su presencia. Supo el Supervisor que un clima de inquietud mal disimulada iba a ser el marco inicial de la discusión-decisión que ya no se podía diferir más. No era el ambiente adecuado para tratarla pero los tiempos y esfuerzos invertidos apremiaban por medidas definitivas.
Recién promovido a su actual cargo, no conocía el contenido del Proyecto y había sido ese desconocimiento el motivo de su designación para evaluar su estado. Se había impuesto en la Dirección la idea de elegir una mente no contaminada por los vaivenes de lo hecho, para poder sopesarlo sin influencias.
Ponerse al tanto fue entonces su primer movimiento y requirió una descripción del proyecto antes de indagar por su estado. Pidió recibirla en reunión plenaria con todos los protagonistas. A pesar del bullicio que debería soportar le interesaba percibir los desacuerdos o al menos los distintos puntos de vista lanzados frente a todos.
Arrancaron los de Diseño, que por haber sido los gestores originarios de la idea tendrían que soportar el inicio de la indagatoria. Por supuesto defendían el proyecto, sentían como que les pertenecía. Se notaba en el énfasis no exento de orgullo con que aportaban la información. Todos acordaban en que el juego se llamaría Universo C, un nombre no objetado por los demás organismos, con ubicación asegurada ya que el sector Expansión le había asignado un espacio adecuado de cuatro dimensiones generosamente dotadas.
Lo interesante –este parecía ser el argumento más sólido, según ellos- es que no habría ninguna regla explícita, ninguna indicación o descripción que mostrara el propósito del juego o siquiera su sentido. Todo debía transcurrir de cualquier manera, con avances, retrocesos y direcciones cambiantes sin finalidad aparente. En esto es donde empezaban los desacuerdos; el funcionamiento, considerado caótico por el sector Conductas, no iba a dar lustre alguno a la Organización. Chocaron así expresiones como libertad, desorden, albedrío, éxito, extinción, hasta que el supervisor pidió pasar a los detalles del juego.
El Universo C tendría un número muy grande de especies, en ello se había puesto en juego la creatividad de Diseño, para nada escasa o mezquina. A las especies consideradas superiores –en una escala también objetada por otros sectores- se las había diferenciado en dos grupos. Estarían los individuos Cock por un lado y los individuos Cunt por otro. La diferencia fundamental entre ambos sería que los Cock dispondrían de una protuberancia y los Cunt una oquedad, cuya vinculación íntima daría origen a un nuevo individuo de alguno de los dos grupos. Es decir –hubo que repetirlo porque resultó difícil de comprender- los individuos no brotarían espontáneamente en el Universo C, cada aparición requeriría que un Cock introdujera su protuberancia en la oquedad de un Cunt, en un procedimiento necesario aunque no siempre eficaz y en última instancia decidido por los propios individuos.
¿Y el objeto de todo este suceder? Ninguno en realidad. Aparecer, subsistir, desaparecer. Secretamente, competir para mejorar y extender la subsistencia.
Algún gesto positivo del supervisor pareció mostrar que reconocía al juego como ingenioso pero no iba a elevarlo así nomás, sin escuchar todas las voces.
El turno del sector Conductas oscureció el tema. Para ellos el juego conduciría, sin mostrarlo, a un mero ejercicio de poder. A una disputa por su exclusividad. Parecía evidente que el primer símbolo de poder sería la protuberancia de los Cock, su tamaño y eficacia serían la escala natural para merecerlo. La consecuencia inevitable, el relegamiento de los individuos Cunt, Ellos sufrirían –como lo estaba estudiando el sector- de un síndrome de carencia inaceptable desde la Ética y riesgoso para la convivencia. Una falta de equidad que desluciría el juego.
La discusión tuvo otra vuelta de tuerca cundo intervino el sector Análisis, que si bien estuvo de acuerdo con Conductas en que el juego sería una disputa por Poder, los tildaron de ingenuos por localizarlo en los Cock. Sostuvieron que la última instancia de poder estaría sin duda en las oscuras, ocultas y misteriosas oquedades Cunt, primera y tal vez única motivación de la conducta de las especies.
El desorden se generalizó y los argumentos volaban en todas direcciones. Sólo la experiencia del supervisor consiguió detener el caos, informando que tomaba nota de todos los argumentos. Que con ellos y el informe de Control de Calidad podría elevar una recomendación.
De modo que toda la atención apuntó a los de Calidad, que sin duda tenían ya su propia postura. Con los datos de diseño ya habían armado un simulacro del Universo C, y venían estudiando su funcionamiento desde hacía un tiempo.
Resultó curioso escuchar que la opinión del sector se basaba en la de algunos individuos Cock; Un tal Barges o Borges citaba a otro tal Hume, que había aseverado "El mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio hacer, avergonzado de su ejecución deficiente; es obra de un dios subalterno, de quien los dioses superiores se burlan; es la confusa producción de una divinidad decrépita y jubilada, que ya se ha muerto"
Un silencio denso terminó todas las discusiones; el supervisor delta, sin decir nada se retiró, mostrando que no hacía falta comentar su decisión.
El Universo C fue cajoneado, pero se salvó por milagro de ir a la basura. Un desesperado esfuerzo logró que se permitiera continuar con el simulacro, si bien en una escala casi microscópica. Se eligió un pequeño fragmento de la infinita curvatura del todo, se lo etiquetó con el nombre “Earth”, donde se aceptó que siguiera transcurriendo el ensayo. El Supervisor Delta quedó encargado de registrar y dar cuenta de los vaivenes del experimento, participando en el mismo sin presencia visible...
La decisión sobre la viabilidad del juego espera entonces una evaluación definitiva para un instante después del fin de los tiempos.
Excelente y apasionante hasta el final!!!!gracias amigo por compartir tu obra literaria!!!
ResponderBorrarLa discusión queda abierta. Cuando aparece el Cock "ese", Barges, Borges o como se llame,😂, que cita a otro desquiciado, afirmando que "El mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún dios infantil, que lo abandonó a medio hacer, avergonzado de su ejecución deficiente", el debate puede ponerse interesante!Debate infinito....Muy bueno. Me gustó.
ResponderBorrarOscar un cuento distinto, que nos hace pensar situaciones, nos habla de la imaginación del autor y nos sorprende. Gracias amigo por confiar en Atrapados on line.
ResponderBorrarUn trabajo fascinante Oscar, felicitaciones!! letras que cautivan y atrapan de principio a fin. Me encantó!! Muchas gracias por esta nueva entrega!! Abrazos
ResponderBorrarGracias a todes. Acerca de la cita, les cuento que efectivamente es de Daniel Hume, un filósofo escocés de la Ilustración que interesaba a Borges. De modo que la cita está tomada de “El idioma analítico de John Wilkins”, de Otras inquisiciones, de JLBorges, un extraordinario relato que inspiró y motivó a Michel Foucault para su obra “Las palabras y las cosas”.
ResponderBorrarLa Tierra como un pequeñísimo, insignificante y desquiciado pedacito de la inmensidad universal
ResponderBorrarUn La Tierra como un pequeñísimo, desquiciado e insignificante pedacito de la inmensidad universal
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