si ni siquiera él, hoy día, lo sabe
y a mi en la angosta lengua no me cabe
el extenso dolor de aquel hechizo.
No sé cómo logré salvar los dedos,
ni cómo llevo aún un par de brazos,
qué fuerza me arrancó de aquellos lazos,
qué arcángel me libró de tantos miedos.
Lo cierto es que el puñal no me ha quitado
la razón ni la paz ni la ternura
y que en la sangre roja me ha brotado
en vez de mil espinas, hilvanado,
un nuevo corazón con la blancura
de Lázaro, recién resucitado.
Ceci Alexander
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Maravilloso poema, bien acompañado de esta escultura tan particular! el Jardín Botánico es un lugar de poetas, muchas esculturas se basan en la 6° Sinfonía de Beethoven!!! gracias por tu arte querida Ceci!!!
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