CAFÉ MARGOT, UN TÍPICO CAFÉ PORTEÑO
Buenos Aires cuenta con cafés y bares que han sido escenario de importantes actividades culturales y que, por su antigüedad, arquitectura o relevancia local, son declarados Cafés Notables y forman parte oficialmente del Patrimonio Cultural de la Ciudad.
En el barrio de Boedo , en la esquina de la Avenida Boedo y el antiguo Pasaje Camio (Ahora llamado San Ignacio) funciona el Café Margot , un lugar destacado y popular entre los turistas.
Hoy, en Domingos de Curiosidades, voy a contarte su historia y algunos detalles que, tal vez, no conocías.
la historia
El histórico edificio donde está actualmente ubicado Café Margot, en Av. Boedo 857, data de 1904 y fue diseñado por el constructor y arquitecto italiano Lorenzo Berisso.
De aquella época se mantiene la fachada y estructura: techos altos con durmientes de madera, paredes de ladrillos a la vista y los bellos pisos damero originales, entre otras reliquias de antaño.
Desde sus inicios en aquella esquina hubo diferentes emprendimientos gastronómicos. En la década del 20´ allí funcionó la reconocida bombonería “Roses” con local y fábrica abierta al público. Dos décadas más tarde, abrió sus puertas la mítica confitería Trianón (que hoy se encuentra a media cuadra en Av. Boedo 845). Dicen que fue en aquella época, cuando a sus anteriores dueños españoles, don Gabino Torres y su esposa María, se les ocurrió la fantástica idea de comenzar a ofrecer un novedoso sándwich de pavita al escabeche.
“Boedo y San Ignacio. En esta tradicional esquina, en la década del 40, se inventó el sándwich de pavita”, afirma un antiguo cartel de chapa con fileteado porteño en la entrada de Café Margot, un clásico del barrio de Boedo.
La fórmula es sencilla y sabrosa: pan casero, pavita al escabeche, tomate, lechuga y algún aderezo según el gusto del comensal. Su fama logró traspasar generaciones y conquistó paladares de políticos, artistas, escritores y habitués.
Corrían los años 50, cuando el entonces presidente Juan Domingo Perón recorría la Avenida Independencia junto a su comitiva. Al llegar a Boedo, decidió hacer un desvío inesperado que sorprendería a todos.
Perón ordenó detener los vehículos en la esquina de San Ignacio, y ante la mirada atónita de los vecinos, bajó del coche y entró a Trianón. El motivo de su visita era simple pero significativo: deseaba probar el famoso sandwich de pavita en escabeche del que tanto había escuchado hablar.
En aquella época María y Gabino Torres, dueños de Trianón, conocieron a Julio Durán un proveedor de hielo. Con el tiempo cosecharon un vínculo de amistad. Enseguida, Don Durán se volvió fanático del sándwich. En el descanso de su jornada laboral de repartos por el barrio, se acodaba en la barra para deleitarse con su sabor inigualable. Una tarde, entre charlas y anécdotas, el matrimonio le confesó los secretos de aquella receta. Él la atesoró para siempre en su memoria.
Tiempo después, Trianón se mudó a media cuadra y en 1986 aquella mítica esquina se reinventó como restaurante. Un año más tarde, cambió nuevamente de rubro: se convirtió en una fábrica de pastas italianas: “Lo Pienso Io”. Su identidad definitiva llegaría en 1994 con Café Margot, nombre en homenaje a un tango de 1919 con letra de Celedonio Flores y musicalizada por Carlos Gardel y José Ricardo.
Cuando el bar abrió sus puertas Pablo Durán, uno de los hijos del antiguo proveedor de hielo y dueño del Margot, en ese momento, recordó la inigualable receta del sándwich de pavita que tantas veces le había mencionado su padre. Le traía gratos recuerdos. En su honor lo incorporó en el menú. Así, regresó este clásico entre dos panes.
Lo que hoy es el Café Margot no sólo alimentó a políticos, también fue punto de encuentro para escritores, anarquistas, futbolistas y tangueros. Por sus mesas pasaron Julio De Caro, Homero Manzi, Ringo Bonavena, el Mono Gatica, y hasta escritores de renombre internacional como Mario Vargas Llosa, Juan Villoro y Julian Barnes. Su salón, bohemio y cálido, parece detener el reloj.
Uno de sus hitos más poéticos ocurrió gracias al ingeniero y poeta José Muchnik, oriundo de Boedo y radicado en Francia. Fue él quien impulsó la hermandad entre el Café Margot y la brasserie Le Petit Diable de Toulouse, consolidando un lazo cultural entre dos mundos unidos por el café, la palabra y la nostalgia.
Por "El Margot" han pasado desde el ex jugador de fútbol José Francisco Sanfilippo; el recordado Gerardo Rozín hasta la banda de rock Attaque 77, artistas, políticos, escritores y deportistas unidos por un sándwich.
En 1999, el café fue declarado "Bar Notable" por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un reconocimiento que destaca su valor histórico y cultural. Hoy en día, Café Margot sigue siendo un ícono de Boedo, ofreciendo a sus visitantes una experiencia única que combina historia, cultura y gastronomía.
Además, obtuvo varios reconocimientos, entre ellos un diploma de la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires por su participación en el Programa “Buenos Aires lee”, y otro del Museo de la Ciudad, que lo declara “Testimonio Vivo de la Memoria Ciudadana”.
El Café Margot es más que un simple café; es un pedazo vivo de la historia de Buenos Aires.
Sin duda, es un destino imperdible tanto para los vecinos del barrio como para aquellos que desean explorar la esencia auténtica de la ciudad.

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¡Adoro este café con historia! Gracias por compartir esta valiosa nota en Atrapados. Es imprescindible no perder detalle de esta hermosa historia. ¡Gracias por tu dedicación y amor! ¡Feliz día, querida amiga!
ResponderBorrarLaura, gracias amiga, me alegra que te haya gustado! Es hermosa la historia de la bares notables!! Feliz día para vos también, amiga! Abrazo!!💜💚
BorrarExcelente relato sobre un pedacito de historia del Café Margot con su curiosidad sobre el " Se me hace agua la boca ", Sandwich de pavita al escabeche. Te felicito, ISA y aprovecho para desearte Feliz día de la Madre. Cariños !!!
ResponderBorrarGracias Silvita, tengo que ir a probarlo, lo confieso. Me alegra que te haya gustado la nota. Abrazo grande, amiga!💜💚
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