¡Ay decir sin decir debo esta noche!
Y por eso me sirvo de la espada;
porque no haya la duda o el reproche,
será mi propia lengua, degollada.
Que venga a recoger fúnebre coche
nombres, verbos, la música heredada
y que sea un peñasco el postrer broche,
que la deje por siempre sepultada.
Amar, temer, partir, es su conjuro.
Estar, tener y ser, su encrucijada.
Ni una palabra quiero ni una sola
que me pueda enredar. Silencio puro,
me guarde y acaricie en su lazada,
como el bucle al hervor blanco de la ola.
Ceci Alexander.

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¡Durisimo poema Ceci!!!! Me encanta!!! Gracias por tu arte!!!
ResponderBorrarCeci valoramos que compartas con nosotros tus sentidos versos , bellas fotografías acompañan.Gracias amiga por tu trabajo.
ResponderBorrarGracias a ustedes por el espacio y la siempre bienvenida!
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