RECORDANDO A MARIO BENEDETTI A 103 AÑOS DE SU NACIMIENTO
Mario Benedetti nació en Paso de los Toros (Tacuarembó, Uruguay) el 14 de septiembre de 1920, hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, quienes, siguiendo sus costumbres italianas, lo bautizaron con cinco nombres familiares como Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia.
La familia residió en Paso de los Toros durante los primeros dos años de vida del autor, para luego trasladarse a Tacuarembó y Montevideo. Allí, en 1928, Benedetti inició sus estudios primarios en el Colegio Alemán, al que seguirían el Liceo Miranda, donde realizó estudios secundarios de manera incompleta por las dificultades económicas familiares, y la Escuela Raumsólica de Logosofía.
Trabajó desde los 14 años en oficios tan diversos como cadete de un comercio de venta de repuestos de autos, administrativo en una inmobiliaria, taquígrafo, o empleado público. En 1939, acompañando como secretario al líder de la Escuela Raumsólica (de la que formaron parte también su familia y la familia de Luz López Alegre, quien después sería su esposa), se trasladó a Buenos Aires, donde hizo también un poco de todo, pero especialmente, según contaría más tarde, leyendo a Baldomero Fernández Moreno, descubrió su vocación de poeta. Volvió a Montevideo en 1941, donde pronto consiguió una plaza de funcionario en la Contaduría General de la Nación y donde, desde 1945 hasta 1974, con la clausura de la publicación, se integró en la redacción del semanario Marcha, un importante foro de reflexión y análisis clave en la cultura rioplatense, en el que se formaron hasta tres generaciones uruguayas de intelectuales (con Juan Carlos Onnetti, Eduardo Galeano, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti o Idea Vilariño como nombres principales) de cuya sección literaria Benedetti sería director en 1954.
Ese mismo año de 1945, publicó su primer libro de poemas, La víspera indeleble, que no se volvería a editar, y un año después, el 23 de marzo de 1946, contrae matrimonio con Luz López Alegre, su gran amor y compañera de vida, a la que conocía desde que eran niños. Un año más tarde el matrimonio recorre parte de Europa con los padres de Luz, en un viaje que será el preludio del que harán en 1957, mucho más largo.
De regreso en Montevideo, en 1948 dirige la revista literaria Marginalia y aparece su primera obra ensayística, Peripecia y novela (1948), a la que siguió su primer libro de cuentos, Esta mañana (1949), con el que obtuvo el Premio del Ministerio de Instrucción Pública, galardón al que Mario Benedetti accedió en repetidas ocasiones, hasta que en 1958 renunció a él por discrepancias con su reglamentación. Por esas mismas fechas participó activamente en el movimiento contra el Tratado Militar con los Estados Unidos, su primera acción como militante, y publica los poemas de Sólo mientras tanto (1950), editado por Número, una de las revistas literarias más destacadas de la época, de la que Benedetti fue miembro del consejo de redacción, y en la que se hizo cargo, también, de las ediciones de Marcel Proust y otros ensayos y El último viaje y otros cuentos, posteriormente integrados a otros títulos.
En 1953 aparece, Quién de nosotros, su primera novela, que, aunque bien recibida por la crítica, pasará casi desapercibida entre el público y tendrá que esperar al tirón del volumen de cuentos, Montevideanos (1959), en los que toman forma las principales características de la narrativa de Benedetti y, especialmente, al de su siguiente novela, La tregua (1960), para ser leída con atención. Fue esa última obra, La tregua, la que supuso la consagración definitiva del escritor y el inicio de su proyección internacional (la novela tuvo más de un centenar de ediciones, fue traducida a diecinueve idiomas y llevada al cine, el teatro, la radio y la televisión), que corren paralelas a la creciente relevancia de Benedetti como poeta desde el rotundo éxito que disfrutaron sus Poemas de la oficina (1956).
Pero ese año 1960 es una fecha significativa también para la trayectoria personal y política del autor, vivió cinco meses en Estados Unidos (y dijo que, se le «atragantó» por múltiples motivos: el materialismo, el racismo, la desigualdad), se adscribe abiertamente al grupo de intelectuales afines a la Revolución Cubana («un sacudón que nos cambió todos los esquemas, que transformó en verosímil lo que hasta entonces había sido fantástico, e. hizo que los intelectuales buscaran y encontraran, dentro de su propia área vital, motivaciones, temas y hasta razones para la militancia») y a raíz de todo esto escribe su primer texto, explícitamente comprometido, El país de la cola de paja (1960).
A inicios de los setenta estuvo a cargo de una cátedra en la Facultad de Humanidades y Ciencias, de la Universidad de la República. El Golpe de Estado de 1973 lo obligó al exilio. Primero en Buenos Aires, luego en Lima, en La Habana y en España (Palma de Mallorca y Madrid), fue siempre una voz disidente con el autoritarismo y defensora de los derechos humanos.
Fuera del país, su producción literaria continuó en todos los campos, alcanzando los puntos más altos de su poesía La casa y el ladrillo, una de sus mejores novelas, Primavera con una esquina rota y su obra teatral más representada Pedro y el Capitán. Proyecta en la prensa internacional, en especial en El País de Madrid, la tarea periodística que había ejercido en Uruguay.
Tras esos largos años en los que vivió y escribió alejado de su patria y de su esposa, quien tuvo que permanecer en Uruguay cuidando de las madres de ambos, Benedetti regresa a su país en marzo de 1983, se integra como Miembro del Consejo Editor en la nueva revista Brecha, que dará continuidad al proyecto interrumpido de Marcha, y sigue escribiendo, engrosando una ya extensa trayectoria poética: Preguntas al azar (1986), Las soledades de Babel (1991), El mundo que respiro (2001), Insomnios y duermevelas (2002), El porvenir de mi pasado (2003), Existir todavía (2004), Adioses y bienvenidas (2005), Testigo de uno mismo (2008), narrativa (Geografías, 1984, La borra del café, 1992, Andamios, 1996), y ensayística ,Perplejidades de fin de siglo, 1993) que disfruta de un reconocimiento internacional merecedor de innumerables premios y galardones.
Brinda recitales masivos, tanto de poesía, como de poesía y música, como ocurre con A dos voces, espectáculo que realiza con Daniel Viglietti. El disco El Sur también existe, de Joan Manuel Serrat sobre poesía de Benedetti, retoma la senda de las musicalizaciones de gran impacto popular, como habían sido años antes las realizadas por Alberto Favero y cantadas por Nacha Guevara, o aquel "Cielo del 69", musicalizado por Numa Moraes y grabado por Los Olimareños.
El autor repartirá su tiempo entre sus residencias de Uruguay y España hasta que tras el fallecimiento de su esposa en 2006 se traslada definitivamente a su residencia en el barrio Centro de Montevideo, Uruguay. Con motivo de su traslado, Benedetti donó parte de su biblioteca personal en Madrid al Centro de Estudios Iberoamericanos de la Universidad de Alicante que lleva su nombre.
En los últimos años la salud del escritor se resiente y es hospitalizado a menudo hasta que el 17 de mayo de 2009 muere en su casa de Montevideo, a los 88 años de edad. El gobierno uruguayo decreta duelo nacional y dispone que su velatorio se realice con honores patrios en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo. A los pies del ataúd se acumulan decenas de flores y bolígrafos que la gente deposita como último tributo al escritor. Al día siguiente el féretro es trasladado desde el Congreso hasta el Cementerio Central, donde se le rinde homenaje, en cortejo por las calles de Montevideo acompañado por miles de personas. Desde el 19 de mayo el cuerpo del poeta descansa junto al de su esposa Luz en el cementerio del Buceo de Montevideo.
Por testamento, deja creada la Fundación que lleva su nombre, para que promueva la literatura y los derechos humanos, en especial, los esfuerzos para dar con el paradero de los detenidos desaparecidos.
La vida de Mario Benedetti estuvo marcada por la literatura y por el compromiso con el prójimo.
ALGUNOS DE SUS POEMAS
Te quiero es, quizá, el poema más célebre de Mario Benedetti. No solo ha sido leído por muchos, sino que ha dado pie a las más hermosas canciones del repertorio latinoamericano. Benedetti repasa las razones de su amor, que no se limita al hechizo inconsciente.
Es un amor que mira el corazón del otro, y examina las fibras de su compromiso, ética y capacidad amorosa universal. Amante y amada se encuentran en las luchas de la vida, comparten sus esfuerzos, miran y aman a su país. Es un amor que no se contenta con un mundo interno, sino que se expande en la pertenencia a un todo.
TE QUIERO
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
Y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
Te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
En este poema, Hagamos un trato, Benedetti representa el amor como un compromiso que se ofrece. El amante es la ofrenda. No pide más que ser reconocido así, como ofrenda de entrega, de solidaridad, como presencia amorosa que respalda. El término "compañera" sorprende. No se refiere al sujeto amado como amante, sino como un igual con quien existe un pacto de complicidad, algo que trasciende el eros y que se afianza como un valor.
HAGAMOS UN TRATO
Hagamos un trato
Compañera, usted sabe que puede contar conmigo
No hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo.
Si alguna vez advierte que la miro a los ojos
Y una veta de amor reconoce en los míos
No alerte sus fusiles, ni piense: ¡qué delirio!
A pesar de la veta, o tal vez porque existe
Usted puede contar conmigo.
Si otras veces me encuentra huraño, sin motivo
No piense que es flojera, igual puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato: yo quisiera contar con usted
Es tan lindo saber que usted existe
Uno se siente vivo
Y cuando digo esto, quiero decir contar
Aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco.
No ya para que acuda, presurosa, en mi auxilio
Sino para saber, a ciencia cierta
Que usted sabe que puede contar conmigo.
NO TE RINDAS
ALGUNAS DE LAS FRASES MÁS BELLA DE BENEDETTI
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•Tengo la teoría de que cuando uno llora, nunca llora por lo que llora, sino por todas las cosas que no lloró en su momento.
•Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.
•Ojalá que la espera no desgaste mis sueños.
•Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que sale del corazón
•Sé que voy a quererte sin preguntas, sé que vas a quererme sin respuestas.
•Cuando los odios andan sueltos, uno ama en defensa propia.
•Nadie nos advirtió que extrañar es el costo que tienen los buenos momentos.
•Te espero cuando mires al cielo: tú allá, yo aquí.
•Todos los amores eternos terminan por ser los más breves.
•Yo no sé si Dios existe, pero si existe sé que no le va a molestar mi duda.
•La mariposa siempre va a recordar que fue un gusano.
•Que te quede bien claro: allí donde acaba tu boca, empieza la mía.
•El que hace trampa es porque no tiene el coraje de ser honesto.
•Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas.
•Ya casi es hora de que empiece a dedicarte mi insomnio.
•Cada vez que te enamores no expliques nada a nadie, deja que el amor te invada sin entrar en pormenores.
•Quién lo diría; los débiles de verdad nunca se rinden.
•Si habito en tu memoria no estaré solo.
•Necesito no caer en el remoto riesgo de necesitarte.
•Cuando tengo preocupaciones, miedos o una historia de amor, tengo la suerte de ser capaz de transformarlo en un poema.
•Sus labios eran una caricia necesaria, cómo podía haber vivido hasta ahora sin ellos.
•No sé tu nombre, sólo sé la mirada con que me lo dices.
•Lo que uno quiere de verdad, es lo que está hecho para uno; entonces hay que tomarlo, o intentar. En eso se te puede ir la vida, pero es una vida mucho mejor.
•Me gusta el viento, no sé por qué, pero cuando camino contra el viento parece que me borra cosas. Quiero decir: cosas que quiero borrar.
•En este mundo tan codificado con internet y otras navegaciones, yo sigo prefiriendo el viejo beso artesanal que desde siempre comunica tanto.
•Usted no sabe cómo yo valoro su sencillo coraje de quererme.
•Lo que más me gusta de vos es algo que no habrá tiempo capaz de quitártelo.
•No sé por qué, pero hoy me ha dado por extrañarte, por echar de menos tu presencia.
•Ella no decía nada. Le gustaba que él le dijera cosas, pero ella callaba. Solo sus manos y sus ojos hablaban y eso bastaba.
•Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor.
Trabajo de investigación y edición: Isa Santoro
Administradora de Atrpados por la Imagen
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Hermoso homenaje, para este gran artista, que tanto nos enseñó a través de su literatura! Me encanta tu trabajo, muchas gracias amiga!!
ResponderBorrarMuchas gracias, amiga, está hecho con mucho amor, es una profesión que amo y me gusta poder dar a conocer un poco más de estos extraordinarios autores. ❣️
BorrarIsa , precioso trabajo para reconocer a tan destacado escritor, las citas y poemas elegidos son dignos de recordar.!! Muchas gracias por tu investigación , amiga!!!
ResponderBorrarMuchas gracias, amiga! Sé que te gusta mucho la poesía y Benedetti, es un poeta increíble, un escritor maravilloso, sin duda! ❣️❣️
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