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- Cuentos y Relatos -

"El regalo de J"

Relato Inédito de:  Susi Santiago

RL-2022-18030193-APN-DNDA#MJ

"Queridos amigos, Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio gratuito dedicado a nuevos artistas"

¡¡Gracias Susi, por esta una nueva entrega y por confiar en Atrapados, te deseamos muchos éxitos!!

"El regalo de J"

Sentada en su sillón preferido, ese, el de tapizado blanco que había pertenecido a su padre, M miraba fijamente la caja que había llegado esa mañana.

En su regazo, sus manos húmedas sostenían el sobre enviado por J con instrucciones para abrir la encomienda.

M odiaba que le dijeran qué, cuando y como tenía que hacer algo. Si esto sucedía, empezaba a sentir un profundo dolor en el alma, primero se agitaba, después se estremecía y luego empezaba a sangrar, un delgadísimo hilo rojo salía de su pie izquierdo.

Pero la curiosidad alimentaba su ansiedad y la incitaba a actuar. Observaba la caja piramidal construida en un bello cartón blanco, sedoso, con dos orificios circulares, uno cerca de la cúspide, otro en la parte media. Una cinta de seda roja con lunares negros fijada a un costado, formaban un elegante moño.

Pensaba si tendría que llamar a su vecina, la señora E, una anciana pequeña y frágil, pero con una fuerza increíble que hacía tintinear sus huesos como un llamador de lluvia  que vivía sumergida en sus recuerdos que la hacían estremecer de risa. M sentía una cierta envidia de esa alegría natural que a ella le costaba tanto. Decidió que no era necesario tener testigos de lo que pudiera acontecer.

J podía sorprenderla, guiarla a descubrir algo de si misma, algo que estaba persistentemente oculto y perfectamente remendado en un agujero de su alma, y sentía miedo, terror de soltar lo tan atesorado. Él sabía.

Se acercó y miró por el primer orificio. Suspiró con alivio al ver que solo era un girasol de jardín.

Giró lentamente y con pasos leves, salió a la galería, dejando tras de si una sutil línea roja y allí estaban ambos, el manzano y el limonero, fructificando.

Regalos de J.

 El manzano vino con orugas, tuvo que esperar el tiempo del enceste hasta que las mariposas salieron de su cuerpo agitando las culpas y llevándolas a otro cielo, fue cuando ella se sintió más liviana. 

El limonero la sorprendió, cuando una noche le colgó sus pensamientos lúgubres que se convirtieron en luciérnagas que hicieron de su jardín  un lugar más mágico y a ella, mas leve aún.

Siguiendo las instrucciones, llevó la caja a un lugar tibio, pero sin sol directo, puso una fuente con agua y se sirvió una copa de vino, entonces miró por el segundo agujero. Observó unas esferas negras brillantes que se iban rompiendo para dar lugar a unas bolitas rosas. El texto de J decía que debía que esperar dos horas mas. 

Se sentó en la mecedora de la galería, y entró en un ensueño reparador. El hilo de sangre se extendió hasta el piso blanco empezando a formar círculos rojos donde aparecían lunares negros. 

Las manchas, como pequeños insectos brillantes, semiesféricos,  tomaron impulso y volaron posándose sobre su pecho. Con sus patas empezaron a demoler muritos intrincados formados por miedos, vergüenzas, envidias y llantos que construían un laberinto que se hundían en el corazón.

 M sintió una alegría inaudita, una paz tan tangible que la hizo levitar, y comenzó a elevarse sobre las copas de  los árboles del jardín, en total entrega a esa nueva sensación de libertad.

 De la caja salieron cientos de Mariquitas (Vaquitas de San Antonio, Catarinas) que la acompañaban en su vuelo. Empezó a sollozar, no sentía ese alivio desde su niñez, cuando su abuela la hacía dormir meciéndole los miedos.

Su alma, dejó de sangrar.

J, a mil segundos de distancia, supo que el regalo había sido el correcto. 

Su Santiago

20200825

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