Cuentos y relatos Presenta :
"El clavito de la puerta"
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¡El arte de todos!
¡¡Felicitaciones Cristina, por esta nueva entrega,
te deseamos muchos éxitos!!
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"El clavito de la puerta"
Era víspera de Navidad; Fede me había sugerido poner un clavito en la puerta, cuando me vio buscar sin resultado un lugar para el motivo Navideño. Su mirada de niño lo llevó al lugar indicado. Aunque estaba recién barnizada acepté la propuesta y lo clavé, del medio hacia arriba. Daba a la calle, en un lugar donde el adorno se veía bien.
Quedó perfecto. Colgados ahí lucían en plenitud los distintos motivos que engalanaron el ornamento de varios años. Muchas navidades, tantos recuerdos. La llegada de mis viejos, los abrazos intensos, la mayonesa casera de mamá. Mi hermano venía desde Dolores en auto cargado hasta el tope. Cordero, lechón, vinos deliciosos. Los fuegos artificiales que emocionaron y sorprendieron a nuestros hijos. Eran verdaderos festejos.
Celebrar la vida como única consigna. Todos disfrutamos esos encuentros cada año. En una oportunidad Luis quiso retocar el barniz de la puerta y me pidió una pinza para sacar el clavito ya oxidado, no entendía para qué dejarlo. Menos mal que me la pidió, porque si lo hacía por su cuenta, el enojo hubiera sido feroz. Se sorprendió al verme tan exaltada por un minúsculo clavito. Insistí que no quería sacarlo. Hacía mucho que estaba y no molestaba. Además cada año cumplía su función. Desde el ocho de diciembre hasta el seis de enero era un sostén importante de las fiestas.
Cuando estaba mamá, proponía cambiar el decorado, me negué siempre.
Son esas pequeñas cosas que trascienden el valor del objeto en sí. El significado es privativo, tan personal, difícil de poner en palabras.
Lo habíamos comprado en la ferretería de Carlos hacía muchos años, con Mario, un gran amor. Ese que no se olvida, aunque te adaptes a vivir sin su presencia. Aunque puedas reírte, disfrutar y volver a enamorarte. Han pasado muchos años desde aquéllas navidades, más de cuarenta. El clavito sigue ahí, oxidado pero firme en la espera. Cada año me interpela antes de colgar el adorno. En voz baja me pregunta cuántas veces podré repetir la misma ceremonia.
Cuándo ocurrirá que algún hijo, un nieto, alguien, decida sacarlo porque esté demasiado oxidado.
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Cristina 7/23
Buenos Aires - Argentina
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excelente maravilloso .. saludos Ricky
ResponderBorrarCris, realmente un cuento conmovedor y maravilloso!! Lograste darle vida a algo inanimado.
ResponderBorrarQué siempre siga ahí, ese clavito, cumpliendo su función de adornar, cada año, esa puerta. Las generaciones irán pasando, y él tendrá la dicha de conocer a todos...y cada una de sus historias.
Felicitaciones, amiga!!
Cargado de emoción y sentimiento. Hermoso relato.
ResponderBorrar¡Querida Cristina, debo admitir que tu relato me colmo de emoción, mientras lo leía, pude ver a la familia reunida, los niños corriendo, las luces encendidas, alegres inolvidables, como aquel amor por Mario, las idas y vueltas de la vida, el paso de los años, reflejado en este clavito oxidado, pero mientras siga allí, todos los recuerdos seguirán festejando la llegada de una nueva navidad!!! Gracias por confiar tu arte, en Atrapados!! beso grande!
ResponderBorrarEl tesón del clavo enmohecido que aún viejo y ruin vuelve a ser clavo y no en vano,
ResponderBorrarPrecioso!!!!
Cris, cálido, muy sentido. Abrazos
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