martes, 6 de febrero de 2024

Artístas latinoamericanos presenta: OSWALDO GUAYASAMÍN



EL PINTOR DEL LLANTO, LA IRA Y LA TERNURA



Oswaldo Guayasamín nació el 6 de Julio de 1919, en Quito, Ecuador. Fue el mayor de 10 hermanos, en una familia humilde. Su padre, de descendencia indígena, José Miguel Guayasamín trabajó primero como tractorista y luego como chofer de taxi. Su madre, Dolores Calero, de descendencia mestiza se dedicó siempre al hogar y a sus hijos.





La muerte de su madre, a los 46 años, tras una vida de privaciones y pobreza dejó una profunda huella en el niño Oswaldo quien a los siete años ya revelaba su vocación artística y pintó sus primeras obras, desvelándose por encontrar un lenguaje propio.


Su vida académica fue complicada. Expulsado de seis colegios por “falta de talento” y mientras su padre lo forzaba para que fuese un chico normal, como sus hermanos, que estudiaban una profesión, Guayasamín estudia el rostro -en serio y en broma- de sus maestros que lo sacaban de clase por caricaturizarlos, uno de ellos llegó a decirle «hazte zapatero... porque no sirves para nada». Excepto para pintar.




En 1933 ingresa a la Escuela de Bellas Artes y allí también choca con los moldes y las tradiciones, pero pronto es el alumno más destacado y al mismo tiempo el mejor maestro. Sus cuadros impactan a todos cuantos los ven.


Su primer encuentro con la crueldad de la vida, el azote de la violencia y la injusticia de los asesinatos, se plasma en el cuadro que titula "Los Niños Muertos" que recoge la brutal escena de un grupo de cadáveres amontonados en una calle de Quito, entre los que se ve un chico de su barrio, su mejor amigo, de apellido Manjarrés, muerto por una bala perdida.






Desde entonces asume una posición frente a las crueldades e injusticias de una sociedad que discrimina a los pobres, a los indios, a los negros, a los débiles.


Su nombre y ascendencia indígena, la pobreza de su infancia, el asesinato de su amigo, la crisis agobiante de los años 30, la Revolución Mexicana, la Guerra Civil española, y todo lo que fue sucediendo en el mundo le hicieron ver y sentir una realidad que se agudizaba con el paso del tiempo y frente a la cuál asumió una actitud ideológica que se refleja en su concepción plástica y su actitud política.


En 1940 se gradúa de pintor y escultor en la Escuela de Bellas Artes y en 1942 gana sus dos primeros premios, uno en el Salón Mariano Aguilera. Y el segundo, en 1956, su cuadro “El Ataúd Blanco” gana el Gran Premio de Pintura de la III Bienal Hispano-Americana de Arte. En 1957 gana también el Primer Premio de la Bienal de Sao Paulo, y a estos se unirían en el futuro, otros premios de reconocimiento internacional.





En su primera exposición,  recibe la visita de  Nelson Rockefeller, en ese entonces encargado de Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, quien quedó impresionado con el trabajo de Guayasamín, le compró cinco cuadros y poco después gestionó una invitación para que el pintor  fuera a visitar y expusiera en Estados Unidos por siete meses, tiempo que Guayasamín aprovechó para visitar todos los museos posibles en el país anglosajón y conocer el trabajo de artistas de nivel mundial como El Greco, Goya, Velásquez, Picasso, Renault, Orozco, entre otros.


Con el dinero ahorrado en Estados Unidos viajó a México con el objetivo de conocer a Orozco a quien admiraba profundamente, durante su visita conoció también a Diego Rivera y de ambos aprende la técnica de pintar al fresco.





Su primera serie de 103 cuadros fue "HUACAYÑAN", que en quechua significa "El Camino del Llanto". Esta serie relata la miseria y sufrimiento que Guayasamín vio en los pueblos aborígenes de América Latina.




A lo largo de su vida viajó a varios sitios en el mundo como China, India, URSS, Egipto, Grecia, y toda Europa, pero especialmente a Cuba, donde germina una gran amistad con Fidel Castro, al que pintó varios retratos.




Aunque nunca se afilia a partido político alguno, siempre milita en las causas de solidaridad con los pueblos oprimidos, en la lucha por la integración latinoamericana, contra las dictaduras, contra los abusos y agresiones de los países poderosos e imperialistas; por la Paz.




En 1961 empieza su segunda serie, “La Edad de la Ira”, con la cual quería mostrar los lugares y hechos que se convirtieron en mataderos de la humanidad durante el siglo XX, como fueron los campos de concentración nazis, la guerra civil española, las dictaduras en América Latina, las bombas de Hiroshima y Nagasaki, las invasión a Playa Girón en Cuba, entre otros. Esta serie, decía, - quedará inevitablemente inconclusa, puesto que es parte de un proceso histórico todavía en marcha.




En 1976 crea junto con sus hijos la Fundación Guayasamín, y a través de ella dona al Ecuador todo su patrimonio artístico, con el que organiza tres museos: Arte Precolombino (más de 2.000 piezas), Arte Colonial (más de 500 piezas) y Arte Contemporáneo (con más de 250 obras). En este último se exhiben los cuadros pertenecientes a la Edad de la Ira, la cual fue donada en su totalidad para evitar que se dividiera, como pasó con Huacayñán.








A partir de los años 80 empieza una nueva serie: Mientras Viva Siempre te Recuerdo, también conocida como la Edad de la Ternura o simplemente La Ternura, en homenaje a su madre, la cual da un giro esencial a los trabajos de Guayasamín. Es una declaración de amor a su madre, quien lo apoyó desde el principio a ser pintor, un “homenaje a la mujer de la tierra, una defensa de la vida, la defensa de los Derechos Humanos”.





Realizó exposiciones monumentales -más de 200 individuales- en los museos más importantes de Francia, España, Italia, la ex-URSS, Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria, México, Cuba, Colombia, Venezuela, Perú, Chile, Argentina, etc. Pintó a grandes personajes contemporáneos, escritores, artistas, políticos, estadistas. Entre ellos se destacan Juan Ramón Jiménez, Pablo Neruda, Juan Rulfo, Gabriela Mistral, Fidel Castro, Benjamín Carrión, Gabriel García Márquez, Ernesto Cardenal, Danielle y Françoise Mitterrand, el Rey Juan Carlos de España, la Princesa Carolina de Mónaco y muchos otros como para llenar un libro. Este libro, en efecto, existe.




A partir de 1996 inicia en Quito su obra más importante, el espacio arquitectónico denominado "La Capilla del Hombre" como un homenaje al ser humano, especialmente al pueblo latinoamericano con su sufrimiento, luchas y logros, pasando por el mundo precolombino, la conquista, la colonia y el mestizaje.




Nota e investigación realizada por: Laura Jakulis
fundadora de ATRAPADOS POR LA IMAGEN





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

deja tu comentario gracias!