Cuentos y Relatos Presenta...
"Blanca"
Del escritor:
EMILIO BERTERO
"Artista de Atrapados por la Imagen"
- Cuento inédito -
Ilustración: imagen libre de la Web
Editorial Atrapados por la Imagen, es un espacio dedicado al arte.
"Blanca"
Emilio
Bertero
En la tarde de San Patricio, desmintiendo a
sus años, Blanca caminaba de prisa sin dificultad. Apretaba entre las manos su
billetera de piel, la que todavía se reconocía fina y delicada.
¡Qué dice buena moza!, la saludó el florista
alcanzándole una rosa amarilla, que Blanca agradeció con un susurro tímido, aún
a sabiendas de que, el hombre se la regalaba porque la flor ya estaba cercana a
su marchitez. Con una sonrisa casi radiante, la mujer la olió mientras cruzaba
la calzada por la mitad de la cuadra, acto que le valió una reconvención de un
agente de la policía, en un tono más cariñoso que admonitorio. No se enoje que
estoy apuradísima, le replicó sin detener su andar. ¿De compras Blanquita?,
adivinó el dueño del quiosco de diarios y revistas situado frente al
supermercado. Qué se piensa este confianzudo llamándome Blanquita,
reflexionó la anciana mientras apuraba el paso y apenas respondía con un seco
ademán: el diarero le caía definitivamente antipático.
Blanca se dirigió a la góndola de las bebidas
y la recorrió lentamente, con placer y sin urgencias, observando con autoridad
la etiqueta de los vinos. Al fin cargó dos botellas de un Cabernet Sauvignon
del 94, una muy buena cosecha. Y haciendo un gesto parecido al de quien concede
una golosina a un niño, también un pack de latas de una cerveza inglesa
bastante cara. En la panadería, pidió al encargado que le pesara un surtido de
panecillos caseros saborizados. Ignorando el fastidio del muchacho, los eligió
señalándolos uno por uno. Después de comprobar el punto de madurez oliéndolas a
través de sus cajitas transparentes puso en el carro frambuesas y arándanos
del sur. Se entretuvo un largo rato escogiendo endivias y tomates Cherry.
Sostuvo las dos bandejas elegidas una junto a la otra y sonrió satisfecha al
comprobar el contraste de colores. Blanca parecía disfrutar con intensidad cada
uno de los momentos de su compra. Aunque algo contrariada por el frío junto a
las carnes refrigeradas, inspeccionó con detenimiento tres o cuatro piernas de
corderito patagónico, hasta seleccionar una que la conformó. Se congratuló
viendo que ese día había fines herbes frescas para la manteca del
condimento y se apoderó feliz de un atadito muy aromático. Por último —tras
paciente examen de experta— llevó de los ultracongelados ostras chilenas de las
grandes. Camino a las cajas, recogió una bolsita de arroz en oferta.
Ya era de noche. Se olía a viejo y a húmedo,
pero los enormes ambientes y el antiguo mobiliario lucían limpios y pulcros.
Blanca salió del dormitorio principal abrazando un portarretratos de alpaca.
Fue hacia la sala. Estaba encendida solamente una de las lámparas de una araña
de caireles que en su tiempo debió haberse visto majestuosa. La mujer tomó
asiento en el taburete frente al piano y apoyó el portarretratos de modo que le
quedara bien a la vista. Un hombre, dos jovencitos y una niña, le mostraban sus
risas congeladas en una fotografía amarillenta. Blanca, canturreando quedamente
y tocando una tradicional melodía irlandesa, daba inicio a su fiesta. En la
cocina del caserón, hervía una cacerolita con arroz.
Allá en el supermercado, un cadete
malhumorado devolvía a su sitio los vinos, la cerveza, los pancitos, las frutas
y verduras, el corderito, las fines herbes y las ostras, abandonados en
un carro cerca de la línea de cajas. Alguna gente debe estar loca, pensó con
ligereza.
"Blanca"
Cuento inédito, Edición Atrapados por la Imagen.
Diseño: Laura Jakulis

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Como siempre en el final está la vida cotidiana, bravo Emilio
ResponderBorrarQue bueno ver esta publicación tuya bravo Emilio!!!
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